Capítulo 4: 1964, EEUU vota en estado de shock

Madrid

Estados Unidos llegó a las elecciones de 1964 en estado de shock. El presidente Kennedy había sido asesinado en Dallas en noviembre del año anterior. Pero además, la aprobación del acta de Derechos Civiles provocaba disturbios en muchos lugares del país y en el exterior, el mundo parecía caminar sin remedio hacia un enfrentamiento nuclear.

La elección del candidato demócrata fue algo casi inevitable. Lyndon B. Johnson contaba con la ventaja de haber sido el vicepresidente de Kennedy, con todo lo que eso suponía en un momento tan especial. Quizá por eso, en lugar de hablar de sus propuestas, que se daba por hecho que seguirían en la estela marcada por JFK, Johnson centró gran parte de su campaña en tratar de desprestigiar al que iba a ser su rival.

Barry Goldwater, el candidato republicano, entró en ese juego y centró gran parte de su campaña en defenderse de las acusaciones lanzadas desde el bando demócrata, que le presentaban como un radical excesivamente conservador, en el extremo contrario a la línea que en sólo tres años en la Casa Blanca había marcado Kennedy.

Goldwater fue incapaz de evitar una abrumadora victoria del heredero de JFK, pero sentó las bases del éxito que sólo unos años después recogería su partido. En 1964 su discurso pudo sonar demasiado estridente para la mayoría de los estadounidenses, pero ese mismo mensaje resultaría ganador en 1980. Aunque para entonces, claro, sonaría ya en la voz de otro candidato.