'Alta Mar': un envoltorio de primera clase para una historia de tercera
El gigante del streaming estrena su nueva serie con los creadores de 'Las chicas del cable'
Madrid
Quizás ya hayas oído hablar de la fórmula del éxito de Bambú Producciones. La productora capitaneada por Ramón Campos y Teresa Fernández Valdés se ha convertido en la última década en una de las proveedoras de ficción más importante del sector, especializándose en el drama de época con proyectos tan icónicos como 'Gran Hotel' o 'Velvet'.
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Fueron precisamente estas dos producciones las que sirvieron de garantía para que Netflix encargara a esta empresa audiovisual su primera serie española: 'Las chicas del cable'. El gigante del streaming quería que Bambú aplicase su fórmula "secreta" en esta nueva ficción, pero cambiando las galerías de moda por una compañía de teléfonos. La serie en cuestión no resultó ser un fenómeno de masas, ni siquiera se acercó, pero los números parecen haber sido suficientes para que la plataforma le dé una continuidad en su catálogo (este 2019 se estrena su cuarta temporada) y, además, sirvan de aval para seguir trabajando con la que ya es una de sus productoras de confianza.
La segunda alianza entre Netflix y Bambú Producciones se ha hecho realidad este viernes 24 de mayo con 'Alta mar', un drama de época que echa mano del misterio para ofrecer una versión más distendida de 'Asesinato en el Orient Express', cambiando, eso sí, el tren por un trasatlántico.
La premisa de la serie sugiere lo siguiente: "Un imponente transatlántico cargado de pasajeros que emprenden un viaje desde Europa hasta Sudamérica en busca de un futuro mejor. Dos hermanas, Eva y Carolina, tan diferentes como inseparables. Un atractivo oficial, Nicolás Sala a quien el destino ha arrastrado hasta el lugar equivocado. Y en el centro de todo, un inquietante misterio: el asesinato de una mujer que no figuraba en la lista de pasajeros y a la que nadie parece recordar. El amor, las intrigas y las mentiras inundan una embarcación que oculta una historia en cada camarote y un oscuro secreto en sus entrañas. La única certeza es que el asesino no podrá abandonar el barco".
El punto de partida es atractivo. ¿A quién no se le antoja un buen misterio en un barco estilo Titanic? Y el reparto es vistoso, ya que Bambú vuelve a tirar de agenda para forrar los carteles promocionales con estrellas mediáticas y actores de prestigio. Jon Kortajarena, Ivana Baquero, Eloy Azorín, José Sacristán, Félix Gómez o Tamar Novas son algunos de los protagonistas de esta serie.
A priori, 'Alta Mar' lo tiene todo para ser un éxito. Sin embargo, esta vez las incógnitas de la ecuación no han casado como debería y el resultado final no puede ser más decepcionante.
Lo mejor de 'Alta Mar'
Este título cumple en lo que ya es (o debería serlo) un básico de nuestra ficción: la factura. 'Alta Mar' puede presumir de una estética espectacular, con escenarios a gran escala y unos efectos que consiguen sumergirte en ese transatlántico que viaja a Brasil en busca de una mejor vida. Las secuencias en las que se ve la embarcación en su totalidad consiguen ser todo lo realistas que el presupuesto se podía permitir. No obstante, es en el interior de este navío donde la serie destaca especialmente. Los vestuarios de la época, los decorados que recrean las principales localizaciones del trasatlántico y el tratamiento de la imagen son impecables, siendo uno de los grandes atractivos de este proyecto.
Lo peor de 'Alta Mar'
Pero como decía, a este tipo de producciones ya se les debería presuponer una factura técnica de 10. Aquí 'Altar Mar' cumple, pero, como ocurre en la gran mayoría de series, de nada sirve un buen continente si el contenido es desechable. Y llegamos al grandísimo problema de 'Alta Mar'. Y es que a pesar de su ambiciosa premisa, la nueva serie de Netflix con Bambú Producciones falla estrepitosamente en el guion.
Han intentado solapar ese tono tan característico de Agatha Christie con el dramedia desenfadado marca Bambú, y el efecto es la nada. Además, la historia no se sostiene por ningún lado al construir un misterio que no cuaja por culpa de un guion que hace aguas, con diálogos que saben a pan sin sal. No tienen fundamento y, encima, no cogen fuerza en boca de los actores, quienes nos regalan unas interpretaciones muy pobres.