Sociedad

Ellos, informáticos y ellas, profesoras

Los grados en Informática y Educación son los menos paritarios de la universidad española. Los expertos advierten de las consecuencias económicas y sociales que tiene el desequilibrio por géneros en la elección de estudios universitarios.

EFE

Madrid

Estos datos reflejan un problema: casi el 88% de los alumnos de nuevo ingreso en Informática son hombres, en Educación, sin embargo, prácticamente el 80% son mujeres. No es una situación nueva pero las últimas cifra publicadas por el Ministerio de Educación vuelven a alertar del fuerte sesgo que existe en algunas carreras universitarias. Un desequilibrio del que también han advertido organizaciones internacionales como la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).

Las mujeres son mayoría en la universidad: suponen el 54,4% de los nuevos matriculados frente al 45,6% de hombres. Ellas copan ramas del conocimiento como la mencionada Educación, Salud y servicios sociales (71% de nuevos matriculados), Artes y Humanidades (60%), Ciencias Sociales, periodismo y documentación (61%) y Negocios, administración y derecho (51,7%). Los hombres son más - al margen de Informática - en Ingeniería, industria y construcción (73,8%), Servicios (56%) y Ciencias (52,3%). En Agricultura hay paridad (50,3% mujeres y 49,7% hombres).

María José Martín Rodrigo, profesora de Económicas y Empresariales en la Universidad de Comillas, dedicó la ponencia inaugural de este curso al tema "Influencia de los estereotipos de género en la elección de los estudios universitarios". Para Martín Rodrigo la causa de este desequilibrio es fundamentalmente, cultural: "Yo creo que la mayor explicación la encontramos en los estereotipos de género que han condicionado durante muchísimos años la manera en la que a las mujeres y los hombres se les exigen determinados roles y esto se traslada a la elección de los estudios universitarios", explica a la Cadena SER. "Estos estereotipos, que están marcando nuestra elección, se han trabajado a nivel social desde la familia, desde el sistema educativo, desde el sistema productivo... y de alguna manera hemos hecho un imaginario de género que condiciona a unos y a otros a elegir estudios distintos".

En su ponencia esta experta en el mercado laboral y los recursos humanos incidía en como los padres condicionan a sus hijos con la elección de terminados juegos o actividades extra escolares: "Los progenitores y/o tutores, tratan a los niños y niñas de manera diferente en virtud de unos códigos de socialización diferenciada según el sexo y proyectan expectativas marcadas por el género. Así, creer que las niñas destacan en lengua y los niños en matemáticas, les hace infravalorar la inteligencia matemática de las niñas y la capacidad de expresión oral y escrita de los niños. y lamentablemente, sus dotes como educadores e incluso los recursos educativos que utilizan, giran en torno a estas ideas preconcebidas: utilizan un tipo de lenguaje cognitivo diferencial, dedican su tiempo a explicar a los niños materias de ciencias pasando en cambio más tiempo de lectura recreativa con las niñas, incluso realizan una adquisición sexista de juegos y material educativo. Estos estereotipos negativos en el ámbito familiar condicionan de manera muy sesgada, la autopercepción que tienen chicos y chicas sobre sus capacidades cognitivas".

Las diferencias se reproducen en la escuela. Allí las encontramos en los libros de texto: "los modelos históricos de sabios o personas que se orientan a la actividad científica y que, están representados en los libros de texto son modelos masculinos prácticamente en su totalidad. Este hecho, hace que las asignaturas técnicas y de ciencias suelan asociarse a la masculinidad, a un alto grado de dificultad cognitiva" y también en los profesores: "el hecho de que los alumnos varones en una clase de ciencias, intervengan con más frecuencia, hace que el/la profesor/a, les dedique más atención reforzando en ellos la curiosidad y aptitudes exploratorias idóneas para la ciencia; en cambio, la actitud discreta de las chicas que asimilan sosegadamente las tareas que se las piden, es percibida por los docentes «como una conducta compensatoria de menores capacidades intelectuales", escribe la profesora en su ponencia

"Se frustran muchísimas potencialidades", incide María José Martín por teléfono. "La biología de hombres y mujeres nos permite un abanico grande de probabilidades pero esas posibilidades se van como acotando por los mensajes que han elegido las sociedades y que son más aceptados". En su ponencia Martín Rodrigo llega a relacionar los estereotipos de género con las razones que llevaban a hombres y mujeres a elegir un determinado grado universitario: "Parece que las chicas atienden a motivaciones intrínsecas pensando en la realización de estudios de manera vocacional y por las que sienten mucho interés y satisfacción, en cambio, los chicos eligen en función de factores extrínsecos como el retorno de éxito, poder y economía que pueden conseguir con los estudios elegido".

Los datos de la OCDE - que la docente reproduce en estudio- advierten además de las consecuencias que estas elecciones tienen para la carrera laboral de las mujeres y, por tanto, para la economía de los países: "El 88% de las personas que estudiaron una carrera de las áreas de ingeniería, producción industrial y construcción, tienen una tasa de empleo un 6% superior que las que estudian humanidades, idiomas y artes o formación del profesorado. Las tasas de empleo de las mujeres son menores en parte, debido a que cursan mayoritariamente este último tipo de estudios". Eso supone también menos salarios: "Las profesiones que se incluyen en el ámbito de la formación del profesorado y ciencias de la educación tienden a tener ingresos más bajos, aproximadamente un 15% inferiores, que la media de salarios de titulados universitarios en la OCDE. Los empleos relacionados con el área de ingeniería, producción industrial y construcción, ciencias sociales, empresariales y derecho, y ciencias, matemáticas e informática, son los que ofrecen un salario más alto a sus titulados", dice el informe.

La organización económica señala que, en cualquier caso, no basta con fomentar la elección. También hacen faltas políticas de igualdad y es que la integración laboral es peor incluso para las mujeres con carreras científicas o ingenieras: "El 71% de los hombres con estudios de ciencias acaban teniendo profesiones en ingeniería, matemática o estadística, mientras que solo el 43% de las mujeres con esos estudios acaban en esas ocupaciones. Esto evidencia, una falta de integración laboral de ellas, en puestos de trabajo que requieren cualificación en el área STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y matemáticas en sus siglas en inglés), aunque estas, hayan sido formadas en dicho campo". En la primera reunión del Observatorio Mujeres y Ciencia, creado recientemente por el Gobierno, uno de los objetivos es implementar medidas de conciliación y conseguir mayor número de candidatas mujeres a dirigir equipos de investigación.

Desde hace tiempo las empresas viene advirtiendo que no encuentran perfiles para determinados puestos relacionados con el manejo de grandes bases de datos o la programación. La Organización Internacional del Trabajo planteaba esta misma semana la necesidad de reforzar en este sentido para protegerlos de la robotización en el sentido de que muchos de los trabajos actuales van a desaparecer. La falta de vocaciones femeninas en este tipo de carreras amenaza por tanto con complicar aún más su futuro laboral que ya es más precario que el de los hombres.

Para Martín Rodrigo la solución pasa por "dejar de poner tanta etiqueta porque cuando la ponen el sujeto se mete dentro de la etiqueta y se comporta respondiendo a las expectativas de la etiqueta y este es el tema que tenemos que empezar a trabajar en relación con padres, con profesores a la hora de diseñar la oferta formativa... ¿Por qué no van a poder los hombres desarrollar carreras que exijan creatividad o un gran manejo del lenguaje o por qué las mujeres no podemos liderar equipos de investigación? Hay que trabajar mucho el tema de las expectativas".

 
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