Los palacios y conventos de Portugal, futuras residencias de los universitarios lusos
El Programa Nacional de Alojamiento Estudiantil recupera joyas arquitectónicas del patrimonio estatal
Lisboa
En los últimos años Portugal se ha convertido en un país de moda, atrayendo a miles de turistas y expatriados. Aunque la nueva popularidad del país vecino ha sido positiva para la economía, la burbuja inmobiliaria que ha generado ha hecho que los precios en las principales ciudades portuguesas se disparen, creando una situación imposible para la población. Uno de los colectivos más afectados por este dilema es el de los universitarios que se trasladan a estudiar fuera de sus ciudades natales.
Actualmente las residencias universitarias de Portugal sólo consiguen acoger a 15.370 estudiantes, lo que implica que apenas un 13,5% de los 113.813 alumnos que se descolocan para cursar los estudios superiores en otras partes del país cuentan con alojamientos con precios asequibles. En Lisboa –donde el precio de las casas aumentó en un 40% en algunos barrios el año pasado– ninguna universidad consigue acoger a más del 10% estos alumnos, que pasan momentos difíciles intentando encontrar sitios donde vivir en la ciudad.
Palacetes, conventos y otros edificios emblemáticos
En muchos casos, los estudiantes con pocos recursos se ven obligados a volver a sus ciudades natales, donde los centros de estudios locales no ofrecen las carreras que quieren cursar. Con el fin de combatir esta situación, el Gobierno del socialista António Costa ha elaborado un nuevo Programa Nacional de Alojamiento Estudiantil que pretende aumentar el número de residencias universitarias del país vecino de manera significante a lo largo de los próximos diez años. La iniciativa pondrá a disposición de los alumnos 263 inmuebles deshabitados que actualmente están en manos del Estado, entre los cuales hay palacetes, conventos y otros edificios emblemáticos de Portugal.
En los próximos años los alumnos que se trasladen a estudiar en Lisboa –donde se prevé la creación de la mayoría de los futuros alojamientos universitarios– tendrán la posibilidad de hospedarse en las antiguas caballerizas del barroco Palácio das Laranjeiras, el neoclásico Observatorio Astronómico de Ajuda, o incluso el manuelino Convento de Odivelas –que durante años fue el escenario de tórrido affaire que mantuvo el rey João V con la monja Madre Paula–.
Recuperar algunas de las joyas del patrimonio
Si optan por vivir en las ciudades dormitorio de la capital, podrán tener la antigua Fábrica de Pólvora de de Bacarena, en Oeiras, como residencia particular, o dentro del Cuartel de Trafaría, con envidiables vistas de la desembocadura del Tajo. Entretanto, quienes estudien en Faro tendrán el Palacete de los Guerreiro a su disposición; en Coimbra, podrán residir en la otrora Casa de los Jesuítas; y en Leiria podrán vivir en el antiguo Convento de Santo Estevão.
Además de estos edificios históricos, el programa prevé la rehabilitación de cuatro de los albergues juveniles estatales clausurados durante la crisis, y la reconversión de varias antiguas sedes estatales, entre ellas el edificio que acogió al Ministerio de Educación durante años y el antiguo ayuntamiento de Batalha. El Programa, que también contempla la realización de mejoras en numerosas residencias universitarias ya existentes, permitirá la acogida de 11.526 alumnos adicionales cada año lectivo. Además de responder a la crisis habitacional que se vive en el país vecino, sirve para recuperar algunas de las joyas del patrimonio del Estado portugués, muchas de las cuales volverán a ser útiles tras pasar años en el olvido.