John Banville: "Los ingleses se han vuelto locos, liderados por charlatanes fraudulentos"
El escritor irlandés acaba de publicar su nueva novela, 'Los lobos de Praga', y critica los nacionalismos y el Brexit
Madrid
Acaba de llegar de Barcelona, donde ha estado participando en el festival BCNegra. Al irlandés John Banville (Wexford, Irlanda, 1945) no le importa conversar de cualquier cosa, aunque el motivo del encuentro sea que acaba de publicar una nueva novela, 'Los lobos de Praga' (Alfaguara), firmada por Benjamin Black, su alter ego negro, aunque esta vez el protagonista de la historia no sea su famoso patólogo forense, Quirke.
¿Qué tal estos días en Barcelona, le gusta estar rodeado de escritores?
"Me he pasado mucho tiempo haciendo entrevistas pero el festival es estupendo, ya había estado antes y espero volver. Pero los escritores no tenemos mucho que decirnos, solo hablamos de dinero y de lo malos que son los agentes que llevan nuestros libros. Yo me imaginio que cuando tú te reúnes con otros locutores, no hablas de radio".
No, solo hablamos mal de los jefes....
"Además, es que hay un cierto sentido de vergüenza, no sé de dónde proviene, pero si hablara de escritura con otros escritores me sentiría fraudulento y, además, no nos caemos bien ninguno (risas)".
¿Además de relacionarse con escritores y periodistas, qué ambiente ha respirado en Barcelona estos días previos al inicio del juicio del procés?
"Cada vez que vengo a España y a Barcelona, recuerdo los tiempos que pasamos en Irlanda con el nacionalismo, donde murió tanta gente. Fue una época terrible y un país tan pequeño se fragmentó tanto... No quiero hacer una analogía entre Irlanda y España en este momento, pero siempre digo que hay que tener mucho cuidado, la capa de hielo de la civilización es muy, muy delgada".
¿Qué sentido tienen los nacionalismos hoy en día, cuál es su opinión?
"Es que yo el nacionalismo no lo entiendo, me siento igual de en casa en España que en Mongolia, igual que en Irlanda. Patriota soy, nacionalista no. Uno es muy positivo y el otro muy tóxico".
¿Cómo está viviendo estos momentos tan complicados del Brexit?
"Si sucede a finales de marzo como están diciendo, creo que va ser desastroso para Irlanda, para Europa y posiblemente marcará la disolución de la Unión Europea, y yo soy europeista cien por cien. La gran aventura europea que se inició después de la guerra terminaría por culpa del estúpido nacionalismo. Alguna vez he escuchado a gente en entrevistas de la BBC diciendo que si hemos liberado a Francia y a Bélgica no tenemos por qué tener miedo a los alemanes. Qué vergüenza comparar el Brexit con la Segunda Guerra Mundial. Yo a esa gente le diría: ¿no tienes vergüenza?"
"Los ingleses son gente encantadora, son y han sido extraordinariamente tolerantes, creativos y aventureros durante siglos. Algo les tiene que haber pasado, al menos a una gran cantidad de ellos. Se han vuelto locos. ¿De verdad se están creyendo que están en la Segunda o en la Primera Guerra Mundial? Están hablando de traidores, es una cosa que no tiene sentido. Y, por supuesto, liderados por charlatanes fraudulentos. Uno de los grandes defensores del Brexit, Jacob Rees-Mogg, una de las primeras cosas que hizo fue sacar su dinero a Irlanda".
Banville sitúa su nueva novela en la Praga de 1599, en la corte del rey Rodolfo II, sobrino de Felipe II. Allí llega una noche Christian Stern, un joven de veinticinco años, hijo bastardo del príncipe-Obispo de Ratisbona, alquimista, lector de Plinio el Viejo y amante de la filosofía que, al poco de llegar a la ciudad, se encuentra borracho y de bruces con el cadáver de una joven asesinada en la nieve. Banville o, mejor dicho, Benjamin Black, convierte al joven en un aprendiz de detective que buscará al asesino de la joven en una corte llena de intrigas, luchas de poder, enanos, magia y alquimistas, un universo oscuro en el que conviven personajes ficticios con otros reales, como John Dee y su asistente Edward Kelley.
El escritor explica que la historia nació cuando paseaba a su perro, en Praga: "se me ocurrió un nombre, inmediatamente vi al personaje y cuando llegué a casa ya tenía la trama de la novela. Esto es algo que no me suele suceder, nunca recuerdo cómo han empezado mis novelas". Banville confiesa su fascinación por la ciudad de Praga y por esa época histórica concreta -"un tiempo glorioso y odioso"- y recuerda que en los años 70 ya escribió un libro sobre Kepler, el astrónomo, que también aparece en esta novela.
El protagonista de 'Los lobos de Praga' es bastante torpe en eso de descubrir al asesino. Tampoco Quirke, su célebre patólogo forense, es un hombre de acción que resuelva crímenes como si le fuera la vida en ello. Banville reconoce que "(Christian) Stern no es demasiado listo, no me gusta que mis personajes sean demasiado listos. Nunca ha habido ni nunca habrá alguien como Sherlock Holmes. Los seres humanos, y yo me incluyo, somos relativamente estúpidos a la hora de buscar pistas. ¿Cómo las reconoces, si no sabes cómo son? Recoges una colilla con una mancha de pintalabios y dices 'esto es una pista', y luego viene tu asistente y te dice que la ha tirado él. Cuando empecé a escribir estos libros decidí hacerlos lo más parecidos a la vida real, y muy pocos de mis libros ven el misterio resuelto".
"He inventado personajes durante tanto tiempo que he llegado a la conclusión de que yo soy el personaje y ellos me han inventado a mí", dice Banville, que vive y convive con la dualidad de su escritura de forma permanente. Explica que escribe en otoño y a mano las novelas que firma como John Banville, que crea en una especie de oscuridad: "En los libros de Banville no sé lo que estoy haciendo, trabajo en la oscuridad y al final no tengo ninguna luz distinta a la que tenía al principio. La gente me habla de mis libros Banville y yo no tengo ni idea de lo que he hecho, es como soñar, como un sueño controlado".
En cambio, su escritura como Benjamin Black es bastante más ordenada: "Black escribe en ordenador y en verano (el autor detesta el verano, cree que es la estación más aburrida del año). Con Benjamin Black sé lo que estoy haciendo, tengo trama, personajes, crimen, investigador... Mientras que Banville siempre va como a la deriva".
¿En qué está trabajando ahora?
"Estoy escribiendo un libro Banville, pero creo que es lo que estoy haciendo siempre, creo que nací escribiendo libros Banville".
Igual que el autor charla sin problema acerca de cualquier tema sin recordarle a su interlocutor que ha venido a hablar de su libro, también juega al despiste sin ningún tipo de pudor cuando la pregunta no le interesa. Sobre su presencia habitual en la lista de favoritos al Premio Nobel de Literatura, Banville se marca una respuesta en la que resta importancia a ganar el premio, diserta sobre las secciones de ficción en las librerías inglesas, explica cómo ordenaría él los libros si fuera librero y termina haciendo la última pregunta de la entrevista: ¿Te parece que he evadido lo suficientemente bien tu pregunta? Perfectamente, sí.