El exvicepresident de la Generalitat de Catalunya, Oriol Junqueras, ha declarado durante una hora y media en el Tribunal Supremo ante el tribunal que juzga desde esta semana el procés independentista. Desde el primer minuto, y sin tener que defenderse de las preguntas de las acusaciones, Junqueras ha denunciado todo aquello que negaba ayer la Fiscalía: que éste es un juicio político y él un preso político. La intervención de Junqueras, libre de ataduras al contestar sólo a preguntas de su abogado Andreu van den Eynde, ha encauzado el debate desde el primer minuto por la denuncia de la politización del caso. «En estos momentos me considero un preso político», ha dicho, añadiendo que «no voy a renunciar a mis convicciones democráticas y las acusaciones no van a dejar de perseguirme por ello, estoy convencido de que se me acusa por mis ideas y no por mis hechos y entendiendo que estoy en un juicio político y que soy un representante electo no contestaré a las preguntas de las acusaciones». Con algo más de vehemencia pero en la misma línea que en sus declaraciones en fase de instrucción, Oriol Junqueras ha destacado su trayectoria pacífica y ha negado cuatro veces en las dos ocasiones en que ha sido preguntado por su abogado si apoya de alguna manera la violencia. «Nadie puede tener duda alguna sobre el hecho de que nosotros siempre hemos rechazado la violencia, siempre, y lo seguiremos haciendo». Si hubiera esta violencia «nos desvincularíamos, nos encontrarían enfrente, más importante que un objetivo político son los valores». Otra de las líneas maestras de la defensa de Junqueras es canalizar la acusación a la convocatoria de un referéndum y terminar afirmando que no es delito desde 2005. «Desde mi punto de vista nada de lo que hemos hecho es delito. Votar en un referéndum no es delito. Trabajar para la independencia de Catalunya de forma pacífica no es delito», ha dicho. «Desde el convencimiento de que no es delito hemos actuado, es un convencimiento que mantengo, no puede ser un delito», ha zanjado al final de su intervención acusando a la Fiscalía de «retorcer la argumentación». El exvicepresidente del Govern de Carles Puigdemont ha buscado combatir el núcleo de la acusación por rebelión: la violencia que, según la Fiscalía, hizo acto de presencia en las calles catalanas el 21 de septiembre y durante el referéndum del 1 de octubre. El primer día, frente a la Consellería de Economía, detectó una «actitud pacífica, respetuosa, con cánticos, recuerdo que incluso repartían claveles» y él mismo, cuando entró al edificio, «saludé a los guardias civiles, todos muy amables, obviamente yo también, exquisitamente educado». Relatando los sucesos del 1 de octubre, Junqueras se suma a la línea de defensa de culpar a las fuerzas policiales de los altercados: «Era absolutamente imposible de imaginar que hubiese una intervención policial de aquel tipo». En la Junta de Seguridad del 28 de septiembre «la conclusión que yo saqué fue que no había nada que hiciese prever que sucediesen cosas distintas de las que habían sucedido hasta aquel momento» y tachando su actuación de «violencia francamente innecesaria». Tal y como han hecho varias defensas en sus escritos, Oriol Junqueras ha iniciado el relato no en 2015 con el Acuerdo por la Transición Nacional sino en 2010 con la sentencia del Tribunal Constitucional que tumbó parte del Estatut. «Sin duda marcó un punto de inflexión», ha dicho. En todo momento ha reprochado a los sucesivos ejecutivos centrales que no hayan querido sentarse a negociar con ellos, avocándoles a tomar medidas más drásticas: «En una mesa de diálogo en la que la silla de enfrente siempre está vacía, y traslada su responsabilidad política a los tribunales». La esponateidad se ha abierto paso en algunos momentos del interrogatorio, con Oriol Junqueras por ejemplo pidiendo disculpas: «Si en algún momento pongo un poco demasiado de pasión en mis intervenciones es porque llevo un año y medio que no me dejan hablar y por lo tanto tengo ganas de expresarme. De toda la vida me ha gustado hablar, y ahora que puedo hablar...». Ha sido al final del interrogatorio cuando el presidente del tribunal ha anunciado una pausa. «Lástima, ahora que íbamos lanzados...» ha lamentado el exvicepresidente, a lo que Marchena ha contestado: «Luego, luego podrá usted lanzarse». Acusado también de malversación de caudales públicos por, supuestamente, comprometer dinero de la Generalitat en la celebración del referéndum. «A los contribuyentes no les costó nada, no han tenido que aportar nada para hacer el referéndum ni ningún tipo de materla, nada». Antes añadía que «no es que lo diga yo sino que así lo ha dicho la Intervención General, el ministro de Hacienda y el jefe del Gobierno». En un primer momento, el documento #EnfoCATs supuso la punta de lanza de la acusación de la Fiscalía, herramienta indispensable para que los investigadores acusaran a varios imputados de formar parte de un Comité Estratégico cuya existencia ha negado Junqueras. No conocía el documento: «Lo conocí el día que se ordenó mi ingreso en prisión, no lo había visto nunca ni lo conocía de nada, es extravagante y apócrifo».