Condenados cuatro hermanos por fingir enfermedades para cobrar la pensión
El Supremo confirma condenas para cuatro hermanos de Las Palmas que fingieron depresiones, mutismo o fibromialgia
Cobraron casi 290.000 euros de la Seguridad Social y de dos seguros privados hasta que fueron cazados por un detective
Madrid
El Tribunal Supremo ha confirmado las condenas por estafa de cuatro hermanos de Las Palmas que cobraron la pensión durante años fingiendo depresiones, mutismo, catatonia y fibromialgia. Los jueces avalan sus condenas de hasta dos años de cárcel y que deben devolver en total casi 290.000 euros tanto a la Seguridad Social como a los dos seguros privados a los que también engañaron.
Según la Justicia, el modus operandi de los cuatro hermanos era siempre el mismo: conseguir un informe médico fraudulento para apoyar su petición de incapacidad y presentar un estado casi catatónico cuando eran examinados por los médicos posteriormente. Así, según la Justicia, se embolsaron en total 289.534 euros entre 2005 y 2009 entre incapacidades temporales e incapacidades permanentes "de forma indebida".
El problema, según la sentencia del Tribunal Supremo, es que fueron cazados y alguien presentó una denuncia anónima contra ellos. Un detective privado contratado por una de las aseguradoras, por ejemplo, vio a dos de ellas en un centro comercial de Las Palmas probándose zapatos y mirando coches de lujo. Un agente de Policía vio a otro hacer aspavientos desde su terraza y conduciendo. Nada que ver con las personas que ante los médicos apenas podían hablar ni moverse sin ayuda.
El Tribunal Supremo acaba de confirmar que los cuatro cometieron delitos de estafa y les impone condenas que van desde los cuatro meses hasta los dos años de prisión además de la obligación de devolver el dinero, absolviéndoles del delito de falsedad documental del que también venían acusados. La sentencia también recoge que el médico que hacía los informes médicos mendaces fue absuelto por prescripción de los delitos.
Depresión, fibromialgia y mutismo
Según la sentencia del Tribunal Supremo, con el magistrado Eduardo de Porres como ponente, "en todos los casos el procedimiento fraudulento ha sido similar: uso de un certificado médico mendaz para inicio del expediente, simulación de un estado próximo a la catatonia para superar el control de los evaluadores de la Seguridad Social y existencia de una patología de base (depresión) que los distintos médicos que la han atendido no han podido evaluar la posible existencia de fraude, aunque algunos de ellos han dudado de esta circunstancia y de la existencia de esa patología".
El Supremo no ve motivo de nulidad en que el origen de la causa sea una denuncia anónima llegada al Director Provincial de la Seguridad Social de Las Palmas a través de un médico y recuerda que, por ejemplo, una de las hermanas " se valió de una completa y cuidada simulación sobre su estado físico y mental para perpetrar el engaño".
La absolución por el delito de falsedad documental implica una rebaja de las condenas impuestas en un primer momento por la Audiencia de Las Palmas y que algunos de ellos se libran de entrar en prisión a cumplir condena.