'La naturaleza de las cosas' que subvierte Chema Madoz
El Real Jardín Botánico de Madrid acoge 'La naturaleza de las cosas', una exposición de fotografías en las que Chema Madoz "subvierte las reglas de la naturaleza"
Madrid
Hubo un tiempo en que todas las cosas sabían hablar. Ocurría en aquel entonces, cuando los pájaros tenían dientes y del estiércol se hacía paja, y de la paja, oro; en los años en que reinaba el Rey Sapo y todos eran bastante felices porque desear era útil y casi siempre servía para algo. Así comienza el texto firmado por Bernardo Atxaga que abre el catálogo de la exposición La naturaleza de las cosas, del fotógrafo Chema Madoz, en el Pabellón Villanueva del Jardín Botánico de Madrid. Más de sesenta fotografías en las que Madoz explora la relación de los objetos con la naturaleza. Fotografías que Atxaga define como "descolocantes", fotografías que, "siendo retratos, desretratan".
Porque Madoz convierte dos cantos rodados en un cactus; mariposas, en un ramo de flores dentro de un jarrón; un cubito de hielo, en un regalo y una hoja de otoño, en percha. O hileras de caligrafía que vemos como ramas de un sauce llorón. Chema Madoz explicaba este jueves en la presentación de la muestra que no había sido demasiado consciente hasta la fecha de la gran cantidad de imágenes que, a lo largo de su carrera, mantienen ese vínculo con el entorno natural, con la naturaleza. Las imágenes que incluye la muestra fueron realizadas por Madoz entre los años 1982 y 2018.
Además del entorno, en La naturaleza de las cosas también está presente la idea de juego, que habita toda la obra de Madoz, y que el fotógrafo entiende como "esa primera relación que tenemos con la idea de conocimiento, la manera que tenemos de relacionarnos con el mundo, de ir aprendiendo y de disfrutar". Una idea, la de juego, que Madoz cree que no deja de ser "una deuda con los artistas y corrientes que te han enseñado y ayudado a acercarte a la idea de arte y de fotografía". “Chema busca asociacionismos, encuentros fortuitos para metamorfosear los objetos y plantea una mirada distinta. Subvierte las reglas de la naturaleza, funde los reinos para crear uno propio", explicaba Oliva María Rubio, comisaria de la exposición.
Explicaba Madoz que en su trabajo prescinde del azar para provocar él mismo el resultado final: "Algunos de los fotógrafos más ortodoxos piensan que hay que fotografiar sin tocar nada de lo que tienen delante. Pero creo realmente que, muchas veces, las ideas surgen de lo más insospechado, solo hay que fijarse en las cosas y verlas desde otro punto", decía este jueves en Madrid. El fotógrafo confesaba también que no piensa en el espectador a la hora de trabajar: "Esa imagen que estoy construyendo, trabajo en ella para mí como primer espectador y trato de sorprenderme un poco a mí mismo, con la esperanza de que, si lo consigo conmigo, habrá algún espectador a quien le pueda ocurrir lo mismo que a mí".
"Madoz subvierte las normas y se complace en trastocar la realidad, porque la mínima variación nos hace conscientes del mundo en que vivimos. Se aprecia un punto de extrañeza, pero también hay familiaridad cuando se descubre su juego", concluía Oliva María Rubio, comisaria de la exposición.