Reseñas sobre el Cuento de Navidad de la SER "Peter Pan y Wendy"
Manuel Burque, Montserrat Domínguez, Manuel Jabois, Javier del Pino, Juan José Millás, Mara Torres, Juan Cruz, Marta Sant, Pepa Blanes y Marta Fernández, han opinado sobre el Cuento en la audición previa a su estreno el 25 de diciembre
España
De niño estaba obsesionado con Nunca Jamás y todo su imaginario, especialmente con “Hook, el capitán Garfio”, y me parece muy emocionante que se haya hecho el cuento de navidad con el relato de Barrie. La Ser se ha cascado una superproducción con un reparto de peli potente. El resultado consigue canalizar la literatura a través de las interpretaciones (los actores se salen), los efectos y la música, y crear una nueva versión en tu cabeza, igual de mágica, pero más dura. El narrador es el propio autor, encarnado por las cuerdas vocales de Josep María Pou, y su punto de vista barniza toda la historia de tristeza y dolor por la dura metáfora que ha creado con Nunca Jamás. Pero esa oscuridad no le hace sombra a lo bien que está construida la fantasía en la isla: los piratas, el cocodrilo, los niños perdidos, las peleas entre Hook y Pan... ya vuelvo a estar obsesionado.
Qué delicia volver al País de Nunca Jamás y reencontrarse con un Peter Pan que captura el espíritu irónico, juguetón y transgresor de J.M. Barrie sin perder un ápice de su magia... El ritmo, la ambientación musical y las voces de los niños son, sencillamente, maravillosos. ¡Bravo!
No me toques, nadie puede tocarme”, le dice Peter Pan a Wendy en su primer encuentro mientras ella, preocupada porque Peter ha perdido su sombra, le propone cosérsela para que no la pierda más. “¿Qué es coser?”, pregunta él.
Este cuento de Navidad que ofrece la cadena SER, esta adaptación de la pieza teatral de James M. Barrie que hace la escritora Ángeles Caso, impacta por todo lo que sugiere: la difícil tarea de no crecer, la imposible carga de tener que hacerlo. El sentido de la oportunidad de la historia -Nochebuena- devuelve al oyente al territorio en que los sueños no se cumplen pero consiguen hacerse indistinguibles de la realidad: las horas espectaculares de la radio como herramienta narrativa y todo lo que queda al salir de una historia reinventada una vez más, la misma sensación feliz y conmovedora, las mismas emociones que los personajes: sus dudas, sus ambiciones.
No hay nada suelto en Peter Pan y Wendy y al mismo tiempo está todo por atarse: este cuento, como la Navidad, consigue que nos deshagamos de nuestra propia sombra para que los personajes nos la cosan por nosotros mientras imploran compañía y complicidad. Lo que queda cuando uno deja de crecer. Lo que llega cuando uno enciende la radio.
Esta version remozada de Peter Pan tiene una lectura clásica y otra extrañamente provocadora, porque revisa sin rubor algunas incorrecciones políticas del texto original. El cuento radiofónico consigue que volvamos a disfrutar con ese viaje increíble en el tiempo y el espacio que a todos nos gustaría haber hecho. Pero quizá el oyente avezado se quede con otra sensación: ¿no será el peterpanismo la enfermedad social de nuestro tiempo? Mire a su alrededor y decida…”
La historia de Peter Pan contiene el suficiente número de materias existenciales arquetípicas como para conmover a cualquier hora del día y en cualquier momento de la vida. “Todos los niños crecen menos uno”, tal es la primera frase de la versión producida por la SER que nos corta literalmente el aliento. Y es que nos obliga a preguntarnos si acaso creció el niño que fuimos. ¿Se hizo mayor? ¿Somos él o quedó abandonado en aquella zona remota de la vida que conocemos como infancia? Y si continúa allí, ¿cómo entrar en contacto con él desde el ahora?
Hay un modo de hacerlo: escuchando este relato prodigioso de James Mattew Barrie en el que aparecen un manco, un garfio, unos pieles rojas, unos piratas, un cocodrilo, unos niños huérfanos, una madre real, otra sustituta, donde aparecen también la muerte y la vida, el amor y el desamor, el deseo, el destino, la aventura, todo ello articulado y puesto en orden para la radio por una escritora excelente, Ángeles Caso, y contado por un narrador cómplice, José María Pou, cuya voz es capaz de trasladarnos a los escenarios oníricos de la historia.
Lo primero que me atrae de la adaptación de la escritora Ángeles Caso de Peter Pan es la introducción del autor en la narración, J. M.. Barrie (interpretado por José María Pou) y conocer el motivo por el que su autor escribió este cuento. Esto me me ha supuesto un redescubrimiento total del texto y sus personajes y una nueva forma de entenderlo, al margen de la versión de dibujos que vi de pequeña de Walt Disney. El cuento es una joya radiofónica, con una producción e interpretación magistrales, que consigue sumergirnos en la complejidad del mundo de Peter Pan, el niño que no quería crecer.
Peter Pan nació para niños y es en la radio donde mejor suena esa fábula. No hay edad más potente que la niñez y no hay cuento que represente mejor esa edad que este Peter Pan que al que Pou le da el vuelo de la voz. Como si otra vez naciera Peter Pan.
Cuando era una niña había dos historias a las que volvía una y otra vez. Una era Alicia; la otra era Peter Pan. No sabía por qué me encantaban, no comprendía lo que estaba sucediendo, pero me quedaba hipnotizada con la niña que caía por el hueco del árbol, con el apresurado conejo blanco, la perra Nana, los niños perdidos, el hada Campanilla y el cocodrilo que le comió la mano al capitán Garfio y lleva en su tripa un despertador… Mezclaba las historias y ahora entiendo que la intuición no me fallaba: con versiones tan excelentes como esta, ya sé por qué sentía un calambre en el estómago. Estos relatos hablan del crecimiento y sus metamorfosis, de la larvada sexualidad de la infancia, de cómo las sombras deben ser recosidas a nuestros pies, de quiénes somos. En Peter Pan habitan criaturas muertas que caen de sus carricoches. Algunas son olvidadas y otras permanecen vivas en el recuerdo de quienes las amaron. Son criaturas, que no se pueden tocar, pero vuelan… En Peter Pan resentimiento, celos, generosidad, y, sobre todo, una idea: la de que la imaginación, las hadas, los hermosos cuentos sin paños calientes, nos ayudan a comprender y aliviar el lado más oscuro de la vida. Este Peter Pan estremece el corazón de una maravillosa infancia, morbosa y sensible, y, al mismo tiempo, vuelve a conmover a las personas adultas que aún conservamos la inocencia.
Peter Pan es una de las primeras películas que vi en cine. Una de las adaptaciones de cuentos que resultan más cinematográficas. La vegetación del país de Nunca Jamás, un villano digno de cualquier cinta de aventuras: el capitán Garfio, y la historia de amistad de un grupo de niños que se debate entre crecer o seguir viviendo en el mundo de juegos y fantasía que supone la adolescencia. El cine ha llevado a cada casa la historia de este aventurero, vestido de verde. La radio, en lugar de despojarlo de color, aporta nuevas tonalidades, la de los sonidos que acompañan las voces de cada uno de los protagonistas de esta historia.
El cine y la radio aquí suman. El Peter Pan que cada generación tiene en mente, cobra una nueva dimención en esta nueva versión, adaptada a la ficción sonora, en la tradicional edición de la Cadena SER del Cuento de Navidad. Ángeles Caso acude al origen de esta obra estrenada en 1904 para la adaptación navideña y actual, para hablar sobre el paso del tiempo, la madurez, la aventura y la muerte. Y en un cinematográfico juego de mezclar realidad y ficción, es el autor del cuento quien nos cuenta esa historia.
“Barrie tiene algo fatal para aquellos a los que ama. Todos mueren”. Es lo que escribió D.H. Lawrence del autor de Peter Pan. Y sabía de lo que hablaba. Quizá porque la desgracia estuvo presente en su vida desde que era muy pequeño, Barrie maldijo a quien se atreviera a escribir su biografía. Y, sin embargo, le habría hecho feliz verse convertido en un personaje para este cuento de navidad. Le habría gustado escucharse a sí mismo con la voz de José María Pou. Porque Barrie era, ante todo, un hombre de teatro que amaba a los buenos actores y las historias bien contadas.
Este cuento de navidad de la Cadena SER nos descubre al verdadero Peter Pan, que poco tiene que ver con el que luego se convirtió en dibujo animado. Un niño que no tiene sombra porque es en realidad la sombra fantasmagórica del hermano que el propio Barrie perdió cuando sólo tenía seis años. Un niño que no quiere crecer y que piensa que la muerte sería una grandísima aventura. Un niño salvaje y montaraz que mutila a piratas y cierra ventanas para que sus amigos no puedan volver a casa. Un niño raro, como hemos sido todos.
Pero Barrie se equivocaba en una cosa: no es verdad que todos los niños crezcan, menos uno. Los demás, los que hace mucho que no visitamos Nunca Jamás, los que además de nuestra sombra tenemos las otras que nos ha ido cosiendo la vida, nosotros los adultos perdidos también podemos volver a veces a la infancia. En contados momentos mágicos. Basta con cerrar los ojos y escuchar este cuento de Peter y Wendy. Prueben. Dejen que el polvo de hadas de la radio haga su magia. Y disfruten del viaje a la isla encantada donde crecer todavía parece imposible.