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Coronavirus Covid-19

¿Puede la humedad reducir el contagio de coronavirus dentro de los espacios cerrados?

Tres científicos estadounidenses han apuntado que los ambientes interiores secos pueden favorecer la transmisión del virus con la llegada del invierno

El humidificador como posible aliado para combatir la transmisión de la COVID-19 en espacios cerrados. / Gettyimages

El humidificador como posible aliado para combatir la transmisión de la COVID-19 en espacios cerrados.

Madrid

Hasta el momento el tiempo ha permitido trasladar al aire libre algunas actividades para limitar la transmisión de coronavirus entre las personas. Sin embargo, el invierno está llegando, y con la bajada de temperaturas muchas de estas prácticas tendrán que trasladarse al interior, donde existe un mayor temor por el riesgo de contagio.

En un artículo publicado por el Washington Post, Joseph G. Allen, profesor de la Universidad de Harvard, Akiko Iwasaki, profesora de inmunobiología en la Facultad de Medicina de Yale, y Linsey C. Marr, profesora de ingeniería civil y ambiental en Virginia Tech, han destacado el control de la humedad relativa en el ambiente como medida de prevención en estos espacios, que deberá oscilar entre el 40 y el 60%.

El aire seco debilita la defensa pulmonar

Junto a las recomendaciones de ventilación y filtración de ámbitos privados, o el uso de mascarillas y distanciamiento social, este control de la humedad relativa puede ser el gran aliado este invierno. Con la llegada del frío y la entrada de la calefacción los ambientes interiores se vuelven más secos, reduciendo la humedad relativa hasta por debajo del 20%. La humedad relativa es la cantidad de vapor de agua que hay realmente en el aire en comparación con la cantidad que puede contener.

¿Cómo afecta la humedad entonces al virus? La humedad puede afectar a la transmisión de tres formas diferentes. La primera es la debilitación de la línea de defensa en los pulmones, ya que la mucosa atrapa las partículas para que sean tragadas por la garganta sin causar mayor daño, pero cuando los niveles de humedad bajan, esta mucosa se debilita, permitiendo que parte de ellas lleguen a la zona más profunda de los pulmones.

El aire seco también podría influir en la distancia en la que las gotitas que contienen el virus viajan en el ambiente y el tiempo que estas permanecen en el aire. Esto se debe a que una menor humedad relativa puede afectar a una mayor evaporación de las gotas más grandes, que se convierten en las más pequeñas y molestas que viajan más lejos y terminan penetrando más profundamente en nuestros pulmones. Los científicos apuntan a un nuevo estudio que muestra que el coronavirus se descompone más rápido con una humedad relativa cercana al 60 % que en otros niveles.

El humidificador: el gran aliado

Sin embargo, los expertos señalan que esta medida es muy difícil que cale dentro de la mayoría de edificios públicos o comerciales, ya que la mayoría de los sistemas HVAC existentes, incluidos en hospitales, no tienen humidificación incorporada y no es una cuestión fácil de hacer. No obstante, en los hogares sí que se puede implantar esta medida y controlar a través de humidificadores portátiles la humedad relativa de una habitación. Según un estudio sobre la influencia de transmisión concluyó que el uso de estos aparatos podría reducir hasta el 30% la supervivencia del virus.

Un error que se puede cometer es pensar que cuanta más humedad haya en el ambiente más favorable será para el control de la transmisión, pero no es así. Una humedad por encima del 60% podría favorecer el crecimiento de moho, que tampoco es saludable. Por ello, hay que prestar especial atención a las indicaciones de los humidificadores y a la humedad que existan en el territorio en el que se viva, para adecuarla al rango de entre el 40 y el 60% recomendado.

 
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