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Las inversiones prometidas en julio, paralizadas por Hungría y Polonia ante el silencio Institucional de la UE

Alemania le teme a una nueva ruptura post-Brexit y habrá que esperar más tiempo a que lleguen las ayudas directas

El Parlamento Europeo. / GettyImages GettyImages

Bruselas

No por esperado es menos decepcionante confirmar en noviembre que es imposible para la Unión Europea aplicar los acuerdos de julio, pero así es, "como saben, en julio llegamos por unanimidad a un acuerdo sobre los presupuesto y el Fondo de Recuperación y hemos de seguir unidos. Este paquete financiero es esencial, hemos de implementarlo cuando podamos", ha dicho Charles Michel en la rueda de prensa sin otro calendario que la Cumbre de diciembre con la que se clausura la Presidencia de Angela Merkel.

"El Mecanismo de los Derechos fundamentales cuenta con el apoyo de la mayoría de gobiernos pero algunos estados miembros no pueden apoyarlo, seguiremos con las conversaciones para encontrar un acuerdo valido para todos".

Una paciencia ante esta situación que es evidente contrasta con las necesidades de España y de Italia que obedientes han aceptado no pedir la palabra hasta el turno siguiente, donde allí sí, han hablado del COVID-19 y reclamado la activación urgente de las medidas de solidaridad.

Una estrategia, la del silencio institucional que en Bruselas, justifican como ejemplo de unidad europea ante los que protestan para evitar un pulso que reabre el riesgo de de ruptura interior antes de resolver el Brexit.

Hungria, recibe cada año 40.000 millones en subvenciones del presupuesto y Polonia aun mas, el 2,3 por ciento de su PIB lo que impide, afirman en Bruselas que lleven este pulso hasta el final. Pero Hungría y Polonia han confirmado en la cita por vídeo conferencia que no van de farol.

Orban, y Morawiecki y Jansa, jefes de los gobiernos de Hungría, Polonia y Eslovenia han reiterado todos los argumentos ya expresados por carta para justificar el pulso contra los presupuestos.

Pero sólo Michel y Merkel se han expresado antes de que los jefes de gobierno de este equipo "rebelde" tomara la palabra. "Este no era el momento y es difícil resolver estos temas por vídeo conferencia", nos dicen en las delegaciones importantes mientras la inquietud crece en España e Italia.

El Fondo de Recuperación Europeo, aquí llamado "Next Generation EU", es "una necesidad imperiosa para la Unión Europea", afirma la ministra Arancha González intentando evitar que de este pulso el gobierno de Sánchez salga debilitado.

España e Italia piden las ayudas directas

España como Italia necesita el dinero y había ya expresado que pensaba empezar a pedir sólo las ayudas directas, rechazando los créditos. Una opción complicada cuando el Fondo de Recuperación que debía poner a su disposición 60.000 Millones en subvenciones, todo a fondo perdido, no se puede aprobar.

La introducción de un Mecanismo para controlar los Derechos Fundamentales en la distribución de las ayudas ha sublevado a los gobiernos radicales del Este porque argumentan que contra ellos ya está activado un Mecanismo de control general de los Derechos Fundamentales conocido como Artículo 7.

Este "Artículo 7" fue introducido en el Tratado de la Unión europea para penalizar las coaliciones con la extrema derecha, tras el primer acuerdo que en Austria llevó al FPÖ liderado por Jorg Haider a formar un gobierno con los Populares Europeos.

Activado por primera vez contra Hungría y Polonia en expedientes separados, su aprobación podría dejar a ambos países sin derecho de voto, lo que equivale a dejar en suspenso su pertenencia a la Unión Europea. Pero el reglamento obliga a que la decisión se tome por unanimidad de todos los miembros de la UE menos los afectados lo que en la práctica hace inviable su aprobación.

Por esto el Parlamento cree que el nuevo Mecanismo será una vía alternativa a esta situación y los expedientados dicen que no es posible sancionarlos dos veces por la misma razón.

La solución que podría intentarse es cancelar el primer expediente si ellos aceptan el nuevo Mecanismo, una opción que daría una salida airosa a Orban y a Moraiwecki y a la vez abriría la posibilidad de otro control de sus actividades radicales permitiendo congelarles los fondos si incumplen las normas de la UE.

Es una posibilidad que no se ha planteado formalmente, nos confirman fuentes de la reunión aunque son varias las voces partidarias de estudiarla por entender que los expedientes actuales contra Hungría y Polonia no tienen una salida clara. Fuentes parlamentarias añaden además que el cambio de cromos "es una solución entre gobiernos porque pasa porque los 27 voten y cierren expedientes", sin vincular a otras instituciones.

Pero por el momento el clima a 27 no es todavía el de las concesiones. Michel y Merkel han hablado de intentar el dialogo pero no en el marco de la reunión de hoy. Un proceso que debe llevar Merkel de manera directa consciente que su tiempo de Presidencia terminará en Enero.

Para entonces sería ya imposible que los Fondos de ayudas contra el COVID-19 pudieran repartirse antes de primavera y quizás ni en verano. Lo que implica un año sin la inversión prevista por la UE.

"Hay que ser inventivos", dicen algunos diplomáticos y hasta algún dirigente de las Instituciones Europeas habla de ganar tiempo y saber esperar argumentando que la clave d e este pulso es la unidad. Porque el dinero, apuntan puede estar disponible por la forma de créditos a través del mecanismo Europeo anti Crisis, el MEDE, o ESM en inglés. Un instrumento que España no quería aunque es desde el principio, el preferido por gobiernos como Holanda o Dinamarca para enfocar la crisis.

 
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