El Teatro Kamikaze resiste y no abandonará el Pavón
Miguel del Arco anuncia que el proyecto seguirá adelante tras hacerse efectivo el apoyo económico de las tres administraciones públicas
Madrid
El pasado mes de junio, en la presentación a la prensa de su tercera temporada, los cuatro responsables del Pavón Teatro Kamikaze -Miguel del Arco, Israel Elejalde, Aitor Tejada y Jordi Buxó- anunciaban que sería su última temporada y que abandonarían el teatro: "No somos sostenibles, ni lo seremos. El modelo de producción no es rentable. Abandonamos el Teatro Pavón" dijeron.
Este martes, en declaraciones a la SER, Miguel Del Arco asegura que resisten y anuncia que no abandonarán el teatro: "Seguimos, aunque no ha cambiado nada radicalmente. Con el órdago que hicimos, con la decisión de marcharnos porque no llegábamos a más, se han concitado y se han cerrado las subvenciones de las tres administraciones que van a facilitar el alquiler. Pero llegamos solo a eso, a intentar cubrir el alquiler, porque la producción sigue siendo nuestra. No es que nos hayan facilitado la vida y ahora nos rasquemos la barriga".
El Kamikaze, galardonado en 2017 con el Premio Nacional de Teatro, percibe sendas subvenciones nominativas de 150.000 euros procedentes del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid, además de una aportación de 95.500 euros del Ministerio de Cultura.
"Hemos decidido que seguimos adelante. Tenemos un contrato de 5 años y estamos en nuestra tercera temporada, es decir, que tendríamos dos temporadas por delante y nuestra idea es completar ese tiempo de alquiler", añade el director de escena, aunque no descarta la posibilidad de que la última temporada sea en otro espacio.
Sin embargo, una vez finalizado el contrato de cinco años con los propietarios del teatro -Amaya Curieses y José Maya-, Del Arco no cree que el proyecto permanezca allí: "Dudo mucho que me siente después a volver a negociar con el dueño después de todo, por la incapacidad que tiene de sacar adelante este espacio y de dotarlo, con lo que está cobrando, para convertirlo en un teatro del siglo XXI".
Un edificio que hace unos meses Aitor Tejada calificaba de "desastroso", por el que anualmente pagan 360.000 euros en concepto de alquiler, a los que se suman otros 140.000 euros de gastos de electricidad y mantenimiento. “Este teatro no vale el dinero que pagamos por el alquiler. El deterioro del edificio es evidente. Es un centro sin dotación técnica, con goteras y en el que hemos sufrido cortes de luz”, explicaba Tejada, mientras Del Arco criticaba el poco interés de las administraciones públicas en el proyecto, de las que solo habían recibido "palabras, palabras y palabras”.
El hecho de que aquellas palabras se hayan convertido en aportaciones económicas reales les da oxígeno, pero aclara que no les garantiza demasiada tranquilidad: "Nos mantenemos a duras penas. Lo de antes era seguir acumulando y hubiéramos sido idiotas de seguir porque hubiéramos acumulado una deuda que nos hubiera costado diez años de trabajo cubrir, y ahora esta dotación hace un poco más fácil y más factible la idea de seguir con ese pensamiento kamikaze de seguir adelante pero no nos cubre de tranquilidad, en absoluto".