Las impactantes imágenes de un avión militar de grandes dimensiones volando entre rascacielos

Madrid

El Sunsuper Riverfire es el festival de arte por excelencia de la ciudad australiana de Brisbane. Un evento, que se desarrolla a lo largo del mes de septiembre, en el que los organizadores sorprenden a los vecinos de localidad con numerosos espectáculos. Desde conciertos de artistas locales u obras de teatro hasta números circenses e incluso espectáculos pirotécnicos de gran nivel.

Entre los distintos eventos programados durante esta última edición también podemos encontrar una exhibición de la Fuerza Aérea australiana. Un número, de caracter anual, que consiste en sobrevolar la ciudad sobre un avión militar de grandes dimensiones a escasos metros tanto del suelo como de los rascacielos de Brisbane.

Volando entre rascacielos

En esta ocasión, el organismo se ha decantado por un avión militar de carga, el C-17A Globemaster, y un avión de combate Super Hornet F/A-18F para realizar la exhibición. Una rutina, que ha dado la vuelta al mundo, mediante la que ambos aviones han volado entre rascacielos a menos de 100 metros tanto del suelo como de los rascacielos de Brisbane.

Para que esto haya sido posible, y con el objetivo de evitar cualquier tipo de riesgos, los pilotos que participaron en el espectáculo ensayaron la ruta en simuladores y vuelos de prácticas. Según cuentan las Fuerzas Aéreas, la ruta que van a realizar está más que estudiada. De hecho, los pilotos tienen en cuenta todas las rutas de escape posibles en caso de que haya cualquier contratiempo.

Críticas a la organización

Después de varias semanas de entrenamiento, los pilotos se subieron al avión y sorpendieron a los allí presentes con unas maniobras que han dado la vuelta al mundo. Sin embargo, y a pesar de que el número fue aclamado por los allí presentes, un reducido grupo de personas ha criticado el evento al considerar que les recordaba a los ataques del 11 de septiembre.

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Bajo su punto de vista, un pequeño error podría resultar catastrófico, por lo que pidieron a los organizadores que no lo volvieran a hacer. Sin embargo, los responsables del evento reconocen que es completamente seguro. Tras finalizar la actuación, el festival se despedía de la ciudad con la tradicional exhibición de fuegos artificiales. Broche de oro para un evento que cada año congrega a miles de personas en la ciudad australiana.