El CSIC usa unas "tijeras genéticas" para intentar cortar el "corazón" del coronavirus
La nueva estrategia se probará en ratones susceptibles de ser infectados con el coronavirus y, si los resultados acompañan, comenzarán los ensayos clínicos con pacientes de la COVID-19
Madrid
El objetivo es ambicioso: destruir el genoma ARN del coronavirus que provoca la pandemia de la COVID-19, es decir, atacar directamente su corazón molecular. Y el método también es nuevo: usar la mejor herramienta de edición genética que existe hasta ahora: el llamado CRISPR, una especie de "tijeras" que cortan las moléculas y cuya existencia ha sido descubierta, por cierto, por un científico español, Francis Mojica.
Esta es la estrategia (casi de ciencia ficción) que está realizando ya un equipo del CSIC, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, liderado de por el investigador LLuís Montoliu, quien explica que "se trata de hacerlo limpiamente, sin importunar ninguna otra de las moléculas de ARN que hay en la célula y que necesita para seguir funcionando".
Sin embargo, para ver si funciona, se tardará aún bastante tiempo, debido a la novedad de esta nueva técnica de edición genética.
Primero, el proyecto probará la funcionalidad y no toxicidad de los reactivos CRISPR en embriones de peces cebra, luego se ensayarán contra virus de ARN y, al final, se probará con células infectadas con el coronavirus actual. Si la estrategia terapéutica funciona, el siguiente paso sería probarla en ratones.
Por fases
"Las herramientas CRISPR de edición genética han demostrado su versatilidad en numerosas ocasiones, en los apenas siete años que las llevamos usando los investigadores, tras los miles de millones de años que llevan las bacterias usándolas para defenderse de los virus que las atacan", explica Montoliu, investigador principal del proyecto junto a Dolores Rodríguez Aguirre (CNB-CSIC), Miguel Ángel Moreno Mateos (CABD-CSIC-UPO) y Almudena Fernández, CIBER-ISCIII.
Hace unos pocos años se descubrió un nuevo tipo de proteínas que eran capaces de cortar directamente el ARD y no el ADN. Y además lo hacían de una manera muy específica, porque solamente cortaban aquel ARN que les indicaba, de nuevo, otra pequeña molécula de ARN complementario, que volvía a actuar como guía. A esta proteína se la denominó Cas13d.
Montoliu lo resume con una imagen clara: "Se trata pues de atacar directamente al corazón del coronavirus, a su genoma de ARN, para destruirlo".
Primero, esta nueva estrategia se probará en animales, como ratones susceptibles de ser infectados con el coronavirus, y, finalmente, si los resultados acompañan, se empezarían los ensayos clínicos con pacientes de la COVID-19.
Javier Gregori
Periodista especializado en ciencia y medio ambiente. Desde 1989 trabaja en los Servicios Informativos...