Sociedad
Transexualidad

"Seguir viviendo como hombre era mi muerte anímica": la valiente decisión de la directiva transexual, Eva Díaz

La CEO de una gran empresa cuenta su historia: cómo emprendió un camino para dar el paso a pesar de la falta de apoyo inicial de su familia y su entorno social

Una manifestación por los derechos LGTBI. / GettyImages GettyImages

Madrid

En los últimos días se viralizó la agresión a una joven de 19 años en Barcelona por ser transexual. "No más transfobia" o "no quiero morir mañana" fueron los mensajes de denuncia que Eva Vildosola extendió en redes sociales. Los mensajes de apoyo llenaron su publicación y hasta líderes políticos se volcaron con ella mostrando su rechazo y condena a este tipo de agresiones. Y es que a pesar de que la sociedad en la que vivimos cada vez es más tolerante, aún hay mucha estigmatización sobre las personas que deciden dar el paso y transicionar.

"Fue complejo porque un cambio de identidad de género implica muchas cosas, no solo un cambio de nombre y apellidos", cuenta Eva Díaz, la CEO de la compañía tecnológica Appogeo, que consiguió derribar tres barreras a sus 52 años: la edad, el género y la transición. En 2012 decidió comenzar su cambio y vencer los miedos que le habían impedido hacerlo antes. Así, Eva dejó de ser Enrique tras un pedregoso camino.

"Hace seis años que decidí dar el salto porque lo necesitaba, sabía que seguir viviendo como hombre era mi muerte anímicamente y mis hijos, que ya eran mayores de edad, podrían entenderlo o al menos yo explicárselo", relata la directiva, asegurando que vio un "entorno favorable" en esos momentos para iniciar este viaje. Había cumplido ya muchos de sus objetivos profesionales, por lo que "se combinó la necesidad personal e interna con condiciones de contorno que lo podía favorecer".

"Nadie sabía nada, no era el típico hombre con pluma"

La ilusión ganó al miedo. Eva Díaz no contó con el apoyo de su familia ni de su entorno social. Sus amigos de toda la vida ni siquiera se esperaban esa decisión: "Nadie sabía nada, yo no era el típico hombre con pluma y muchos de mis amigos íntimos se sorprendieron mucho". Tampoco en su entorno laboral sospechaban de que Enrique quería ser Eva. "Dejé mi empresa porque no tenía la valentía para ir al lugar donde había ido con traje y corbata durante muchos años y aparecer con vestido y tacones", revela.

Antes de tomar la decisión, tenía dudas sobre cómo adaptarse al mundo cómo mujer o si encontraría un puesto de trabajo como los que había desarrollado como directiva de grandes empresas, pues además estaba en paro en esos momentos. También le preocupaba la relación con sus hijos, pero eso no le impidió arriesgar y acertar: "Desde muy pequeña o pequeño sabía que había algo diferente en mi con respecto al resto de niños con los que convivía y me costó mucho tiempo entender lo que eso era que era ser mujer porque al inicio lo confundes con un tema de homosexualidad o rareza y tienes todas las presiones del entorno que te dicen que esto es perverso, que es malo", relata.

"Pero decidí que quería empezar a entender ese viaje y empecé a hormonarme, a vivir como mujer en ratos sueltos y escondidos. A partir de ahí comenzó un calvario de dos años para encontrar trabajo, pues no fue fácil", cuenta con sinceridad.

La barrera de encontrar trabajo

Sin embargo, su gran trayectoria profesional como directiva de éxito le abrió puertas, no sin antes ser rechazada, para reengancharse al mundo de las consultorías. "Repararon solo en la valía que había demostrado trabajando con ellos y que no pusieron objeciones a la transicionalidad ni a la edad", explica aliviada.

Echando la vista atrás, la CEO reconoce que probablemente como mujer hubiera tenido más barreras a la hora de ostentar altos cargos. "No creo que como mujer hubiera llegado a desempeñar cargos que tuve como hombre. Es muy difícil evaluar sobre algo que no has vivido, pero seguro que me hubiera sido difícil", reflexiona. También asegura que desde que es mujer, cuestionan más su trabajo.

"Me ha costado más conseguir la autoridad sobre mis equipos. Cuando eres hombre tienes una jerarquía por tu posición sobre los equipos y como mujer me sorprendió que, aunque era la directora ejecutiva y mano derecha del CEO, tenía que explicar mucho lo que decidía y cuando era hombre yo lo hacía y punto", cuenta, y reconoce que ha tenido que ganarse el respeto y la confianza de sus "con mayor esfuerzo que si hubiera sido hombre".

"He sentido apoyo y admiración"

Sin embargo, Eva Díaz ha tenido mejor suerte que su tocaya Eva Vildosola. "Desde que hice la transición no he recibido acoso, ni agresiones, ni insultos, todo lo contrario. No solamente no he recibido discriminación, sino que he sentido apoyo y admiración", cuenta aliviada, y condena que sigue habiendo "zonas de resistencia a la tolerancia" y "seguirá habiendo agresiones", como la de la joven en Barcelona.

Aunque la directiva trabaja como embajadora de Female Forward para cambiar el mundo y eliminar estigmas sociales. "El objetivo es empoderar a la mujer y pretendemos que la mujer se sienta capaz de llegar y de hacer visibles a la sociedad y a las niñas a todas directivas y ejecutivas que están trabajando y obteniendo resultados para eliminar esa brecha de desigualdad", explica sobre los proyectos que lleva a cabo la asociación feminista.

Sandra Fernández Pérez

Sandra Fernández Pérez

Graduada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Ciencia Política y Gestión de la...

 
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