Portugal propone limitar los 'Golden Visas' para frenar la especulación inmobiliaria en Lisboa y Oporto
Actualmente se otorga la residencia lusa a los extranjeros extracomunitarios que adquieren bienes inmuebles de un valor igual o superior a los 500.000 euros
Lisboa
Con el fin de frenar la especulación extranjera que ha creado una burbuja inmobiliaria en Lisboa y Oporto, el gobernante Partido Socialista luso ha propuesto alterar la legislación de los polémicos ‘Golden Visas’ –o visas de oro– que permiten que los ciudadanos extracomunitarios obtengan la residencia portuguesa si invierten entre 350.000 y 500.000 euros en bienes inmuebles.
La modificación —que ha sido propuesta por la formación del primer ministro António Costa como enmienda a los Presupuestos Generales del Estado para 2020— reduciría el alcance del mecanismo, que dejaría de beneficiar a los extranjeros que compran propiedades en las dos principales ciudades del país vecino y apenas podría ser aprovechado por quienes invierten en los municipios del interior luso y las regiones autónomas isleñas de las Azores y Madeira.
Creado por el Ejecutivo del conservador Pedro Passos Coelho en 2012, los Golden Visas fueron ideados para atraer inversión extranjera al país vecino, por aquel entonces sumido en la crisis e intervenido por la famosa Troika. El mecanismo da la residencia lusa a los ciudadanos extracomunitarios que adquieran bienes inmuebles de un valor igual o superior a 500.000 euros, inviertan al menos 350.000 euros en la rehabilitación de una propiedad con más de 30 años de antigüedad, crean al menos 10 puestos de trabajo en suelo luso, otorguen al menos 250.000 euros a proyectos culturales, o destinen 350.000 euros a investigaciones científicas en Portugal.
Más de 20.000 personas se han beneficiado del programa durante los ocho años que ha estado en vigor, y los Golden Visas han contribuido más de 4.800 millones de euros a la economía lusa. Pese a los datos positivos, el impacto del mecanismo sobre el mercado inmobiliario en las zonas costeras de Portugal ha sido controvertido, pues el 90% de las inversiones realizadas en el marco del programa se han registrado en este ámbito, y los expertos consideran que ese capital ha contribuido a la subida dramática de los precios de las casas en Lisboa y Oporto.
Con el fin de frenar esa subida y desviar los fondos hacia el empobrecido y despoblado interior luso, el Gobierno Costa ha ideado la alteración del programa para que apenas beneficie a quien invierte dinero en las regiones más vacías de Portugal.
La noticia no ha sido bien recibida por las organizaciones inmobiliarias del país vecino, entre ellas la Asociación Portuguesa de Promotores e Inversores Inmobiliarios, que ha denunciado a través de un comunicado que la medida “pone en riesgo la credibilidad del sector al cambiar las reglas del juego en medio del partido”.
“La inmensa mayoría de los inversores se interesan por activos ubicados en Lisboa, Oporto, el Algarve y el litoral. Esta medida llevará inversores potenciales a buscar programas de captación de capital extranjero en otros países”.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística luso, en 2019 los precios del metro cuadrado de las casas en Lisboa aumentaron en un 23,5%. En algunos barrios, como el de Marvila, el aumento registrado llegó a ser del 80%, y en tres zonas de la capital los valores ya superan los 4.000 euros por metro cuadrado. Aunque los precios son menores en Oporto –donde el precio medio del metro cuadrado se sitúa en torno a los 1.600 euros–, la subida registrada en cuestión de un año fue del 23,3%.