La fascinación por el teatro de Juan José Campanella
El director de 'El secreto de sus ojos' llegará a Madrid en verano con la obra teatral 'Parque Lezama', está preparando dos nuevos montajes, construyendo un nuevo teatro en Buenos Aires y a punto de estrenar su nueva película, 'El cuento de las comadrejas'
Madrid
El director argentino Juan José Campanella está estos días en Madrid y no para hablar de cine, aunque acaba de terminar la posproducción de su nueva película, El cuento de las comadrejas, que protagonizan Óscar Martínez y Clara Lago y cuyo estreno está previsto en mayo, en Argentina. Campanella, que ganó el Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa por El secreto de sus ojos en 2010, está en España para hablar de su fascinación por las tablas: está construyendo un teatro nuevo en Buenos Aires, preparando una obra y un musical, y en agosto llega a Madrid con el que fue su primer trabajo como director de teatro, Parque Lezama.
Cuenta Campanella que descubrió Parque Lezama de forma casual, cuando era un chaval que estudiaba cine en Nueva York: "Un día se me ocurrió ir a verla porque me interesó el poster y resultó ser la mejor obra de teatro que vi en mi vida; era el año 1984 o 1985 y yo comía salchichas y Big Mac para poder verla, la vi tres veces en un año". Y aquella historia de dos viejos que charlan en el banco de un parque le marcó, "me marcó tanto el tono de la obra que fue el tono que usé luego en mis películas, gente muy real, muy entrañable y con mucho humor, eso fue lo que traté de emular en mis películas después. Y tiene muchas lecturas, con 24 años la lectura que vi fue la del conformismo versus la rebelión. Los personajes de Parque Lezama son mayores, pero no es una obra para viejos ni sobre la vejez, pero con la edad ves que también tiene esa lectura".
El cineasta se estrenó como director teatral con esta obra, pero no fue fácil, tardó 30 años en llevarla a escena: "La obra original transcurre en Central Park y uno de los personajes era negro, y yo quería trasladarla a Buenos Aires y potenciar uno de los personajes, pero el autor no quería, yo no había hecho nada, no me conocían. Así que volvía a insistir periódicamente y el Oscar a El secreto de sus ojos me sirvió para esto. La viuda del autor había visto en Alemania una puesta en escena con un actor rubio de ojos celestes que se pintaba de negro y era ridículo". Campanella logró convencer a la viuda del autor, Herb Gardner, de que el conflicto racial no era importante y pudo montar la obra en Buenos Aires en 2013. La obra acumula ya más de 800 representacione que han visto más de 300.000 espectadores. A Madrid llegará a finales de agosto, al Teatro Fígaro.
En Parque Lezama comparten escenario Eduardo Blanco -muy conocido en España por su papel en El hijo de la novia y actualmente de gira con El precio de Arthur Miller- y Luis Brandoni, un actor, dice Campanella, que es "como un Fernán Gomez, un Landa o un López Vázquez". Ambos dan vida a dos ancianos que se encuentran en un parque y charlan sentados en un banco. Uno de ellos es un antiguo militante del Partido Comunista y el otro, alguien que no quiere llamar la atención, que se conforma: "uno de ellos no defiende la utopía, sino la lucha constante por ella, que no se pueden bajar los brazos por ella, darse cuenta de que los problemas no van a desaparecer y que uno tiene que abrazar el concepto de la lucha constante; y el otro es un personaje entregado, sabe que le queda poco y quiere ser invisible y dejar pasar las cosas. La lucha por cambiar el mundo se convierte entonces en la lucha por cambiar al otro".
Campanella cree que la obra habla también de las tensiones políticas actuales: "Estamos en un momento de transición en donde se están replanteando las cosas que hemos aprendido durante décadas, la división izquierda-derecha ya no funciona tanto como la de nacionalismos versus globalización. Yo, el nacionalismo lo veo como algo malo, que te cierra a las culturas, y yo vengo de América, un lugar de mezclas donde ninguno sabemos de dónde eran nuestros tatarabuelos. Pero la obra habla no de cosas específicas, sino de actitudes de vida. El sistema perfecto no es obtenible y uno está eligiendo siempre entre grises, la cuestión es no entregarse a lo que nos dicen sino a lo que uno cree".
Campanella explica que la mayor dificultad como director de teatro la ha encontrado en que "no tienes el control que tienes en una película, en teatro el espectador que ve la obra el lunes no verá misma obra que verá el espectador del miércoles y, además, una vez que se levanta el telón los actores son los patrones. Lo más difícil fue la pérdida de control, dejarse llevar. Al principio iba con más de 50 notas por función hasta que me dijeron relajate y empieza a disfrutar las diferencias con el cine".
Después de Parque Lezama, Campanella llevó a escena Qué pasa con Walter y está trabajando en dos nuevas obras, una de ellas un musical y otra con Cecilia Monti, la historia de un hombre mayor, viudo, y una mujer de 40 años, recién divorciada, que se encuentran en terapia, una obra en la que "se rememoran las relaciones de amor y de género desde los años 50 hasta ahora". Además, el director está construyendo un teatro en Buenos Aires, el Teatro Politeama, entre las calles Paraná y Corrientes, un espacio de 725 butacas que esperan abrir a mediados de 2020, "pero como cualquiera que intentó arreglar un baño en su casa, sabemos que ese año 2020 puede ser 2025".
Además de hacer teatro y construir uno, Campanella también ha montado una escuela de oficios digitales dirigida a chavales a partir de 16 años en el barrio de La Matanza, "un barrio del conurbano de Buenos Aires, que es un partido de más de tres millones de personas, muy golpeado, donde se ha ampliado mucho la brecha digital y donde los chicos tienen que elegir entre ser obreros de la construcción o ladrones". Son chicos, dice, que no han terminado la secundaria y "nosotros les enseñamos el oficio, la computación tiene mucho poder de adicción y nos interesa reemplazar una adicción por otra". La escuela, explica Campanella, se llama El potrero digital y tienen 40 chavales matriculados cada cuatrimestre, una escuela gratuita financiada íntegramente por patrocinadores privados.
Ya sobre cine, Campanella explica que estos días está cerrando la fecha de estreno en España de El cuento de las comadrejas, una película que define como "un homenaje al cine clásico, con mucho humor negro, en la que hay Estudios Ealing, Lubitsch y un poco de Billy Wilder". Sobre Roma, de Alfonso Cuarón, que aspira a diez premios Oscar el próximo 24 de febrero y que acaba de llevarse cuatro Premios Bafta, Campanella cree que "Cuarón, además de ser excelente, es un director al que se le va debiendo el Oscar y esperemos que pase, me encantaría".