Los libros que nos han hecho disfrutar en 2019
Los redactores de cultura de la Cadena SER eligen los libros con los que más han disfrutado este año que termina
Madrid
No somos críticos literarios ni aspiramos a ello, pero leemos mucho, leemos todas la semanas, todos los meses del año, leemos por placer y leemos por trabajo. De todo lo leído este año 2019, hemos elegido lo que más nos ha hecho disfrutar. Ese ha sido nuestro único criterio de selección.
Lectura fácil. Cristina Morales. Anagrama. La escritora granadina publicó su novela a finales de 2018, pero ha sido en 2019 cuando se ha encontrado con los lectores y con el Premio Nacional de Narrativa que le concedió el ministerio de Cultura, después de haber ganado el Premio Herralde. No hay nada fácil en esta novela radical, ácida, inteligente y punk, cuyos personajes- cuatro mujeres con distintos grados de discapacidad intelectual- cuestionan el sistema político, social y moral a todos los niveles. También el literario. La novela de Morales es incómoda y deslumbrante.
Sánchez. Esther García Llovet. Anagrama. Nadie escribe en España como García Llovet. La autora de Submáquina, Las crudas o Cómo dejar de escribir nos lleva de viaje por un Madrid nocturno, de extrarradio, de gasolineras y garitos en mitad de la nada, de timbas, de esos pasos de cebra en el Paseo de la Castellana que de madrugada son como mil rayas de farlopa. Un Madrid con galgos que desaparecen, un pijo llamado Beltrán, un gafe que no lo es tanto, Sánchez, y una narradora, Nikki, que dice: ”Las cinco de la mañana existen, aunque nos las mire nadie”.
Las lealtades. Delphine de Vigan. Anagrama. Esta novela es como un cuchillo que te va a abriendo una herida despacio, casi sin darte cuenta. De Vigan nos dice que el tiempo de la inocencia terminó hace mucho a través de la historia de un niño que bebe alcohol como si quisiera morirse y que se pregunta si merece la pena ser adulto. Las lealtades está poblada de personajes imperfectos y con heridas, con mujeres que se sienten impostoras, con niños que se castigan cuando ven a sus padres perder el norte. Se lee deprisa, pero se digiere muy despacio.
Breves amores eternos. Pedro Mairal. Destino. Libro de cuentos del autor de La uruguaya. Con esto bastaría para recomendarlo. En Breves amores eternos están todas las obsesiones de Mairal: la adolescencia, la crisis existencial, la infelicidad conyugal, el sexo, la torpeza. El cuento ‘Hoy temprano’ es, sencillamente, magistral.
Gente normal. Sally Rooney. Literatura Random House. ¿Qué es ser normal, qué hace la gente normal, cuándo y haciendo qué deja uno de pertenecer al club de los normales? La segunda novela de Rooney escarba en algunos de los temas que ya dibujaba en la primera, Conversaciones entre amigos: ser diferente, las relaciones sentimentales que escapan de la norma, que no lo arreglan todo, aquellas en las que no se digieren perdices. En Gente normal nos asomamos a la relación entre Marianne y Connell. Una historia melancólica, pero luminosa, de sus encuentros y desencuentros a lo largo de los años. Con Rooney dan ganas de organizar una colecta para conseguir que solo tenga que escribir y publique una novela al año.
La biblioteca en llamas. Susan Orlean. Temas de Hoy. La periodista Susan Orlean ama las bibliotecas desde niña. Buscaba una excusa para escribir sobre ellas y la encontró: el incendio de la Biblioteca Central de los Ángeles en abril de 1986. Esta historia, a la que dedicó siete años de trabajo, es un homenaje a las bibliotecas y a los libros. El incendio dañó un millón de libros y, tras extinguir el fuego, empezó la tarea de intentar salvarlos porque para el papel es peor la humedad que el fuego. Algunos de los libros rescatados huelen, todavía hoy, a humo.
Las Lealtades. Delphine de Vigan. Anagrama. Estamos acostumbrados a la brillantez y hondura de esta escritora francesa, pero tal vez no a la economía de medios con la que hace que esta novela estalle en la conciencia y en el corazón del lector. Se lee en una tarde, porque es hipnótica y terrible. Es la historia de unos meses en la vida de un adolescente que decide beber porque prefiere la inconsciencia a la vida. Sus padres, divorciados, están inmersos en una guerra de odio y silencio. Él vive entre una casa y otra, sin comunicación posible entre ambas. Tiene un amigo que no sabe qué hacer para ayudarle y una maestra que sospecha que algo pasa. Entre los personajes de la novela se trazan líneas de lealtad que pueden ser sogas de ahorcado, o cuerdas de salvamento. Es un libro inolvidable, durísimo y muy hermoso que nos recuerda que, sin amor, los humanos nos morimos.
El infinito en un junco: La invención de los libros en el mundo antiguo. Irene Vallejo. Siruela. Un libro de aventuras sobre libros, que es también una biografía de Irene Vallejo como lectora. Y que da respuestas a preguntas que nunca supimos que la tenían. ¿Cómo se pasó de la tablilla, el rollo de papiro o el pergamino al libro encuadernado? ¿Y por qué son rectangulares? Irene Vallejo, joven filóloga clásica, ha escrito un libro increíble, una joya insólita en el panorama español, en el que habla de Ptolomeo, Aristófanes o Eumenes II como si fueran sus primos hermanos. Un viaje intelectual que brinca de siglo en siglo, de formato en formato y de idea en idea con una incansable sensación de maravilla y disfrute. Se ha publicado en 2019, pero es un clásico instantáneo, un compañero de vida que se puede abrir por cualquier página y asombrar siempre.
Mi año de descanso y relajación. Ottesa Moshfegh. Alfaguara. Dormir durante un año. Renunciar a todo contacto, a toda emoción y a toda actividad. Si no has tenido nunca esa tentación, no leas esta novela. Ottesa Moshfegh coloca a su personaje en un pisazo en Manhattan, mata a sus padres, le da una amiga frívola y envidiosas y citas mensuales con una psiquiatra/dealer estúpida que le dispensa psicotrópicos y somníferos como una abuela de pueblo te tupe a tuppers. Con este entorno Moshfegh consigue que su personaje no encuentre razón alguna para la vigilia y la acción. Y, una vez establecida esta quietud, la lleva hasta sus ultimísimas consecuencias. Esta novela captura algo sobre nuestra juventud (el vértigo, la parálisis del precipicio, la justa ira) y viaja de la misantropía a la luz. Harán una película y luego te arrepentirás de no haber leído el libro.
Lectura fácil. Cristina Morales. Anagrama. Dejando a un lado la polémica por las declaraciones de Morales, lo cierto es que esta novela puede marcar un antes y un después en la literatura en castellano. El desparpajo, la falta de prejuicios y la apuesta por el riesgo de la autora tienen como resultado un relato que nos hace reflexionar sobre muchas cuestiones, algunas de ellas relacionadas con la actualidad, otras inherentes a la condición humana: la libertad, el sexo, el arte, el feminismo, los tabúes, la discapacidad…
Cuatro mujeres, parientas entre ellas, todas con algún tipo de discapacidad, comparten un piso tutelado. Las cuatro tienen experiencias anteriores en centros para discapacitados y han tenido que adaptarse a una sociedad a la que no le resultan agradables. Cuando se unen, intentarán alcanzar la libertad (cada una a su manera), pero la/s administración/es no se lo van a poner nada fácil.
Infelices. Javier Peña. Blackie Books. Primera novela del gallego Javier Peña, periodista que hasta hace dos años escribía discursos para un consellero de la Xunta. Precisamente esa faceta suya está muy presente en Infelices.
Cuatro amigos, que estudiaron periodismo juntos, nos dan a conocer su vida veinte años después. El punto al que han llegado está muy lejos de aquel al que querían llegar, de ahí la infelicidad a la que hace referencia el título. En su momento crearon su particular “Círculo de Viena”, a imitación del famoso movimiento científico-filosófico que surgió en la capital austriaca en la década de los 30 del siglo pasado.
Muchos la han catalogado como una novela generacional, que representaría a esos hombres y mujeres nacidos en torno a 1980 y que, a mitad de su vida, se han dado cuenta de que, al contrario de aquello a lo que estábamos habituados, su existencia no iba a ser mejor que la de sus padres. Todo ello condimentado con una buena dosis de sexo (con muy poquitos tapujos), de escatología y, sobre todo, de música, mucha música (noventera en buena parte).
Seis formas de morir en Texas. Marina Perezagua. Anagrama. Novela con una ficción muy potente aunque quizá lo que más puede impactar al lector son los elementos que aporta desde el campo de la no ficción. Una mujer está esperando a ser ejecutada en el corredor de la muerte. ¿El motivo? Fue encontrada inconsciente junto al cadáver de su madre. Ella no puede recordar si cometió el asesinato o no.
Hay dos denuncias fundamentales que se entrelazan a lo largo de la novela: la pena de muerte y las condiciones que sufren quienes están condenados a ella; y el tráfico de órganos humanos, ilegal en todo el mundo, pero realizado en muchas ocasiones con la complicidad de algunos gobiernos. Es destacable en este aspecto el relato sobre Falun gong, un movimiento religioso próximo al budismo, cuyos miembros son perseguidos en China, su país de origen, convirtiéndose en las principales víctimas de ese tráfico de órganos.
Aparte de lo evidente, Seis formas de morir en Texas plantea también algunas reflexiones terribles para el ser humano, como la posibilidad de tener que elegir entre la luz y la vida; o entre la vida y la libertad.