'El fuego amigo' lleva al teatro la herida colectiva por la muerte de José Couso
La compañía Vuelta de Tuerca estrena en el Teatro del Barrio un monólogo que explora la herida personal y colectiva que provocó el asesinato en Irak del camára de televisión
Madrid
El 8 de abril de 2003, fuego estadounidense acababa con la vida del cámara y reportero de Telecinco José Couso, que se encontraba en la planta 14 del Hotel Palestina, en Bagdad, cubriendo aquella guerra de Irak en la que el Gobierno de Aznar había metido a España empleando argumentos que se demostraron falsos.
Dieciséis años después de aquella muerte que sacudió conciencias y que se ha convertido en un símbolo, la compañía de teatro Vuelta de Tuerca estrena en el Teatro del Barrio de Madrid un monólogo titulado El fuego amigo sobre ese asesinato sin condena, un texto poético en el que conviven la herida personal y la colectiva, con una actriz, Marta Alonso, atravesada en el escenario por distintas voces: la de José Couso, sus amigos, sus compañeros, su familia, los militares que le asesinaron o la de aquellos tres políticos con idéntica sonrisa y color de corbata que posaron juntos en las Azores. Voces que se convierten en una especie de coro de la conciencia que unas veces disparan el texto como si fuera metralla y otras, como si fuera la cámara del periodista.
La obra El fuego amigo, explica la compañía, pretende "explorar en profundidad lo que implica el asesinato de un ser humano en estas circunstancias, llevarlo al pensamiento y a la emoción como sólo el arte puede hacerlo para compartirlo de nuevo con una ciudadanía que en 2003 apretó con fuerza las mandíbulas, sin comprender, sin tolerar".
Juanma Romero, autor y director de El fuego amigo, dice que el asesinato de José Couso le "acompaña desde 2003, cualquiera con sensibilidad tiene esa herida, el recuerdo de cómo vivimos aquella época de protestas y manifestaciones, y ves que es una herida colectiva, nos conectó con víctimas de otras guerras y esa herida no se ha cerrado".
Es un texto íntimo, explica Romero, porque "para dramas bélicos ya está el cine, yo no sé reconstruir la guerra en teatro, sino un drama de la conciencia desde un lugar de intimidad, donde la emoción es lo más importante". La actriz Marta Alonso, acompañada en escena por la música en directo de Beatriz Vaca (Narcoléptica), explica que su trabajo en el escenario se asemeja al de "una especie de médium que viene a contar una historia a través de las voces de muchos".
Cuentan ambos que una de las cosas que desecharon al principio del proceso fue usar la cámara de Couso, pero acabó colándose en la puesta en escena: "Entró una cámara en la sala de ensayo y ocupó su lugar, y sucede que dentro de esta oscuridad y lo terrible que es esta historia, nos agarramos a una especie de mantra, que es que la cámara no va a dejar de grabar, porque puedes matar a José pero no lo que representa, lo que un periodista representa". Romero habla de "esa tarea de contar, que nos une a los periodistas y a quienes lo hacemos desde la ficción, que lo contado haga justicia a lo que sucede, y eso nadie lo puede asesinar; esa cámara tiene esa presencia en escena".
"Al principio no sabía cómo explicarles el proyecto", cuenta Romero refiriéndose a la familia de José Couso, "y hasta que no lo leyeron no se dieron cuenta de lo que quería contar. Yo soy muy pudoroso, pero se emocionaron mucho, desde entonces estamos en contacto y el día del estreno, el 18 de mayo, viene David Couso y conversaremos con él y el público después de la función y va a ser un sueño cumplido y un día muy especial".
"La ira es una ofrenda. El fuego es nuestro amigo. La cámara no va a dejar de grabar". Así termina El fuego amigo.