La fórmula de un profesor de Harvard para acabar con el coronavirus en tres semanas desde casa
El científico propone hacer test rápidos cada tres días en casa para detectar el virus de forma precoz

Una sanitaria realiza una prueba PCR a una sospechosa de Covid-19. / Norma Vidal (ACN)

Madrid
¿Es posible acabar con el coronavirus en tres semanas? La respuesta del profesor de la Universidad de Harvard, Michael Mina, es que sí. La fórmula revolucionaria del doctor consiste en que la población se haga test masivos y rápidos en casa cada dos o tres días. El sistema es fácil, parecido a una prueba de embarazo. Bastaría con recoger un poco de saliva o de mucosa nasal en una tira de papel y sumergirla en un tubo. Después de 15 minutos el resultado estaría listo.
"Necesitamos pruebas rápidas, ampliamente implementadas, para que las personas infecciosas puedan identificarse y aislarse fácilmente, rompiendo la cadena de transmisión", ha explicado Mina en la revista Harvard Magazine, que asegura que la realización de pruebas PCR no es suficiente, porque la mayoría de los positivos que se diagnostican mediante este método se recolectan cuando dejan de ser infecciosos y apenas contagian.
Además, el experto en protocolos indica que las PCR actuales no se administran de forma indiscriminada, sino que se realizan a personas con síntomas o personas que han estado en contacto con los infectados, y por eso, cuando se identifica un caso positivo, esa persona ha podido contagiar a otras y probablemente está dejando de ser contagiosa. "Todo lo que estamos haciendo con estas pruebas es obstruir la infraestructura con resultados que llegan una semana o más después y esencialmente encuentran personas para las cuales ni siquiera podemos actuar porque han terminado de transmitir", explica.
Aliviaría el rastreo de contagios
Por ello, su propuesta de test masivos en casa cada dos o tres días es una forma de detección precoz y resultaría muy útil para no tener que incidir demasiado en el rastreo de contactos de las personas contagiadas. Con la repetición de los test podrían corregirse muchos resultados erróneos en un plazo de 15 a 24 horas, "aunque un test rápido sea mil veces menos sensible que una PCR".
Asimismo, Mina explica que cuando una persona se infecta por primera vez, pasa por un período de incubación del virus en el que ninguna prueba revela la infección, debido a que las cargas virales son muy bajas. La prueba de PCR se volverá positiva a los cinco días y una vez que eso suceda, el virus se reproducirá exponencialmente de una manera muy predecible. En ese punto, el virus está aumentando tan rápidamente que la prueba en casa dará positivo probablemente en un día o menos.
"Aunque una prueba de papel basada en saliva no registraría un resultado positivo hasta medio día o incluso un día completo después de la prueba de PCR, tendría un gran valor para identificar focos de infección que de otro modo podrían pasar desapercibidos por completo", cuenta el científico.
La barrera de la administración
Sin embargo, aunque esta fórmula parece ser una solución parcial para identificar los casos de manera preventiva y evitar la propagación exponencial del virus, el gran escollo que encuentra es la autorización administrativa para permitir la comercialización y distribución de estos test rápidos.
"Con las pruebas rápidas tenemos soluciones, frente a nosotros ahora mismo, que son más baratas, y serían mucho más rápidas de construir y mucho menos riesgos de introducir y desplegar que las vacunas", señala Mina, que reclama al gobierno de Estados Unidos que regule este sistema de pruebas diseñadas para garantizar el bienestar de la población.




