La UE endurece el tono contra la inmigración tras los atentados de París, Niza y Viena
Los ministros del Interior quieren que los inmigrantes hagan "esfuerzos activos para integrarse cuando se les ofrecen oportunidades"
Bruselas
Este jueves 13 de noviembre Europa conmemorará el quinto aniversario de los atentados en el teatro Bataclán de París y en el exterior del Estadio de Francia y los ministros del Interior quieren rendir un homenaje a los que de manera directa sufrieron la tragedia.
"Las víctimas de estos devastadores ataques permanecen presentes en nuestras memorias", afirma el documento cuyo prólogo empieza constatando el horror que producen los últimos "actos salvajes en París, Dresde, Conflants-Saint-Honoré, Niza y Viena".
Usar al ciudadano como víctima supone, mantiene el documento, una "transgresión grave" de los principios fundamentales de la Unión Europea y los estados miembros deben garantizar "una respuesta global, con medidas de protección y de asistencia".
El documento negociado en Bruselas por los Representantes Permanentes de los Estados Miembros dedica todo un párrafo al problema de la "cohesión social", dando por hecho que el inmigrante es el culpable por dejación de su falta de integración. "El éxito en la integración es clave para la cohesión social en nuestras sociedades, modernas, abiertas y plurales", expone el documento.
"La integración es una calle de doble sentido", continua el texto, "esto quiere decir que los inmigrantes han de hacer un esfuerzo activo para integrarse cuando se les ofrece ayuda para esto". El documento añade que "las oportunidades que se ofrecen a quienes tienen autorización para quedarse son tan importantes como el reconocimiento y el respeto de cada uno a las leyes, reglas y valores de la Unión Europea".
Pero los autores de la tragedia del 2015 no eran mayoritariamente extranjeros, el autor del degollamiento de Conflant-Saint –Honoré hizo en Francia, dónde vivió 12 años su escolarización, el terrorista abatido en Viena por la policía también había nacido allí. "Son europeos de segunda o de tercera generación", explica uno de los redactores del documento que ha hablado con la SER. "Nadie duda que hay un problema grave de cohesión social en el fenómeno de la radicalización", añade este experto.
Pero si éste es un problema clave, ¿por qué el documento no pide a los gobiernos un compromiso clave en inversión social? El texto propone muchas cosas a nivel de seguridad común, por ejemplo, que la Comisión Europea presente una ley para penalizar a las compañías de internet en la lucha contra los contenidos ilegales. O un sistema eficaz para controlar el acceso de personas que "puedan representar una amenaza", o buscar fórmulas para ampliar los plazos de retención hasta que los sospechosos puedan ser expulsados.
La pregunta parece sorprender a varios de los interlocutores vinculados con la negociación del texto y es que nadie, entre los 27 ha expresado problemas con su tono. ¿Nadie, ningún representante de gobierno europeo parece preocupado por esta penalización personal del inmigrante en un documento sobre terrorismo en respuesta a los últimos ataques? Ni una delegación ha protestado porque en este tema, afirman fuentes de las Instituciones europeas, hay en este momento una visión común de todos los gobiernos.
El problema para los 27 es la radicalización, un fenómeno para el que de momento no parece que cuenten con recetas de consenso más allá de hacer suyo el principio de que quien llega tiene la obligación de integrarse en los valores europeos, posición que hace muy pocos años era el distintivo de la derecha radical europea.
Un criterio que hoy se presentará como el discurso de solidaridad contra los victimas del terrorismo en el nombre de Alá a falta de consenso para crear un Colegio Europeo de formación de Imanes, propuesta planteada por el Presidente del Consejo de la Unión, el belga Charles Michel y que no está en el texto donde tampoco se abre la posibilidad de reformar las normas de Schengen como ha reclamado el Presidente francés, Emmanuel Macron, porque como nos reconocen fuentes de las Instituciones, en este tema, sigue la división.
El documento también hacía una conflictiva referencia al Islam en otro capítulo, el dedicado a la libertad religiosa. El texto decía que el "extremismo" tiene por objetivo destruir la libertad social aunque "esta lucha contra el extremismo no pretende excluir ni estigmatizar a ningún grupo religioso". Precisando poco después, "nuestra batalla contra el terrorismo no es directamente una batalla contra el Islam". Esta referencia directa a la religión musulmana ha sido suprimida del documento final donde si mantiene el adjetivo "islamista" para definir el atentado en el que fue degollado un profesor en Francia.