El canto del gallo francés que molestaba a unos jubilados, llegó a los tribunales y ganó
Una sentencia de un tribunal francés rechaza la denuncia que habían puestos unos vecinos jubilados contra la propietaria del gallo por despertarlos demasiado temprano. Los demandantes tendrán que pagar las costas del juicio y 1.000 euros de indemnización a la propietaria del gallo Maurice
Madrid
Una pareja de jubilados tiene una vivienda vacacional en la isla de Olerón, en el suroeste de Francia. Un enclave turístico al que iban a descansar muchos fines de semana. Resulta que una de sus vecinas tiene un corral y, además de las gallinas, hay un gallo que se ha convertido en los últimos meses, desde que surgió la noticia, en el gallo mas famoso de Francia. Se llama Maurice y, como buen gallo, anuncia la salida del sol con un alto y sonoro 'kikiriki'.
Ese despertar, molestaba a los jubilados que decidieron llevarlo ante los tribunales, donde expusieron ante el juez sus cuitas con el cantarín mañanero. El juez ha decidido que no hay lugar a tal ofensa, y no solo eso, sino que además de hacerse cargo de los costes del juicio, los jubilados tendrán que pagar a su propietaria 1.000 euros por daños y perjuicios. La dueña del animal, se llama Corinne Fesseu, y no podía contener su alegría: “Espero que esto cree jurisprudencia y no es solo una victoria para mí sino para toda la gente en mi misma situación. Después de esto, todos van a estar protegidos, las ranas, las campanas …”. Y otras demandas de parecido calado contra los ruidos que se producen en el campo y que han enfrentado a los lugareños con los turistas temporales.
El caso del gallo Maurice ha llegado hasta el New York Times, a las camisetas con la frase “déjenme cantar”, una petición de firmas que recogió mas de 150.000 con el lema “salvar a Maurice” y desde que saltó la noticia a los medios de comunicación, el animal se ha convertido en un símbolo de la Francia rural, la de las huertas, los gallineros, las fincas, los chiqueros, las granjas y las ovejas.
Este caso ha sido examinado al detalle. La pareja de jubilados pidió a un funcionario del tribunal que fuera a comprobar el volumen y la frecuencia del canto del gallo. En el informe consta que el rey del corral cantaba de modo intermitente entre las 6.30 y las 7 de la mañana. No desde las 4 de la mañana como indicaban los ancianos en su demanda. El ruido es audible, dice el informe, pero en ningún caso insoportable y menos si la pareja cerrase las ventanas de su vivienda.
Así pues el juez condena a pagar los 1000 euros a los jubilados, por haber actuado de manera abusiva al presentar una demanda, sin ni quiera haber intentado solventar el asunto con su vecina. En todo este proceso, se ha escuchado la voz del alcalde de Gajac, que publicó un escrito con una encendida defensa al sonido de las campanas de las iglesias, del mugir de las vacas o al rebuznar de los pollinos.