La odisea de votar en Estados Unidos
Algo tan simple como ir a votar un domingo, con tu DNI, a tu colegio electoral de toda la vida, no lo es tanto cuando las elecciones ni son en domingo, ni tienes D.N.I. ni apareces registrado en tu colegio electoral
La odisea de votar en Estados Unidos
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Washington
Cuesta entender que en un país que presume de tener "la democracia perfecta" sea tan difícil cumplir un derecho constitucional, como es el derecho al voto. Esto es lo que pasa en Estados Unidos, donde alrededor del 24% de la población que tiene la capacidad de votar no puede hacerlo porque no está registrada. O lo que es lo mismo más de 50 millones de personas que podrían votar no van a hacerlo por las trabas burocráticas.
El proceso de registro
Cada estado impone unos plazos para registrarse, requisito indispensable para poder votar. En algunos se puede hacer por internet pero en otros tienes que ir físicamente. Una mudanza, un cambio de apellidos (al casarse o divorciarse) o una errata en el nombre pueden hacer que tengas que repetir este trámite.
En 35 estados, los aspirantes a votantes deben mostrar algún tipo de identificación con foto. Fácil si tienes carnet de conducir o pasaporte. Aquí no hay DNI, por lo que, si uno no conduce y si no tiene recursos para viajar, lo más probable es que no tenga un documento que le sirva para pedir el voto. Hay estados donde se permite una declaración jurada si no se tiene la identificación pero otros, como Texas, Wisconsin o Georgia, no lo permiten.
Las 'leyes de identificación' han resurgido en la última década de la mano de gobernadores republicanos con el objetivo de frenar el fraude electoral. Aunque en la práctica lo que hacen es privar del voto a segmentos de población que consideran que tienen tendencia a votar a los demócratas, como los jóvenes, las personas con menos recursos y los afroamericanos.
Hablo de “resurgir” porque el proceso de registro, que data de principios del siglo XIX, tenía un objetivo claro: evitar que los afroamericanos y los nativos americanos pudieran votar. Es una de las llamadas “técnicas de supresión del voto”. Funcionaban entonces y funcionan ahora.
El voto anticipado
En EEUU hay tres formas de votar: la clásica, el día de las elecciones vas a las urnas y votas; por correo y en persona, de manera anticipada, en puntos electorales habilitados específicamente para ello.
En 2016, alrededor de un tercio de los votos (unos 46 millones) se emitieron de manera anticipada. Este año, esta fórmula, ya sea por correo o en persona, está arrasando, condicionados los votantes por la pandemia. La gente quiere evitar aglomeraciones y está habiendo un torrente de votos anticipados. A 13 días de las presidenciales han votado más de 35 millones de personas.
Antes de la pandemia, muchos estados exigían que un notario o varios testigos confirmaran la identidad del votante en el voto por correo. Algunos estados han aliviado esta restricción pero no todos. Las dos Carolinas, Alabama, Oklahoma y Alaska todavía requieren al menos un testigo para validar un voto por correo.
Además del coronavirus, la organización sin ánimo de lucro Vote.org está analizando los obstáculos que se están encontrando los votantes. Entre ellos, escasez de personal, reducción de los colegios electorales, acceso limitado a estos puntos y fallos electrónicos en los sistemas. Como resultado, estamos viendo colas de hasta diez horas de espera en estados como Georgia o Texas.
Miembros de la Nación Navajo presentaron una demanda en Arizona porque sólo hay una oficina de correos cada 2.000 kilómetros cuadrados y no podían llegar a tiempo para recibir y mandar el voto por correo.
Los republicanos defienden las restricciones asegurando que son necesarias para evitar el fraude. Los demócratas les acusan de querer evitar que todos los ciudadanos puedan votar.
El lío del recuento
Las normas del recuento también dependen de cada estado. Algunos permiten procesar los votos anticipados antes de la cita electoral. Sin embargo, otros solo pueden empezar a abrir sobres el día de las elecciones.
En Pensilvania, por ejemplo, el Tribunal Supremo ha autorizado esta semana que se puedan recibir votos tres días después de las presidenciales, siempre y cuando se terminen de contar el viernes, 6 de noviembre.
“Pensilvania es uno de los estados bisagra que más votos del Colegio Electoral aporta”, dice Jeffrey Green, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Pensilvania. “Dada su importancia, un retraso en el recuento en este estado puede suponer un retraso en los resultados a nivel nacional, sobre todo si los candidatos van muy ajustados”.
La bronca entre demócratas y republicanos llega también a los tecnicismos del proceso electoral. Actualmente hay más de 300 demandas en 44 estados sobre el proceso de recuento y recogida de votos anticipados.
Teniendo en cuenta la alta participación en el voto anticipado y que la mayoría de estados no ha puesto recursos adicionales para agilizar el recuento, es más que probable que termine la noche electoral sin un vencedor claro.
La desinformación y el proceso electoral
A estas elecciones hay que sumar también el 'factor Trump', un presidente que lleva meses hablando de fraude en el voto anticipado, sin ningún tipo de evidencia y a pesar de que el director del FBI, Christopher Wray, asegurara ante el congreso que no hay evidencias de un “esfuerzo coordinado a nivel nacional para cometer fraude”.
Las encuestas dicen que un 60% de los votantes demócratas van a votar con antelación frente a un 28% de los votantes republicanos, unos datos que cuadran con la estrategia de Trump de sembrar dudas sobre la legitimidad del voto anticipado.
Primer martes después del primer lunes
Y con todo este jaleo para poder votar, ¿cómo lo van a hacer fácil el día de la votación en sí? ¿Para qué poner las elecciones un domingo cuando pueden ponerse un martes? Cuando se fundó el país la votación se llevó a cabo durante varios días para que los votantes de zonas rurales tuvieran tiempo para llegar a las urnas. En 1845, el gobierno federal fijó un solo día: el primer martes después del primer lunes de noviembre.
El mes se fijó porque no interrumpía en las cosechas, acabadas para noviembre, y evitaban lo más duro del invierno. El día lo eligieron para respetar el del rezo para los cristianos, el domingo, y teniendo en cuenta que la gente necesitaba al menos 24 horas para desplazarse de las zonas rurales. Así que en martes se quedó.
En resumen, a la par que vemos cómo la tecnología 5G se extiende como la espuma, garantizando la hiperconectividad y la transmisión de datos a un nivel nunca visto; el país que promete abrir una base en la Luna en 2024 y mandar astronautas a Marte la década que viene, no puede –no quiere- garantizar que todos sus ciudadanos puedan ejercer su derecho al voto en 2020.