Jordi Casanovas llevará a escena la primera obra de teatro sobre el 'procés'
El autor de 'Jauría' y 'Ruz-Bárcenas' estrenará tras el verano la obra 'Algunos días de ayer', en la que explora las "sacudidas emocionales" que provoca el 'procés' en la intimidad de una familia catalana
Madrid
Se titula Alguns dies d'ahir, Algunos días de ayer, y llevará a escena los efectos de los acontecimientos políticos en Cataluña entre los meses de septiembre y diciembre de 2017, dentro del universo íntimo de una familia de clase media. Su creador es Jordi Casanovas, autor de Jauría, Valenciana o Ruz- Bárcenas, y se estrenará tras el verano. La obra, para cuatro actores, explica el dramaturgo, pretende mostrar "cómo vivió e irrumpió esa realidad política en una familia típica —padre, madre y dos hijos—, que viven en una población pequeña, de unos quince mil habitantes, lejos de Barcelona, y cómo esa realidad política, esos días convulsos de finales de 2017, irrumpen en su realidad".
Casanovas cuenta que sus personajes "van debatiendo, charlando y teniendo conversaciones pausadas sobre lo que está ocurriendo". No hay gritos, ni violencia, ni agresividad explícita en esas conversaciones. El autor señala que ha querido huir de esa imagen de familia rota por las distintas opiniones políticas de sus miembros: "Es una familia que tiene sus viajes personales, sus crisis matrimoniales, con los hijos... pero a la vez, esa política que les entra por la ventana, la analizan desde la calma, el sosiego, con distintas miradas, y nosotros podemos ver esa discusión y rememorar ese momento de una forma más calmada, sosegada y reflexiva", dice.
No se trata de una obra de teatro documental, aclara Casanovas, aunque se alimente de la realidad. Algunos días de ayer es una obra de ficción que evita conceder el protagonismo a los hechos y personajes políticos. La apuesta del dramaturgo se centra en "las sacudidas emocionales que vivió la gente que no estaba relacionada con los altos mandos políticos". El autor de obras como Jauría explica que "nos han contado muy bien lo que sucedió entre bambalinas en las negociaciones, pero no se ha contado lo que todo eso afectó anímicamente a la población, e igual nos merecemos mirarlo así y no dar tanto protagonismo a los políticos". Añade Casanovas que su obra intenta reflejar "cómo lo político irrumpió en lo personal y cómo eso les cambió (a sus personajes). Nos sucedió a todos que los problemas y dramas cotidianos que teníamos se quedaron soterrados y suspendidos porque lo que sucedía en la calle nos marcaba el estado de ánimo".
En el escenario, cuatro personajes: la madre, una maestra que dejó la docencia después de que uno de sus alumnos sufriera un accidente; un hijo de 18 años, "el más implicado políticamente, que ha encontrado en este movimiento mucha esperanza y su viaje nos podría llevar a lo que sucedió en octubre de 2019, cuando esos chavales, años después, ven confirmada su frustración"; el padre, "más conservador, tiene una fábrica de cartones y una mirada más cercana al nacionalismo, que choca con la de su hija, una trabajadora social nada nacionalista, que se encuentra en esa situación en la que defiende a su familia cuando está con su pareja, y a su pareja cuando está con su familia".
Las conversaciones en la cocina de la casa familiar se suceden después de varios hitos en el devenir político y social del país. La primera charla entre los cuatro personajes se produce un 21 de agosto, días después del atentado en Barcelona. La segunda, el 21 de septiembre, después de la entrada de la guardia civil en la consejería de Hacienda. Y la tercera, el 2 de octubre, un día después de la convocatoria del referéndum, "y así sucesivamente", explica Jordi Casanovas, "siempre los días después de los hechos convulsos, como la declaración fallida de independencia, hasta llegar a las elecciones de finales de diciembre".
Casanovas es consciente de que esta es la primera obra que lleva a escena el procés y sus efectos en la sociedad, una ausencia evidente y clamorosa en los escenarios teatrales hasta la fecha. "Yo creo que en algunos casos se necesita distancia, pero aquí vamos tarde; a mí, la idea de esta obra me nació en febrero de 2018, pero las obligaciones no me permitieron ponerme a escribir, y siempre he pensado que llego tarde", señala.
Sin embargo, Jordi Casanovas admite que textos como este "son textos de riesgo y deben tener apoyo de festivales y teatros públicos que te digan oye, escríbeme algo sobre esto, y eso no se produce. Quien tiene el dinero para encargarle a un dramaturgo que esté un año escribiendo sobre esto no lo hace". Casanovas confiesa que Algunos días de ayer no nació de ningún encargo de festival o teatro público, "el encargo me lo hice yo a mí mismo y a mi productora, no hay petición ni voluntad por parte de teatros públicos y los teatros privados esperarán a la repercusión que tenga la obra".
El montaje se estrenará en septiembre u octubre de este 2020 en Cataluña, explica el dramaturgo, "ya hay teatros que han comprado una primera función, son más de una docena, pero no para hacer temporada. Casanovas señala que "es una función para verla en el contexto catalán, mi intención es buscar la máxima complejidad y profundidad y se tiene que acercar gente que tenga esas ganas y esa voluntad, y creo que hay gente en Cataluña que lo desea".
Además de estar en la fase de preproducción de Algunos días de ayer, Casanovas trabaja en paralelo con la dramaturga Lucía Miranda en un texto que abordará "los efectos positivos y negativos de la lengua, cómo es posible que escuchar algunas lenguas nos provoque sentimientos de rabia, o cuando nos hablan mal de nuestra lengua se nos remueva el estómago... Hay algo muy arraigado ahí y algunos prejuicios que nos pueden descubrir algunas de las raíces de lo que estamos viviendo ahora mismo".