El descenso a los infiernos de la actriz de 'Westworld': "Mamá, he intentado matarme. Necesito ir a un hospital"
Evan Rachel Wood publica una extensa carta en la que habla de su intento de suicidio tras ser violada y de su experiencia redentora en un hospital psiquiátrico
La actriz de 'Westworld' quiere concienciar de los peligros de las enfermedades mentales y del estigma que supone padecerlas
Madrid
Evan Rachel Wood (1987) se hizo famosa siendo una niña y su vida no ha sido sencilla. Este viernes la actriz estadounidense ha publicado en Nylon una carta de nueve folios relatando su intento de suicidio y su ingreso voluntario en una clínica. “A los 22 años ingrese en un hospital psiquiátrico. Aquello fue lo peor y lo mejor que me ha pasado en la vida”, escribe la actriz, que reflexiona sobre el estigma que supone en este mundo padecer una enfermedad mental.
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“Una mañana llamé a mi madre”, relata Wood. “Mamá, he intentado matarme. Necesito ir a un hospital”. Aquella era la primera vez que la actriz pedía ayuda en su vida. No podía más. “Había colapsado bajo el estrés y la presión de ser yo misma”, explica la actriz, que padecía estrés post traumático tras haber sido violada en varias ocasiones.
Wood estaba atascada en su vida, atrapada por el pánico. Le daba miedo estar sola y también estar acompañada, se despertaba en mitad de la noche creyendo que había alguien en su habitación. Pero, por otro lado, Wood sentía que no podía quejarse, que nadie la iba a tomar en serio por ser una actriz de éxito. Su errático comportamiento le costó la etiqueta de “loca”, una etiqueta que ella misma se llegó a creer.
Finalmente, acompañada por su madre, Wood ingresó en un psiquiátrico. Cuando, después de varios días durmiendo, comenzó a hablar, la chica no se reconocía en el relato que estaba contando. Pero una vez allí, se sintió a salvo de todo. Con un nombre falso, Wood se vio liberada. “No tenía la presión de gustar, allí estábamos todos en el mismo barco y fue refrescante. Allí todos queríamos sobrevivir”, relata.
Wood se integró en la rutina del hospital y congenió con el resto de pacientes. Se medicaba, iba a terapia, veía la tele y fumaba mucho compartiendo experiencias e historias con otros pacientes. Poco a poco, Wood se fue recuperando. “Volvía a sentir mi alma, a ser yo”, escribe.
El último día, la doctora que había tratado a la actriz se despidió de ella. Antes de irse le dijo que sabía quién era y que quería contarle algo. “Cuando era adolescentes vi ‘Thirteen’ (la primera película de Wood del año 2003) y fue por ella que quise dedicarme a esto para poder ayudar a la gente”, le contó.
Wood salió del hospital renovada y dispuesta a luchar por su recuperación. “Seguí en terapia y sigo peleando contra mi estrés post traumático pero sé que lo superaré porque ahora tengo las herramientas para ello”, explica Wood, que concluye su historia con un alegato. “No hay persona, independientemente de su clase social, raza, sexualidad o género, que esté a salvo de su propia mente. La depresión no es una debilidad, es una enfermedad”, escribe la actriz en una carta emotiva y honesta, un relato potente de cómo la vida golpea y cómo hay que luchar por mantenerse en pie, gritar ayuda y no rendirse.