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Las universidades siguen lejos de la equidad

Una encuesta elaborada por la Red Vives de Universidades confirma que la capacidad económica y los estudios de los padres siguen siendo determinantes para acceder a la educación superior

Seis de cada diez universitarios dicen que pueden estudiar gracias al respaldo de su familia

UPNA (UPNA)

Barcelona

Ir a la universidad sigue dependiendo del respaldo económico familiar y de la formación de los padres. Prácticamente ocho de cada diez universitarios - estudiantes de grado o máster - tienen padres con estudios superiores o medios una proporción que supera de largo lo que estadísticamente les correspondería ya que el 40% de la población, según el INE, sólo tiene estudios básicos. Los estudiantes con padres con bajos estudios representan sólo el 22%. Los datos son de una encuesta elaborada por la Red Vives de Universidades entre 40.000 estudiantes de universidades de Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares y Andorra.

La mayoría de los encuestados reconoce que si puede estudiar es gracias a su familia. Un 60% de los estudiantes de grado y un 43% de los de máster vive en casa de sus padres que son los que financian los estudios. Un 18% y un 23% respectivamente tiene una beca y hay otro 19% (grado) y 29% (máster) que compagina trabajo y estudios durante el curso o trabaja durante las vacaciones para pagar la universidad.

Entre las causas de esta situación: la desaparición de las carreras más cortas - las antiguas diplomaturas - ,  la subida de tasas o la falta de una política de becas eficaz: "Ahora mismo el sistema de ayudas es un sistema que yo calificaría de injusto. No da más a los que más lo necesitan sino a todo el mundo igual", ha explicado Antonio Ariño, profesor de la Universidad de Valencia y uno de los autores,  durante la presentación del estudio con las conclusiones de la encuesta en Barcelona.

La universidad "está lejos de la equidad" en las aulas según un estudio de Red Vives

La universidad "está lejos de la equidad" en las aulas según un estudio de Red Vives / EUROPA PRESS

La reforma del sistema de becas, es precisamente, es una de las soluciones que proponen los responsables del informe. Hacen falta unas ayudas que corrijan una desigualdad que ya se da de partida, antes de empezar los estudios: "Al que llega a la universidad en mejor situación le da más oportunidades: cursar la carrera en inglés, tener beca de movilidad Erasmus etc… Van acumulando beneficios. La universidad si quiere ser equitativa tendría que desarrollar políticas que corrigieran esas desigualdades que ya existen de entrada, "señala Ariño.

Otras de las propuestas para hacer un sistema universitario más equitativo es el de promover más flexibilidad y carreras más cortas que hagan más fácil compaginar trabajo y estudios. Una medida que facilitaría las cosas a los alumnos con menos recursos que no pueden permitirse estar cinco años, si contamos el tiempo que lleva tener un grado y un máster, sin ingresos.

El “síndrome de la impostora”

La encuesta de Red Vives incide también en el sesgo de género de algunas carreras: las mujeres son clara mayoría en la universidad (62%) pero su presencia en titulaciones como ingeniería aún es muy minoritaria (32%). Hay además otra consecuencia entre las estudiantes que eligen estudios con mayor presencia masculina: se siente como intrusas. Ellas se esfuerzan más pero tiene peor percepción de sus capacidades y del reconocimiento externo, dice el estudio, porque se les hace sentir que están en un ámbito que no es para ellas.

"El “síndrome de la impostora” es un concepto útil para reconocer un malestar específico que pueden sentir algunas mujeres en determinados contextos. La idea de impostora hace referencia a alguien que se hace pasar por lo que no es, que finge ser otra cosa, o suplanta la identidad de alguien", explica Inés Soler, de la Universidad de Valencia. El término, añade de Soler, lo acuñaron las investigadoras Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978: "Publicaron un estudio  en el que hacían referencia a mujeres que, a pesar de contar con logros académicos y profesionales extraordinarios, estaban convencidas de que en realidad no se lo merecían. Personalmente, he podido escuchar y leer a numerosas mujeres de éxito que lo han padecido, como por ejemplo, la científica Jocelyn Bell o la ex-primera dama de los Estados Unidos, Michelle Obama".

Sobre los resultados de la encuesta Soler señala que aunque "no se preguntaba directamente sobre esto, sí que podemos deducir de las respuestas a las preguntas sobre capacidades propias y la valoración por parte del profesorado, que las mujeres de las áreas más masculinizadas son más susceptibles de sufrir este síndrome". La profesora hace una estimación de cuántas alumnas podrían verse afectadas: "Teniendo en cuenta las que estudian titulaciones donde la matricula femenina no supera el 25% estaríamos hablando de un 5% (9.569) del total de mujeres matriculadas (190.744) en la población de referencia del estudio, según datos de la Agencia de Calidad Universitaria de Cataluña". 

Las mujeres dedicas más tiempo a los estudios un 40% a la semana frente al 34% de los hombres, concluye también el estudio. Ellas también invierten más horas en ir a clase, cuidar a otros, tareas domésticas y transporte. Los hombres dedican más que ellas al trabajo remunerado, las aficiones y la vida social.

 
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