'Las bárbaras': nuestras madres también fueron feministas
La dramaturga Lucía Carballal estrena 'Las bárbaras' en el Centro Dramático Nacional, una historia de amistad atravesada por el feminismo entre mujeres de la generación de su madre
Madrid
Tres mujeres que ya han cumplido los 60 años viajan hasta un hotel en Alemania tras la muerte de Bárbara, una amiga común, fallecida con 35 años. Y en ese hotel, durante una noche, las tres revisan su vida y las decisiones que tomaron cuando se toman las decisiones, en la juventud. Ya saben, tener hijos o no tenerlos, primar el trabajo por encima de la pareja o la familia y decidir quién queremos que nos acompañe en la vida. Y esta idea inicial es la que atraviesa la obra de teatro Las bárbaras, de Lucía Carballal, que se estrena este miércoles en el Teatro Valle-Inclán del Centro Dramático Nacional. Dirigida por Carol López, está protagonizada por Amparo Fernández, Mona Martínez, Ana Wagener y la participación de la cantante María Rodés -Miren Iza, Tulsa, la sustituye en dos funciones-, que interpreta canciones de los 70 durante la obra.
Las mujeres que retrata Carballal en Las bárbaras fueron las primeras en divorciarse, en trabajar fuera de casa o en decidir cuántos hijos querían tener, mujeres que pusieron sobre la mesa una ruptura bestial con sus madres pero que no se sienten, dice Lucía Carballal, reconocidas por las nuevas generaciones de feministas. "Tenía muchas ganas de escribir de una generación de mujeres muy distinta a la mía, que es la generación de mi madre, mujeres en torno a los 60 años porque siempre, desde pequeña, quizá por el hecho de haber sido criada por mujeres, me ha llamado mucho la atención la idea de que el arco vital de estas mujeres fuese tan extenso", explica la autora. Carballal cree que las mujeres de esta generación "fueron criadas en el franquismo, pero van a tener niños criados con los móviles en un mundo en el que ya no existen hombres y mujeres, sino el género neutro".
El trabajo de la autora comenzó a partir de la confrontación de ambas miradas sobre el mundo, la suya y la de su generación frente a la de mujeres de la edad de su madre, pero explica que la obra "pronto dio paso a una historia que, en realidad, es una historia de amistad". La amistad entre Encarna (Amparo Fernández), Carmen (Mona Martínez) y Susi (Ana Wagener) le sirve como excusa a Carballal para que sus personajes revisen y revisiten asuntos de su vida con una clave de lectura actual, asuntos como la maternidad, el trabajo, la amistad, la construcción de una familia y los sueños cumplidos y los frustrados. Y cada una de ellas afronta ese ejercicio con un grado distinto de resistencia.
La dramaturga cuenta que le llamó "la atención que cuando les preguntaba cuál era su relación con mi generación, las de 30, me decían que sentían cierto olvido, que en el contexto de reivindicaciones feministas actual, en la vida social y cultural, sentían una cierta invisibilidad y una falta de reconocimiento a su trayectoria, a todas las cosas que lograron por primera vez en este país". Carballal, autora de textos como La resistencia o Una vida americana, aclara que desde el principio quiso evitar "el debate teórico" para contar una historia atravesada por la experiencia de las protagonistas, mujeres que no son expertas en feminismo y que podrían ser esa madre con la que hablamos en la cocina después de ver en televisión imágenes del 8 de marzo.
Dice Carol López, directora del montaje que, además de ser una historia sobre la amistad entre mujeres, Las bárbaras es también "una crítica del feminismo desde el feminismo". Explica que en los ensayos de la obra descubrió que los tres personajes encarnan, de alguna manera, tres posturas frente al feminismo: "Está la que cree que fue la más moderna y tuvo que renunciar a muchas cosas, pero que no va a soportar que una nueva generación la interpele y la juzgue; otra, que rompió con todo, tuvo renuncias y era moderna pero sí se deja cuestionar y quizá aprender de las jóvenes; y el personaje más pragmático, que dice me tocó hacer esto y ahora me toca hacer esto otro, no me cuestiono tanto y hago, hago, hago".
Lucía Carballal cuenta que "hay un lugar en el que se está hablando de dos generaciones y de las diferencias entre ellas, pero al mismo tiempo hay una sensación de que estamos en las mismas, que cuando llegamos a determinado momento nos encontramos con las mismas preguntas que se hicieron nuestras madres y quizá en ese territorio entre la confrontación entre generaciones y la sensación de que hay muchas cosas que hacer es donde se mueve la función".
Además de la reivindicación de una determinada generación, Las bárbaras contiene otras. La reivindicación del derecho a la contradicción y a las dudas de la autora, además de la defensa de un feminismo plural y abierto, alejado de la figura de la feminista "modélica". Además, se trata de un montaje sobre mujeres escrito, dirigido y protagonizado por mujeres. Por actrices que tienen una edad similar a la de sus personajes: "Cuando me siento a escribir una obra para tres mujeres, y además de una edad en concreto, soy consciente de que es una declaración de intenciones, evidentemente es una reivindicación de un espacio, de una pregunta que lanzaba al mundo que es por qué con las actrices que tenemos en este país no estamos escribiendo todo el rato para ellas, es algo que yo no comprendo".