Gareth Bale cumple tres meses en el Tottenham y la prensa inglesa se ha parado a analizar la situación que vive el galés en su regreso a la Premier League, en la que solo ha disputado un partido como titular y suma solo 161 minutos de juego en el equipo que dirige José Mourinho. La prensa inglesa analiza su escasa participación y pone el acento en lo diferentes que son las cosas ahora con respecto a la etapa del jugador en el Real Madrid, club en el que también acumuló grandes ausencias por lesión y en el que perdió la confianza de su entrenador en las últimas campañas. «Si hubiera estado todavía en el Real Madrid, esas cifras habrían provocado críticas al técnico del Bernabéu, Zinedine Zidane -»¡¿Por qué no lo pone?!« - y generarían especulaciones sobre lo infeliz que debería estar el delantero de Gales», dice un análisis de Sky Sport. El artículo señala la paciencia que se tiene en el Tottenham con el futbolista, pero sugiere que los hinchas del conjunto inglés «pronto se sentirán con derecho a preguntarse» cuándo podrán verlo más después del esfuerzo realizado por el club para su regreso a Inglaterra. «La recuperación de su rodilla es el meollo del problema. Los Spurs lo ficharon sabiendo que tendrían que ser pacientes pero, ¿está tardando más de lo esperado en volver a estar en forma?», se pregunta este medio. En cualquier caso, señalan que la actitud del Tottenham es apostar por la paciencia con un elemento a favor: el buen rendimiento que está teniendo el equipo en la Premier League sin Gareth Bale. Mourinho, según esa tesis, tiene un bloque con el que está contento y no tiene prisas por recuperar al exjugador del Real Madrid. «Se ha invertido mucho dinero y si todo se viene abajo por correr demasiado se convertiría en un verdadero problema», asegura. La vuelta del hijo pródigo, el chico que se marchó en 2013 para ganar cuatro Copas de Europa y acabar saliendo por la puerta de atrás del club blanco no ha funcionado como se esperaba por culpa del mayor tormento de Bale, las lesiones. El galés, al que le une al Tottenham un contrato de cesión hasta el verano, llegó lesionado, con un problema en la rodilla fruto de un encuentro con su selección. Este contratiempo le hizo perderse prácticamente el primer mes de competición, en el que se jugaron cinco partidos que Bale vio desde la grada. Al tener muy definido el ataque el Tottenham, con dos piezas inamovibles como Harry Kane y Heung-min Son y la tercera opción de Steven Bergwijn, la necesidad de Bale no era urgente para un José Mourinho que no le hizo debutar hasta el 18 de octubre. Día de infausto recuerdo para el Tottenham, puesto que entró en el minuto 72 con 3-0 a favor en el marcador y se marchó a vestuarios con 3-3. No fueron los mejores 18 minutos de la carrera de un Bale que además tuvo en sus botas la sentencia del partido. Sí fue fijo en las alineaciones de la Liga Europa, para dar descanso a los titulares habituales en la Premier. En la fase de grupos, jugó todos los partidos de titular, aunque no terminó ninguno, siendo sustituido siempre entre el minuto 50 y el 70, a excepción del duelo ante el LASK Linz en Austria, donde marcó su primer gol de la competición -de penalti- y se marchó pasados los 80 minutos.