Ciencia y tecnología
Espacio exterior

La nave que más se acercará al sol

Con una inversión de 1.200 millones de euros, la ESA (Agencia Espacial Europea) y la NASA lanzan desde la base de Cabo Cañaveral la sonda no tripulada que tomará las imágenes del sol más cercanas y observará la parte que no se ve desde la Tierra. Su misión: predecir la formación de tormentas solares peligrosas.

Siete instituciones españolas participan en la misión Solar Orbiter, que estudiará en detalle el Sol / ESA - Archivo EUROPA PRESS

Madrid

Enviar a la Tierra la primera imagen completa del sol es el objetivo de esta histórica misión espacial, porque la Solar Orbiter se situará tan cerca de nuestro astro rey que tendrá una visión única, incluyendo, por primera vez, los idos polos del Sol.

Si todo va bien, el primer acercamiento al Sol tendrá lugar en el año 2022 y su órbita más cercana se situará a “tan sólo” unos cuarenta y dos millones de kilómetros de nuestra estrella.

“Los resultados que deje Solar Orbiter en los próximos años serán clave para entender los misterios del Sol y cómo afecta a nuestro planeta. Vivimos al lado de una estrella y es nuestra responsabilidad, como especie inteligente, el conocerla y poder predecir aquellos cambios que puedan afectar a la vida sobre la Tierra”, ha explicado a la Cadena SER desde la Base de Caño Cañaveral (Estados Unidos) Javier Rodríguez-Pacheco, investigador principal de uno de los instrumentos del Solar Orbiter y catedrático de Astronomía de la Universidad de Alcalá.

Durante el tiempo que dure la misión, este orbitador solar obtendrá imágenes nunca antes vistas de nuestra estrella. De hecho, será el primero en hacer observaciones de los polos solares, gracias a los telescopios que lleva a bordo.

 Tormentas solares

 La nave está diseñada para captar detalles del sol de sólo 180 kilómetros de ancho (el ancho del disco visible del Sol es de 1,4 millones de kilómetros). Pero para poder acercarse tanto al sol sus equipos tendrán que soportar temperaturas de más de 500 grados centígrados y, para ello, cuenta con un escudo térmico de titanio especialmente diseñado para poder funcionar en este “auténtico infierno”.

Otro de los objetivos básicos de esta misión será analizar e intentar predecir la formación de las temidas tormentas solares, fenómenos que lanzan una energía equivalente a 10 millones de bombas de hidrógeno.

La inversión que aporta la ESA para la misión es de 811 millones de euros, aproximadamente dos tercios del total, y, por su parte, la NASA aporta también su cohete Atlas V, que lanzará la Solar Orbiter.

 

 
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