Pagar por trabajar: aumentan los casos de explotación laboral en Europa
Los españoles que emigran a otros países europeos sufren las consecuencias de esta lacra
Fuera de España, en el resto de países europeos, residen cerca de 1 millón de españoles, de los cuales más del 60% están en edad de trabajar (16-64 años).
Una de las principales causas de este fenómeno migratorio se debe a la alta tasa de paro en el territorio nacional, una de las más altas de la Unión Europea. En Holanda, por ejemplo, el porcentaje de paro apenas llega al 4%. Un contraste que explica por qué más de 1.000 españoles se han desplazado a los Países Bajos en el último año, según estima el Instituto Nacional de Estadística.
Sin embargo, lejos de lograr esa situación de estabilidad, numerosos jóvenes han denunciado las adversidades a las que se tienen que enfrentar después de ser contratados en Holanda. ‘Nóminas negativas’, despidos improcedentes, contratos engañosos, riesgos laborales... estas son algunas de las irregularidades que han notificado 500 trabajadores a la Embajada española en el Benelux.
Las ETT contribuyen a la explotación laboral
Los empresarios en Holanda ven en las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) una oportunidad para contratar mano de obra barata sin saltarse la ley. El salario mínimo de ese país es de 8,96 euros la hora, sin embargo, en los contratos se añaden una serie de contraprestaciones (seguro médico, alojamiento o transporte) que reducen sustancialmente la nómina. Ello, sumado a que las horas de trabajo son flexibles, es decir, el empleado solo acude a su puesto de trabajo cuando la empresa lo requiere, hace que los trabajadores no lleguen al mínimo de horas necesarias para subsistir o incluso que la nómina sea negativa, o lo que es lo mismo: pagar por trabajar.
Víctimas del dumping social y del fenómeno del “fontanero polaco”
La Directiva Bolkestein, que entró en vigor en 2009, permite que los ciudadanos europeos puedan establecer su residencia en cualquiera de los 28 estados miembros. No obstante, los empresarios aprovechan la llegada de trabajadores procedentes de otros países, generalmente donde la mano de obra es más barata, para aumentar los beneficios a base de explotar a sus empleados. Este fenómeno, conocido como el del "fontanero polaco", un término muy común en los discursos de los populistas europeos para acusar a los extranjeros de robar trabajo a los ‘nacionales’. Aunque la realidad es otra: las empresas aprovechan la desesperación de muchos inmigrantes para ofrecer ‘contratos basura’.
La explotación laboral es uno de los mayores quebraderos de cabeza del Eurogrupo; en Portugal o Bélgica, por ejemplo, es la principal forma de tráfico de personas, por encima incluso de la explotación sexual. La solución que se intenta impulsar desde el Parlamento Europeo, junto con la Comisión, es la de crear una Autoridad Laboral Europea capaz de evitar los abusos y fraudes laborales, en colaboración con las autoridades locales competentes.
España tampoco permanece ajena a esta lacra. A pesar de que el Ministerio del Interior mantiene que las cifras en materia de explotación laboral son bajas, el Grupo de Expertos contra el Tráfico de Seres Humanos del Consejo de Europa (GRETA), cuyas estimaciones aseguran que el número de víctimas de esclavitud en España (ya sea sexual o laboral) es mucho mayor, ha puesto en duda el informe presentado.
Sohaib Nadi
Redactor en la sección de Política. Ha sido redactor en la sección de Internacional, Hoy por Hoy y en...