Hace unos minutos ha arrancado en el Tribunal Supremo una de las testificales más esperadas de este juicio al procés: la del exmayor de los Mossos dEsquadra, Josep Lluís Trapero, a quien algunos señalan como el responsable de la apatía de la policía autonómica catalana el 1-O y otros como el que intentó convencer a Carles Puigdemont de que desconvocase la cita. Trapero ha explicado cómo el 27 de octubre de 2017, tras ver cómo el Parlament aprobaba la Declaración Unilateral de Independencia, se puso a disposición de la Fiscalía y cómo desde dos días antes la policía autonómica tenía un dispositivo preparado por si había que detener a Carles Puigdemont y a todo su Govern. «La detención del President y los consellers si se nos ordenaba en un dispositivo que habíamos preparado», ha explicado. En este tramo de la mañana es el fiscal Javier Zaragoza el que pregunta por la gestión que hacía Joaquim Forn como conseller de Interior. Trapero ha asegurado que, de puertas para adentro, Forn respetaba su actuación como cuerpo policial: «Dijo que su acción política iba por esos derroteros pero en la gestión del cuerpo no le puedo hablar de otra cosa que respeto al cuerpo». Una forma de actuar que no cuadraba con sus declaraciones públicas, cuando aseguraba que los Mossos permitirían el referéndum. «Es un político, pienso que había un punto de irresponsabilidad, pero el cuerpo tiene la fuerza que tiene en ese sentido, señoría, no le puedo decir otra cosa». En la línea de lo que han declarado todos los miembros de los Mossos dEsquadra hasta ahora, por tanto, Trapero también niega órdenes políticas pero critica la actitud del Govern. Ya por la tarde Trapero ha repetido que nunca reicibió órdenes políticas de Forn pero repitiendo que sus declaraciones públicas «causaban bastante malestar porque confundía a la gente con lo que era el papel de los Mossos. Dio una imagen que alimentó que creo que estamos pagando y que no se adecua con la realidad, y creo que fue irresponsable». A pesar de la advertencia expresa del tribunal, el fiscal Zaragoza ha preguntado a Trapero por las advertencias que hizo personalmente a Puigdemont en los días previos al referéndum: «Si eso sigue para adelante lo que vamos a encontrar es alrededor de dos millones de personas con la intención de hacer algo y quince mil policías en sentido contrario y que eso iba a provocar necesariamente problemas de orden público y de seguridad ciudadana». Ha sido finalmente Marchena quien ha decidido hacer esas preguntas, a lo que Trapero ha explicado lo que dijo a Puigdemont, varias veces varios días antes del referéndum: «Les trasladamos una preocupación por el orden público y la seguridad ciudadana» en esa reunión. «Eso necesariamente iba a ocasionar conflictos graves de orden público y de seguridad ciudadana», añade. «Les emplazamos a un cumplimiento de la legalidad, nosotros las íbamos a cumplir, que no se equivocasen con nosotros». Trapero ha hecho, en cualquier caso, una defensa cerrada del dispositivo puesto en marcha ese día por los Mossos dEsquadra con dos agentes por colegio: «No tenía otra finalidad que la de cumplir los mandamientos judiciales, ninguna otra. Nos hubiese encantado que hubiese más resultados, pero hubo lo que pudimos hacer entre todos». «El esfuerzo fue el máximo que podíamos hacer y el máximo histórico que había hecho el cuerpo»; ha defendido Trapero sobre el dispostivo de los Mossos el 1-O. Al principio el interrogatorio se ha centrado en la actuación de los Mossos dEsquadra el 20 de septiembre de 2017 frente a la Consellería de Economía, defendiendo en primer lugar que pidiesen un pasillo de voluntarios a la ANC para después hacer uno con la Brigada Móvil, y que si finalmente optaron por la opción de la azotea fue para «ahorrarnos el tiempo de volver a montar el cordón». Trapero intenta explicar que los Mossos no tuvieron constancia de que la comitiva judicial quería abandonar el edificio hasta última hora de la noche y que para entonces consideraron más seguro hacerlo a través del teatro anexo: «Si planteamos esa forma es porque consideramos que es segura, no vamos a plantear una salida que consideramos insegura», añadiendo que en ese momento «no puedo correr el riesgo de que el lanzamiento de una botella de agua toque a alguien de la comisión». Trapero comparece como testigo pero está imputado por los mismos hechos en la causa gemela seguida en la Audiencia Nacional, donde la Fiscalía pide para él once años de cárcel por rebelión. Tiene que hacer frente a las afirmaciones de mandos policiales como el coronel Diego Pérez de los Cobos, que aseguró que su actitud de cara al referéndum ilegal fue «de poner palos en la rueda», o del exministro Zoido que dijo que «el señor Trapero no era muy colaborador». En sus comparecencias ante la Audiencia Nacional Trapero siempre ha defendido que ese día los miles de Mossos desplegados cumplieron escrupulosamente las órdenes de la Fiscalía.