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El artículo más visto de una prestigiosa revista científica: una pareja teniendo sexo en la resonancia magnética

"Imágenes por resonancia magnética de genitales masculinos y femeninos durante el coito y la excitación sexual femenina" es el título del artículo más descargado de la British Medical Journal

Imagen de una cópula obtenida a través de resonancia magnética. / BMJ

Imagen de una cópula obtenida a través de resonancia magnética.

Madrid

Se cumplen veinte años del artículo más visto y descargado de la British Medical Journal que lleva por título "Imágenes por resonancia magnética de genitales masculinos y femeninos durante el coito y la excitación sexual femenina". Porque sí, los científicos de la revista consideraron que tomar imágenes del acto sexual dentro de una caja de resonancia magnética no solo era factible, sino que además aumentaba nuestro conocimiento sobre la anatomía. 

Ocurrió en 1999 y para ello llevaron a cabo 13 experimentos con ocho parejas y tres mujeres. Querían saber qué aspecto adquieren los genitales durante el sexo para así tener un conocimiento más avanzado sobre la anatomía humana. El artículo empieza haciendo una revisión de otros experimentos que ya se habían llevado a cabo. 

Primeros experimentos

Después de los bosquejos de Leonardo Da Vinci sobre cómo imaginaba anatómicamente la copulación, un hombre llamado Dickson en 1933 insertó un tubo de vidrio en la vagina de una mujer simulando el pene en erección. Al mismo tiempo, el tubo llevaba incorporado un vibrador para estimular el clítoris. De esta manera surgió una simulación pictórica sobre lo que era la penetración desde un punto de vista científico. 

Más tarde, Masters y Johnsons en 1960 hicieron otro experimento con un pene artificial que podía imitar mecánicamente el coito natural. En este caso descubrieron que el útero adquiría un volumen mucho mayor al natural, en torno a un 50% o 100% más ancho. 

Ya en 1991 se hizo el primer experimento con ultrasonidos a una pareja copulando, pero las imágenes obtenidas eran de una calidad muy dudosa. Por eso, en 1999 se procedió a hacer algo mucho más ambicioso: que varias parejas tuvieran sexo en un tubo de resonancia magnética de 50 centímetros. Las reticencias sociales y científicas de la época fueron brutales, pero siguieron adelante.

Los resultados

Dos parejas consiguieron realizar una penetración completa que duró lo suficiente (12 segundos) para tomar imágenes nítidas. Concluyeron, a diferencia de los experimentos anteriores, que en la posición del “misionero” el pene no está recto ni tiene forma de ‘S’, sino que se posiciona en forma de bumerán. Además, durante la excitación sexual femenina el tamaño del útero no aumenta, como se había dicho anteriormente.

Quizá lo más importante es que se pudo obtener una imagen nítida sobre la anatomía humana a través de una resonancia magnética. Aunque la investigación fue premiada, nadie pensaba que el estudio fuera útil clínica y científicamente, pero es cierto que se había utilizado una tecnología novedosa y la imagen era impactante.

Aparte de toda la masa de lectores que atrajo, ya que el vídeo publicado y su artículo adjunto fueron lo más descargado de la revista durante un tiempo, también produjo cierta agitación en el mundo científico. La investigación se publicó en Navidad, momento en el que no suele haber temas relacionados con el sexo (5% de los artículos), pero veinte años después sigue atrayendo lectores.

 
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