Los 'grinch' de la Lotería de Navidad o por qué nunca les tocará el Gordo
El 22 de diciembre se celebra el Sorteo de la Lotería de Navidad y no todos estarán pendientes de si el bombo escupe su número. Los que nunca juegan explican sus razones para no comprar ni un décimo y la presión social a la que se enfrentan por ello
Madrid
A Olga le tocó una vez el Gordo de la Lotería de Navidad. Fue hace mucho. 24 años. Lo recuerda con emoción a pesar de que la cuantía apenas superaba el millón de pesetas, unos 6.000 euros de ahora. Tampoco le tocó directamente a ella. Fue a través de una participación de la escuela de su hermano pequeño. Sus padres compraron el taco con varias papeletas para que el niño no tuviera que penar vendiéndolas a conocidos o por la calle. Cada una valía 60 céntimos. Ya de mayor, Olga solo juega un décimo cada Navidad. El de la empresa en la que trabaja. Y, cada vez, duda si hacerlo o no. Si ya es difícil que toque una vez el Gordo, dos veces es prácticamente imposible, reflexiona.
El matemático Eduardo Sáenz de Cabezón sostiene, con los números en la mano, que es más probable que te alcance un rayo a que te toque el Gordo de la Lotería de Navidad. “Si uno hace las cuentas, uno dividido entre el número de números que hay, sale una probabilidad más pequeña que la probabilidad de que te caiga un rayo si tenemos en cuenta el número de rayos que caen en personas con respecto a la población”, explica.
Es fácil hacer los cálculos. Si hay 100.000 números en el Sorteo de Navidad y jugamos uno de ellos, la probabilidad de que toque el Gordo es de 0,00001. Pero los sueños están hechos de imposibles e ilusiones. Así se escribe la Historia. El argumento, claro está, no vale para todos.
Gemma: “No le veo sentido gastar dinero en algo que sabes que no va a suceder”
A David, Gemma, Marisa, César, José y Ana nunca les tocará el Gordo ni la pedrea ni nada. “Sólo he jugado voluntariamente una vez, cuando estaba embarazada, por añadirle un extra de suerte”, explica la farmacéutica y especialista en tecnología alimentara, Gemma del Caño.
“Siempre he pensado que la lotería es aquello que le pasa a otro pero nunca a ti, así que no le veo el sentido a gastar dinero en algo que sabes que no va a suceder. La cara de frustración que veo en otra gente cuando no les ha tocado me hace pensar que no compensa el extra de esperanza e ilusión con la sensación de desilusión de después. Siempre he pensado en que la vida se resume en una gestión de expectativas y en un balance beneficio-riesgo y jugar a la lotería no tiene ningún punto a su favor”, explica Gemma que tampoco juega a otros sorteos. “Eso sí, mis padres juegan en Navidad para todos”, aclara.
David: "La gente juega por si acaso toca"
Jugar a la Lotería es un acto de fe en el que no cree el periodista David Justo. “La vida está llena de porsiacasos y siempre jugamos a empatar. Llevamos ropa de abrigo en verano por si acaso, estamos en el aeropuerto tres horas antes de coger un avión por si acaso y compramos Lotería de Navidad por el mismo motivo. Sin embargo, a la hora de la verdad, esos porsiacasos no son más que colchones sobre los que apoyarnos para evitar una hipotética caída. Y no hay que tener miedo a no ganar un premio Gordo, puesto que es algo que raramente va a ocurrir”, opina.
Marisa Casas, del blog ‘Madres estresadas’, dejó de jugar cuando el entonces ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, decidió gravar en 2012 los premios de la lotería.
“No juego, me cabreé mucho cuando empezaron a cobrar impuestos, que da lo mismo, porque nunca toca nada. No ha sido siempre así, la familia compra, intercambia, y parece que no hay otro remedio, hasta que alguien dice ‘yo no’ y descubres que el mundo no se ha acabado. Las tradiciones ya no son lo que eran”, afirma.
Ana: "Prefiero gastar el dinero en un libro"
El concepto de que jugar es como tirar el dinero a la basura triunfa entre los escépticos. “Si tengo ese dinero prefiero gastármelo más en un libro que en algo que no disfruto, como es un billete de lotería. Hay gente que le encanta porque los disfruta mucho, sueña con lo que haría si le tocase, y ese disfrute es ya una experiencia que hace que merezca la pena comprar el billete. Yo disfruto con ese libro, o metiéndolo en la hucha para un fin de semana de escapada, que eso sí me hace elucubrar planes magníficos”, confiesa Ana Valtierra, profesora de Historia del Arte en la facultad de Comercio y Turismo de la Universidad Complutense de Madrid.
Siempre ha sido así, nunca ha jugado. Alguna vez piensa: “Compra el billete del trabajo, que como le toque a tus compañeros y no a ti, te quedas trabajando sola”. Lo que ocurre es que le encanta su trabajo y aunque le tocara nunca lo dejaría, así que le da un poco igual.
- DATOS CURIOSOS
César: "La presión social ya no me afecta"
Sí cae cuando alguna protectora de animales le ofrece papeletas para un sorteo. Si hay fines solidarios de por medio también colabora César Arellano, pedagogo, que se ve obligado a defender ante sus colegas sus argumentos anti Lotería navideña.
“No juego a ningún tipo de lotería desde hace años porque desde el punto de vista estadístico se trata de tirar el dinero. Y desde el punto de vista social prefiero, llegado el caso, apoyar esas posibles causas solidarias de forma que no implique tener que participar en el sorteo de la lotería. Existen formas alternativas como por ejemplo donar directamente ese dinero a la institución. La presión social del tipo ‘poder acabar siendo el único del trabajo o de mi familia al que no le toque la lotería’ ya no me afecta lo más mínimo”, explica César.
A César le parece especialmente curioso que intenten convencerle de que jugar no es tirar el dinero con el argumento de que a alguien le tiene que tocar. “Se olvidan de todos los que siguen no ganando a día de hoy y del dinero que tanto los ganadores como los no ganadores han gastado durante toda su vida. Parece que el coste de oportunidad de todo ese dinero simplemente no existiera. ¡Para mí lo más sensato es directamente ahorrar o invertir ese dinero!”, afirma.
José: "La Lotería es la mayor recaudación de impuestos del Estado"
Algunos se sienten como Asterix resistiendo en la pequeña aldea gala. "Todos los años y ya van diez en la radio, la misma pregunta o el mismo chascarrillo: 'Ya verás como toque este año'. Yo les digo: '10 años sin tocar, 32 años que tengo y no he visto a nadie que de verdad le toque un premio importante. A lo mejor no soy yo el que está equivocado", cuenta el periodista José David Palacio.
“No juego a la Lotería porque no creo que realmente sea una forma eficaz o fácil de ganar dinero sino al contrario, pienso que es la mayor recaudación de impuestos que promueve el Estado. Ya pago lo correspondiente y no pienso pagar más, ni mucho menos las cantidades que gastan algunas personas”, justifica.
No hay rencor y todos los entrevistados coinciden en afirmar que se alegrarían muchísimo si tocara el Gordo o un premio grande a los compañeros de trabajo, conocidos o familiares.
“Jugamos a la Lotería de Navidad por miedo a que pueda tocar en nuestro entorno. Sin embargo, yo creo que, con el paso de los años, la sociedad irá comprando cada vez menos por la pérdida de ilusión que supone que nunca toque. Pero bueno, para todas aquellas personas que vayan a jugar, que sepan que el número que va a tocar es el 73296”, aventura David Justo con sorna y con la certeza de quien prefiere no dejar nada al azar. Ni siquiera el de un sorteo.
Quizá olvide David que un azar mayor le ha traído a este mundo. El doctor Ali Binazir ha hecho el cálculo. La posibilidad de que David sea exactamente él y no otro es la misma que la de que dos millones de personas se juntasen para jugar cada uno con un dado con mil billones de caras y que todos sacasen el mismo número, es decir, casi cero.
El azar es el responsable de que yo escriba estas líneas y de que alguien, por causalidad, las lea. Suerte. Aunque no jueguen a la Lotería.
Maika Ávila
Periodista y autora de 'Conciliaqué. Del engaño de la conciliación al cambio real'. Ha formado parte...