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EL ABIERTO DE 'HOY POR HOY' Análisis con Víctor Lapuente, Javier Aroca y Estefanía Molina

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Sexualidad

Del enganche a la descarga: por qué el Satisfyer no satisface a algunas

Precios bajos y la promesa de alcanzar el paraíso sexual femenino han sido los pasaportes para que un ejército de Sastisfyer entre en los dormitorios de medio mundo, pero no siempre con el mismo resultado

Imagen promocional del succionador de clítoris.(Satisfyer)

Imagen promocional del succionador de clítoris.

Madrid

Hijos que se lo regalan a sus madres. Novios a sus novias. Amigas a sus amigas. Así en un bucle infinito. Sus ventas aún no han tocado techo, explican los comercios. Santa Claus y los Reyes Magos los llevaban por miles en sus sacos las navidades pasadas. Precios bajos y la promesa de alcanzar el paraíso sexual femenino han sido los pasaportes para que un ejército de Sastisfyer entre en los dormitorios de medio mundo.

Solo había que desembalar el paquete y tener un poco más de paciencia hasta que el aparato en forma de pingüino se cargara unas ocho horas. Llegado el momento, solo faltaba encontrar el momento adecuado para utilizarlo. Un intervalo de intimidad en un mundo acelerado. Daba igual. Bastaba con menos de un minuto. Es lo que decían los comentarios de las usuarias. En prensa y en tertulias de radio. ¿Quién no va a querer un orgasmo exprés?

Ya tumbada en la cama, con un momento de relax y el pingüino cargado, la usuaria anónima se dispone a tocar el cielo. Boca arriba y con las piernas ligeramente abiertas. A ver, ¿cómo se enciende esto?, piensa. Tiene dos botones algo camuflados, pero no puede ser tan difícil. Empieza por el que parece más grande. Apenas nota nada. Con 11 velocidades alguna le tiene que ir bien. Comienza a subir la intensidad.

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Sensación extraña. Como de ventilador. ¿De verdad que con esto se llega al orgasmo? ¿Cuánto tiempo llevo ya?, se interroga impaciente mientras recuerda cómo el resto de mujeres del universo ya se hubieran corrido. Todas menos ella. ¿Qué hace mal? ¿Qué está fallando? Sin saber por qué, no es capaz de moverlo más allá del clítoris. Comienza a cansarse. El orgasmo no llega. Acierta a apagarlo, lo guarda. Y saca un viejo pero útil vibrador. Le dará otra oportunidad, pero en su estreno, el Satisfyer no ha cumplido las expectativas.

Son tantas las alabanzas que apenas queda hueco para poner en entredicho el objeto sexual más famoso de la historia reciente. Desde la habituación (el enganche) hasta una sensación desagradable como de descarga eléctrica pasando por la anorgasmia (dificultad para llegar al orgasmo). Existen razones por las que el Satisfyer no satisface a algunas.

La única función del clítoris es la de dar placer. No tiene otra y no es menor. Así que haber puesto en el centro a este órgano femenino es mérito del Satisfyer y de la campaña mediática y viral surgida al calor de los orgasmos.

Porque cada sexualidad es personal e intransferible

Olga (nombre ficticio como el de todas las usuarias que aparecen el reportaje) se sincera: “Yo hace poco que lo tengo y aún no le he cogido el rollo del todo. Vamos, que de momento es un bluf. Tenía unas expectativas muy altas y no me parece para tanto. Espero que sea eso, que me cuesta cogerle el truco”.

“El Satisfyer no le funciona a todo el mundo. No todos disfrutamos con las mismas cosas, somos diferentes y muchas veces genera una frustración”, asegura Carol Armero, sexóloga y propietaria de una tienda de adminículos sexuales. Recuerda que a unas personas les va bien si lo dejan quieto, a otras los movimientos en círculo. Todo es variable.

“La estimulación de los juguetes succionadores de clítoris no tiene por qué gustarle a todo el mundo. Es una forma más de estimulación, pero no es ni la única ni la mejor. Cada persona es única y los gustos varían mucho de una persona a otra”, explica la psicóloga y sexóloga Ana Lombardía. E insiste: “Es importante tener en cuenta que ningún juguete erótico es, por sí solo, suficiente para tener un orgasmo. La clave está siempre en la persona, y los juguetes son sólo una herramienta para fomentarlos. Es imprescindible que la persona esté relajada, a gusto con su cuerpo, conectada con sus sensaciones, desinhibida... para tener un orgasmo”.

Por no cogerle el punto

Hay debate sobre si hay que pillarle el punto o no. Muchas abandonan sin insistir.

Sara opina que la utilización del Satisfyer no tiene muchos secretos. Es cierto que no se parece en nada a otro tipo de juguetes sexuales. ¿Qué dicen que hay que pillarle el truco? El mecanismo es bastante simple. No creo que haya que practicar mucho para saber utilizarlo”, afirma.

María no piensa igual: “Yo tengo que decir que tardé meses en cogerle el punto precisamente por eso, porque me resultaba demasiado rápido y demasiado intenso. Varias personas con las que lo he comentado me han dicho lo mismo. Ahora bien, una vez le pillas el truco, no aplicando presión directa y demás (supongo que para eso habrá mil gustos), es de lo mejor que he probado”.

A Paula le costó hacerse con el aparato. “Hace como año y medio que lo tengo y le tuve que dar bastantes oportunidades hasta que di con la tecla”, cuenta.

Tejido rugoso: el clítoris se puede ‘dormir’

La naturaleza es caprichosa. “La piel del clítoris es distinta. Si el tejido es rugoso, lo habitual es que la mujer vaya subiendo de potencia hasta el punto de que la zona se le duerma, como si se anestesiara, entonces deja de sentir. En ese caso, se recomienda subir muy poco a poco las velocidades e ir haciendo movimientos”, sostiene Armero.

La piel es el órgano más grande del cuerpo y su sensibilidad es variable.

Estimulación agresiva

La experiencia de Beatriz no es muy buena. “Lo intento una y otra vez, pero no me puedo quitar la sensación desagradable de descarga eléctrica. Uf. Es superior a mí”. La sexóloga Lombardía explica que los succionadores ni dan descargas, ni succionan: “Los succionadores se llaman así porque se introduce el clítoris en una pequeña abertura del juguete, pero no hacen efecto de succión, sino de un suave golpeteo rítmico en la cabeza del clítoris que se extiende por las raíces y los bulbos del mismo”.

“Hay gente que no aguanta una vibración, con una gran sensibilidad en la piel. Hasta el punto de que cuando llegan al orgasmo les puede causar dolor. Hace tiempo que hablo del Satisfyer como el secuestrador de orgasmos, pero reconozco que no es para todo el punto”, insiste Carol Armero.

“La estimulación les resulta muy potente y agresiva, no les gustan los juguetes eróticos en general, no se sienten cómodas masturbándose, prefieren otro tipo de estimulación...”, aclara Ana Lombardía.

Habituación o enganche al aparato

Si te engancha el Satisfyer es difícil que encuentres una fuerza bruta humana parecida a la del aparato. Su habituación puede dificultar el orgasmo cuando no se utiliza. La estimulación manual, propia o ajena, no resistirá comparación. “Si abusamos del estímulo nuestro tejido se acostumbra y luego no somos capaces de excitarnos con las manos con el tejido humano”, dice Armero.

“Dado que la estimulacíón que ofrecen los succionadores es muy potente es importante manejar los posibles efectos de habituación que experimentan algunas personas. Para alguna gente la estimulación de estos juguetes es tan fantástica que se acostumbran a lo fácil y luego les resulta difícil excitarse o tener orgasmos de otra manera. No todo el mundo es igual de sensible a los efectos de la habituación”, cuenta Lombardía.

Anorgasmia

“Hay personas que acuden a los succionadores de clítoris buscando en ellos la solución a todos sus problemas, un milagro que arregle su vida sexual en pareja o algo que les haga sentir y eliminar sus dificultades para excitarse y sentir orgasmos. En esos casos es bastante frecuente que sus expectativas no se vean cumplidas”, cuenta la psicóloga y sexóloga Ana Lombardía.

La sexóloga Armero pone hincapié en estos casos: “Pueden ser personas que no se conocen lo suficiente y se lo hayan comprado pensado que iba a ser el milagro del siglo y no lo es. En estos casos el efecto es contraproducente porque puede haber ahondado en un sentido de fracaso. Y piensan que nunca van a recuperar su orgasmo”.

El clítoris, en el centro de la sexualidad femenina

“Por fin se le está dando al clítoris el sitio que merece”, dice Armero.

“La mayoría de las mujeres tiene más facilidad para alcanzar el orgasmo a través de la estimulación del clítoris que de la vagina. Esto es debido a que el clítoris tiene muchísimas terminaciones nerviosas y es un órgano externo; por tanto, es más fácil de estimular”, sostiene Lombardía. Y defiende: “Todos los juguetes eróticos, ya sean succionadores de clítoris o cualquier otro, son fantásticos, están llenos de ventajas y nos pueden ayudar a mejorar nuestra vida sexual, innovar en la cama y descubrir nuevas sensaciones”.

Succionar, chupar, acariciar, tocar, mirar, escuchar. Los caminos de la sexualidad son inescrutables. Personales e intransferibles. Con o sin Satisfyer. Menos mal.

Maika Ávila

Maika Ávila

Periodista y autora de 'Conciliaqué. Del engaño de la conciliación al cambio real'. Ha formado parte...

 
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