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Derechos humanos

Entra en vigor la sharía en Brunéi para castigar la homosexualidad y la blasfemia

El sultanato aprueba la lapidación hasta la muerte contra los homosexuales y los adúlteros, pese a las presiones internacionales

El sultán de Brunei, Hassanal Bolkiah, pronuncia un discurso en la capital del país / STR (EFE)

El sultán de Brunei, Hassanal Bolkiah, pronuncia un discurso en la capital del país

Tras seis años de impase el gobierno de Brunéi ha anunciado la reforma legislativa para incorporar de manera oficial la ley islámica, la sharía. De esta manera el país, dirigido desde 1967 por el sultán Haji, se convierte en uno de los 11 estados, junto a Arabia Saudí, Yemen, Mauritania o Irak, entre otros, que adoptan la sharía como ley estatal. 

Entre las principales medidas que ahora se introducen y que suponen "un serio retroceso de los derechos humanos en Brunéi" según la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, se incluye la lapidación por delitos de adulterio; la pena capital por blasfemia o apostasía; y la flagelación por aborto. Además, la homosexualidad, una cuestión que pone en alerta a los principales colectivos LGTBI, está castigada también con la lapidación.

Brunéi cuenta con una población aproximada de 420.000 habitantes, cuya mayoría practica el islam, la religión oficial del país. A pesar de ello existen pequeñas comunidades que practican el budismo y el cristianismo, a los que también afectará esta ley.

Las presiones internacionales al régimen, especialmente al primer ministro, quien ocupa el cargo desde hace más de 50 años, surtieron efecto puesto que en 2013, tras el anuncio de la introducción de castigos que contempla la sharía, optaron por recular y dejar sin efecto las reformas del Código Penal. Estas presiones fueron impulsadas por numerosas organizaciones para los Derechos Humanos y por personalidades que llamaron a boicotear la cadena de hoteles de lujo que ostenta el sultán del país. 

Antes de esta reforma penal, la homosexualidad siempre ha estado castigada en Brunéi con penas de hasta 10 años de cárcel. Viendo la deriva fundamentalista que estaba adoptando el país en los últimos años, un joven bruneano transgénero pidió asilo político en Canadá temiendo por su vida. Otro joven homosexual de 19 años, en unas declaraciones a Reuters, afirmó sentir mucho miedo y declaró que a partir de ahora su vida "será mucho más complicada"

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