La desescalada en una biblioteca de barrio: "Nos faltan los pensionistas que venían cada día a leer la prensa"
A la sala de lectura se entra de uno en uno y solo el bibliotecario puede tocar los libros antes de registrar el préstamo
Madrid
Las bibliotecas de los territorios de la fase 1 han abierto sus puertas después de dos meses de servicio online. Aunque la nueva normalidad ha llegado a las bibliotecas reduciendo su actividad hasta lo más básico: el préstamo y la devolución de libros, las dos únicas funciones permitidas por el Gobierno.
PEQUEÑAS BIBLIOTECAS, GRANDES BIBLIOTECARIOS
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La esencia de estos lugares es eso, los libros, pero todo lo demás es lo que acaba por definir a sitios como la biblioteca Miguel Delibes, de barrio de Montequinto, en Dos Hermanas (Sevilla). Es la biblioteca de un barrio de 35.753 habitantes, pero es también el núcleo de su actividad cultural y un pálpito de vida que no descansa. Así ha sido su reapertura.
Reapertura con nuevos rituales
Además de los libros, esta biblioteca cuenta con una sala de estudio para los estudiantes y un amplio salón de actos donde cada día se repetían conciertos, charlas y recitales. Esta biblioteca es también sus clubes de lectura, clases de música y el grupo de pensionistas que cada día desayuna la prensa en la sala de lectura.
De momento, ese pálpito continúa en suspenso, como en el resto de bibliotecas de la fase 1. En España hay 6.458 bibliotecas, casi el 90% de ellas son de titularidad pública, y cuentan con 29 millones de usuarios, según datos del Ministerio de Cultura y Deporte.
Su reapertura en esta primera fase de la desescalada se ha hecho a medio gas: solo se permite el préstamo y la devolución de libros en un nuevo ritual de esta nueva realidad impuesta por la pandemia. A la sala de lectura se entra de uno en uno acompañado de un bibliotecaria. El usuario le pide el libro y ambos van juntos a la estantería -con guantes y mascarilla- hasta encontrar el volumen. El único que toca el libro es el bibliotecario, que lo traslada hasta la mesa de préstamo. Hasta que no se efectúa, el usuario no puede tocarlo. A la vuelta, los libros se devuelven en un buzón instalado en la puerta de la biblioteca.
"La vida cambia en un instante"
Con este nuevo ritual ha reabierto sus puertas esta biblioteca de barrio que echa de menos la vida. “Echamos de menos a los pensionistas que venían cada mañana a leer los periódicos. En esta biblioteca somos como una gran familia, nos conocemos todos. Hay gente que viene a diario y se lleva los libros de tres en tres. Se nos hace muy raro no poder darnos un abrazo después de estos dos meses”, explica Laura, que lleva diez años trabajando en la sala de lectura.
Hablamos con los trabajadores de esta biblioteca que durante el confinamiento no ha paralizado sus clubes de lectura, que se han mantenido de forma virtual. Y entre los libros con los que han trabajado, El año del pensamiento mágico, de Joan Didion. Una obra que comienza con esta sentencia: “La vida cambia rápido. La vida cambia en un instante. Te sientas a cenar, y la vida que conoces se acaba.
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Enrique García
(Sevilla, 1994) Corresponsal en Bruselas, siguiendo y explicando la política comunitaria. Antes, redactor...