Ana Merino gana el Nadal con 'El mapa de los efectos'
El Premio Josep Pla premia a Laia Aguilar por narrar una historia de amistad
Madrid
La escritora Ana Merino, que ha ganado la noche de este lunes el 76 Premio Nadal de Novela con su primera obra El mapa de los afectos, ha asegurado que su obra es un alegato a la bondad porque "alguien tiene que reivindicarla". Merino, que se había presentado al galardón más antiguo de las letras hispanas bajo el título ficticio de "Campos de fuerza" y oculta tras el seudónimo de Susan Storm, competía con los otros cuatro finalistas seleccionados entre las 351 obras presentadas al galardón más antiguo de las letras hispanas, procedentes de España y de todo el mundo.
En la rueda de prensa posterior al fallo del premio, la autora ha lamentado que "a la bondad se la desprecia a veces", y ha avisado de que en la novela suceden cosas que duelen y que para enfrentarse a ellas es necesario el poso de bondad. "La bondad es lo que ha hecho que la Humanidad permanezca", ha defendido ante las guerras, las discrepancias y los traumas; sin embargo, en sus páginas explora también la evolución de los personajes y cómo éstos interactúan pese a pertenecer a distintas generaciones.
La novela, que se publicará el 4 de febrero, versa sobre "cómo respondemos con bondad a los momentos más duros de la sociedad", así como el intento de entender las distintas sociedades, y ha desgranado que la novela pasa por la guerra y por personajes con diversas problemáticas.
La novela arranca con una maestra de preescolar que tiene dudas sentimentales y que está trabajando con un niño de 5 años que sufre mucho después de que su madre haya desaparecido de forma súbita. En la novela de Merino, sus personajes van evolucionando en una geografía de varios continentes, Estados Unidos, España, el mundo de los veteranos de guerra, y ellos se van enfrentado a esas dificultades: "Me interesa ver cómo evolucionan esos personajes y quiero jugar sobre cómo interactúan las personas". Esta novela arranca con un suceso muy doloroso, reconoce la autora, y frente a eso ese sustrato de bondad ayuda a superar ese momento".
Preguntada sobre su ambientación en Estados Unidos, ha explicado que lleva 25 años viviendo en este país y que de esa experiencia americana ha construido su imaginario como escritora: "Pese a mis 48 años, la novela la ha escrito una chica de 25", en una América con mucha eferverscencia. Ha avisado de que en sus páginas describe la América de las ciudades pequeñas, del medio oeste, "con muchos personajes que fluyen y crecen, con diferentes edades", y ha descrito que cuando escribe poesía lo hace desde una emocionalidad diferente.
Allí imparte talleres de escritura creativa que imparte, unas técnicas queha utilizado en esta novela. "Es necesario ser un lector voraz para ser escritor", explicaba defendiendo la lectura como elemento clave para convertirse en escritor. "La creatividad no sólo está en el espacio de los creadores, sino también de los formadores", ha añadido la autora, que ha avisado de que ya prepara otra novela.
También respondía sobre el peso de ser hija de un escritor, José Maria Merino. Sin embargo, ella ha destacado el amor que le ha enseñado por los libros y por los cómics, encontrandose rigurosidad en el trabajo y las palabras y la misma ilusión: "He tenido la suerte de tener unos genes que se emocionan escribiendo", y ha celebrado contar también con los genes prgamáticos de su madre.
En la misma velada, que cada año supone la apertura de la temporada literaria, poco antes del Nadal se ha fallado el 52 Premio Josep Pla de prosa en lengua catalana, ambos convocados por Destino, y que ha recaído en la escritora barcelonesa Laia Aguilar por su novela Pluja d'estels, que estará en las librerías a partir del 5 de febrero, publicadas ambas ganadoras por Destino.