La lección islandesa a la homofobia del vicepresidente estadounidense

Mike Pence hizo historia el año pasado al convertirse en el primer vicepresidente de EEUU en participar en la convención de la Family Research Council’s, una asociación abiertamente antigay. Pence, cristiano conservador, se ha manifestado en múltiples ocasiones en contra del matrimonio homosexual o de que las personas gais formen parte del Ejército de los EEUU, incluso ha votado a favor de leyes calificadas de homofóbicas por distintos colectivos durante sus años como gobernador.

Todo ello es bien conocido en EEUU, pero visto lo visto también en Islandia. Pence se encuentra de visita oficial en Reikiavik y ha tenido un sorprendente recibimiento. Varias empresas islandesas han adornado sus sedes con la bandera del arcoíris en las calles por las que iba a circular la comitiva que trasladaba al vicepresidente estadounidense.

“Simplemente sentimos la necesidad de celebrar la diversidad que hay hoy en el mundo y hemos querido hacerlo cambiando las banderas”, ha explicado el director de una de las compañías a un diario islandés.

Esa no ha sido la única sorpresa de Pence durante su viaje. Posteriormente se ha reunido con Guðni Jóhannesson, presidente de Islandia, que ha recibido a su visitante con una pulsera con los colores de la bandera gay, algo que también ha hecho su mujer como ya hiciesen ambos durante su encuentro con el presidente Vladimir Putin, que llegó a calificar de “demonios” a las personas homosexuales.