Luis Mateo Díez, Premio Nacional de las Letras 2020
El jurado destaca "que su singularidad como escritor en diversos géneros, y especialmente como narrador, es heredera de una cultura oral en la que nace y de la que registra su progresiva desaparición"
Madrid
Luis Mateo Díez Rodríguez ha sido galardonado este jueves con el Premio Nacional de las Letras Españolas 2020, un premio dotado con 40.000 euros que concede el ministerio de Cultura.
En su fallo, el jurado premia al escritor y académico leonés porque “su singularidad como escritor en diversos géneros, y especialmente como narrador, es heredera de una cultura oral en la que nace y de la que registra su progresiva desaparición”. A ello se suman, añade el fallo, “una técnica y un lenguaje poético de extraordinaria riqueza y una preocupación constante por la dimensión moral del ser humano”.
El premio distingue el conjunto de la labor literaria, en cualquiera de las lenguas españolas, de un autor español o autora española, cuya obra esté considerada como parte integrante del conjunto de la literatura española actual.
Nacido en Villablino, León, en 1942, Luis Mateo Díez es licenciado en Derecho y funcionario jubilado del Ayuntamiento de Madrid. Entre 1963 y 1968 colaboró en la revista poética Claraboya y con su la trilogía formada por El espíritu del páramo, La ruina del cielo y El oscurecer, el autor creó su propio territorio imaginario: el reino de Celama, metáfora rural y “ventana a lo más hondo y misterioso del corazón humano”. Un territorio que dio el salto de las páginas a los escenarios con una adaptación teatral.
El autor ha publicado sus novelas cortas reunidas en un solo volumen titulado Fábulas del sentimiento y entre sus últimas obras están La soledad de los perdidos, Los desayunos del café Borenes, Vicisitudes, Juventud de cristal y Los ancianos siderales.
Traducida a distintas lenguas, su obra literaria ha sido objeto de tesis doctorales en universidades españolas, europeas y americanas. Entre los galardones que ha recibido figuran el Premio Café Gijón por Apócrifo del clavel y la espina (1972), el Premio Ignacio Aldecoa por Cenizas (1976), el Premio Nacional de Narrativa (1987 y 2000) por La fuente de la edad y La ruina del cielo —con las que obtuvo también el Premio de la Crítica—, el Premio Castilla y León de las Letras (2000), el Premio de la Crítica de Castilla y León por Los frutos de la niebla (2009) y el Premio Francisco Umbral por La cabeza en llamas.