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Harvey Weinstein

Harvey Weinstein, condenado a 23 años de cárcel por agresión sexual y violación

Las denuncias contra el todopoderoso productor de Hollywood iniciaron el movimiento #MeToo

Harvey Weinstein a su salida de los tribunales el pasado 10 de enero / John Lamparski/SOPA Images via Z (John Lamparski/SOPA Images via Z)

Harvey Weinstein a su salida de los tribunales el pasado 10 de enero

Madrid

Culpable de agresión sexual y violación. Harvey Weinstein ha sido condenado a 23 años de cárcel tras haber sido declarado culpable de un acto sexual criminal en primer grado (sexo oral forzado) contra la asistente de producción Mimi Haley, en 2006, y de violación en tercer grado contra la aspirante a actriz Jessica Mann, en 2003.

Es la primera sentencia por los abusos y agresiones sexuales de los grandes magnates de diferentes industrias que iniciaron el movimiento #MeToo. Las denuncias contra el todopoderoso productor provocaron este despertar, en que las mujeres del cine verbalizaron los ataques de una de las figuras más poderosas de Hollywood, cuyos actos habían quedado impunes durante años pese a ser un secreto a voces.

Harvey Weinstein había evitado ya una pena mayor, incluso cadena perpetua, al ser desestimados otros cuatro cargos, entre ellos dos por violación a la actriz Annabella Sciorra hace treinte años. Durante todo el proceso en Nueva York, las seis mujeres que han testificado han retratado al monstruo que campaba a sus anchas pro Hollywood y era vía para, entre otras cosas, lograr premios Óscar.

Durante el juicio los fiscales lo acusaron de ser un depredador sexual y un violador, de haber utilizado su influencia para acosar sexualmente a mujeres durante décadas. "Estará claro que el hombre sentado aquí no es solo un magnate de Hollywood sino un violador que agredía sexualmente a estas mujeres cuando se negaban a cumplir con sus deseos y órdenes", argumentó la fiscal Meghan Hast al final del juicio.

El perverso manual de acoso de Weinstein

La demanda interpuesta contra la compañía de Weinstein expuso todo un entramado planificado por el propio productor que creaba un "ambiente de trabajo hostil basado en el género y con un patrón constante de acoso sexual”. En el desempeño de sus funciones como CEO de The Weinstein Company (TWC), Weinstein acosaba reiterada y persistentemente a las empleadas en TWC, creando un ambiente en el que exigía que las mujeres incurrieran en conductas sexuales o degradantes como forma de mantener su trabajo o ascender en su carrera profesional.

Bajo mandato del propio Weinstein, la compañía tenía en nómina a un grupo de empleadas cuya labor principal era la de acompañar al magnate hollywoodiense a eventos con el fin de facilitar que este realizara conquistas sexuales. Tal era la obsesión de Weinstein en este sentido, que estas empleadas tenían a su vez unos asistentes que esporádicamente les aconsejaban sobre cómo vestir o cómo oler de forma que agradara al productor. Otro grupo de mujeres se veían obligadas a tomar ciertas medidas para que Weinstein mantuviera una actividad sexual regular. Contactar a las "amigas de Harvey" y mantener siempre espacio en su agenda personal para tener relaciones sexuales eran solo algunas de sus funciones.

Los trabajadores de TWC estaban obligados a tener una copia de un texto conocido como "la Biblia", en el que se detallaban los gustos y preferencias de Weinstein, así como una lista de "sus amigas" y de recomendaciones que seguir para establecer encuentros sexuales para "el jefe”. Además, la demanda relata numerosas situaciones individuales en las que un Harvey Weinstein desnudo hacía diferentes peticiones personales a sus trabajadoras (masajes, dictados...). Si las trabajadoras rechazaban estas órdenes, el productor insistía hasta que la empleada accedía a sus demandas por miedo a represalias profesionales. Uno de los hallazgos más sorprendentes de la demanda que redactó el fiscal neoyorquino Eric Schneiderman es que el productor exigía que "los chóferes tenían que tener en sus vehículos condones e inyecciones para la disfunción eréctil con el fin de entregárselos a Weinstein si este lo requería", tal y como se puede leer en la extensa demanda.

Cronología del caso que puso en jaque a Hollywood

El 4 de octubre de 2017 destapó el New York Times las denuncias de acoso sexual de las actrices Rose McGowan y Ashley Judd, contra Harvey Weinstein, el poderoso y conocidísimo productor de Hollywood. La exclusiva, que recibiría meses después el premio Pulitzer junto a la investigación del semanario New Yorker, hizo que los días posteriores estallara todo un revuelo mediático en torno al caso. Todas las declaraciones en los medios y en las redes sociales evidenciaban que lo de Weinstein era una especie de secreto a voces o que, al menos, no soprendía a la industria ni a la prensa.

Días después su propia empresa, que dirigía junto a su hermano, le cesó. Weinstein denuncia a su compañía por negarle documentos para su defensa. Una compañía que está en bancarrota y que ha sido uno de los emblemas del Hollywood reciente, apostando por un cine de autor de calidad con títulos a sus espaldas como Shakespeare in love, El discurso del rey, Sexo mentiras y cintas de vídeo o Vicky Cristina Barcelona, de Woody Allen.

Fue el 10 octubre cuando otro medio, el semanario The New Yorker, destapó que había más actrices, más mujeres que querían denunciar a Weinstein de acoso, abuso sexual y violaciones. De todas, la que aportaba el testimonio másduro era la actriz italiana Asia Argento, que explicaba que el productor intentó violarla en pleno Festival de Cannes.

En total fueron hasta 13 las mujeres que testificaban en los medios contra él, incluidas tres violaciones, los delitos más graves. Además, 16 antiguos y actuales empleados del productor afirman ser testigos o conocer sus "avances sexuales no deseados”.

Desde que se destapó el caso hasta el juicio, hasta un total de 90 mujeres han hecho público que fueron víctimas de la conducta de Weinstein. Entre ellas actrices como Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Daryl Hannah, Mira Sorvino, Lupita Nyong'o y Uma Thurman que fue la última en confesarlo.

Al hilo de lo que ocurría en prensa, en las redes sociales actrices y otras mujeres pertenecientes a otros ámbitos denunciaban haber sufrido abusos o acoso sexual por parte de Weinsteins o de otros hombres con el hashtag #MeToo. Así estalló este movimiento feminista que pondría en tela de juicio el machismo y la violencia sexual en cualquier trabajo, en especial en la industria del entretenimiento. 

Muchos hombres de Hollywood, como el director Quentin Tarantino o el realizador de El señor de los Anillos, Peter Jackson, confesaron que tenían sospechas de que eso ocurría. Tarantino aseguró que no quiso escuchar a la actriz Uma Thurman cuando se lo contó. Weinstein fue el descubridor de Tarantino con Pulp Fiction, una de las películas estrella de la productora. Peter Jackson contó que cuando se enteró de que había sospechas le preguntó al propio Weinstein, pero éste lo negó todo y le creyó.

El 25 de mayo de 2018 Weinstein se entregó en una comisaría de policía de Nueva York para ponerse a disposición de la Justicia. Una vez detenido, es acusado formalmente de violación, delito sexual, abusos sexuales y mala conducta sexual por incidentes denunciados por dos mujeres por separado.

El otrora dueño de Hollywood siempre ha defendido su inocencia. El jurado del primer y único proceso penal desde el origen del movimiento Me Too, celebrado en Nueva York, exculpó a Weinstein de los cargos de violación en primer grado (con arma o violencia extrema) y los dos de agresión sexual “depredadora”, un término legal que implica que el delito es parte de la conducta natural del acusado. Estos últimos eran los más graves y por los que arriesgaba a cadena perpetua. Ahora el juez que llevaba el caso le condena a 23 años, pero todavía le queda una cita más ante la justicia en el estado de California.


 
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