El PSOE andaluz se resiste a la confección de las listas de Sánchez
El PSOE andaluz se resiste a recolocar en sus listas a los nombres propuestos por el presidente Pedro Sánchez
La pelea está en Sevilla y tiene que ver con los protagonistas de la guerra interna antes y durante las primarias
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. / Javier Etxezarreta (EFE)
Madrid
Momento de tensión en el PSOE por la confección de varias de las listas electorales. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha ofrecido a los ministros que quieran que los colocará en las listas, pero ha encontrado resistencias internas.
El caso más gráfico vuelve a ser Andalucía, donde se ha reproducido la eterna pugna entre Pedro Sánchez y Susana Díaz. Pese a las fotos de reconciliación y de unidad, de nuevo hay choque entre ambas direcciones. Susana Díaz no da su brazo a torcer y se aferra en el PSOE-A a lo que siempre ha dicho Sánchez, al poder de la militancia, y en Ferraz no quieren que Díaz se lleve el gato al agua.
La verdadera pelea está en la provincia de Sevilla y tiene que ver con los protagonistas de la guerra internar antes y durante las primarias. El PSOE andaluz quiere que Antonio Pradas esté en el Congreso. Fue el dirigente andaluz que en 2016 llevó a Ferraz las firmas con las dimisiones de la Ejecutiva para hacer caer a Sánchez y dijo que que no le habían dejado recoger la foto de sus hijos del despacho. El presidente no quiere a Pradas en el Congreso.
Pedro Sánchez, por su parte, quiere que sea Francisco Salazar, que fue quién le ayudó a resucitar, ya que le ayudó a organizar las plataformas de militantes cuando el ahora presidente del Gobierno estaba en casa y no tenía estructura para ir a las primarias.
Las listas están siendo una herramienta para el ajuste de cuentas y, como consecuencia de todo esto, lo que ha pasado es que las bases ya han votado a los candidatos y cómo no ha habido una directriz de ambas direcciones, los perjudicados han sido los ministros, que a pesar de todo van a encabezar las listas. La militancia ha dado la espalda a los candidatos que van a presentar los electores. Es significativo el caso de María Jesús Montero, que ha quedado décima por Sevilla. Ahí demuestra Díaz el control del territorio en un momento en el que Ferraz no ha ocultado que le quiere mover la silla y además apuntando a Montero como líder del PSOE-A para el futuro.
La situación es tensa. Incluso en el PSOE-A dan por hecho que los ministros van a encabezar las listas, pero siguen apretando para colocar sus piezas en el resto de los puestos. Si no hay acuerdo en esta fase de los comités provinciales, Sánchez tendrá que deshacer lo que ha votado la militancia de Andalucía.
