Hace un año París vivía conmocionada el incendio de la catedral de Notre Dame. Una catedral que este miércoles ha hecho sonar su gran campana para destacar la resiliencia del edificio y de los médicos que combaten la pandemia del coronavirus. La campana ha sonado a las 20:00 horas, coincidiendo con el aplauso diario que estos días los parisinos dedican a los sanitarios que luchan contra el COVID-19. Las llamas por las que Francia contuvo la respiración amenazaron con la destrucción de este templo testigo de ocho siglos de historia. El mundo entero pudo ver como, a las 19:50 horas, el fatídico incendio hizo caer la aguja de la catedral de Notre Dame, construida por Eugène Viollet-Le-Duc en la restauración del siglo XIX. Este miércoles el presidente francés, Emmanuel Macron, ha expresado su agradecimiento a quienes evitaron que este emblema de la ciudad se desplomara, aquellos bomberos y policías que, jugándose la vida, consiguieron apagar el fuego. Los trabajos en el templo han quedado paralizados desde que entró en vigor el 16 de abril la orden de confinamiento para contener la expansión del coronavirus, «se reanudarán cuando sea posible», ha dicho Macron, que ha reafirmado su compromiso de concluir la reconstrucción en un lustro. «Si la restauración de Notre Dame nos importa a todos, es porque es un símbolo de la resiliencia de nuestro pueblo, de su capacidad para superar las dificultades», ha subrayado el mandatario galo, que confía en que llegará el día en que «la flecha de Notre Dame se alzará de nuevo» sobre el cielo de París.