La llama olímpica de Tokio ilumina el final de la pandemia
El fuego permanece vivo en Japón desde el mes de marzo, a la espera de hacer lucir la gran cita deportiva que el coronavirus chafó en 2020
La llama olímpica aguarda su momento en Japón / Getty Images
"La esperanza ilumina nuestro camino" es el lema elegido para acompañar al tradicional relevo de la antorcha para los Juegos Olímpicos de Tokio. Al dedo viene la frase para ilustrar la emoción con la que la sociedad acoge el 2021 después de casi un año completo marcado por la pandemia de COVID-19. Pese a las cancelaciones que asolaron los calendarios en este tiempo, la gran cita deportiva mantiene la ilusión de tener su hueco en la historia un verano después de lo previsto si el plan de vacunación mundial masivo toma la mejor de las vías.
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La respuesta de la ciencia para hacer frente al virus en tiempo récord ha sido la mejor aliada. Confiados en solventar la crisis sanitaria lo antes posible, los organizadores pensaron en un cambio de fechas como la solución idónea para que estos JJOO llegaran a celebrarse con normalidad.
Esta opción ha encontrado cobijo en los avances de las últimas semanas con el desarrollo de las ansiadas vacunas, aptas para la población desde estas Navidades. Tras la salida a la luz de estas noticias, desde las instituciones japonesas ya han descartado nuevos aplazamientos más allá de los próximos meses de julio y agosto. Así lo expuso en los últimos días la mismísima gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, que aun así reconoció en declaraciones a la agencia AFP el temor vigente en sus compatriotas ante esta celebración con este escaso margen de tiempo.
El camino de la antorcha
En plena incertidumbre, los responsables de la fiesta multideportiva por excelencia no han querido permanecer paralizados. Es por ello que, escudados por la fe en la inversión global en los laboratorios, optaron por emprender el camino de la llama olímpica en el mes de marzo que a la postre resultó fatal para la salud de la sociedad mundial. El fuego se prendió en Grecia el día 12 y no llegó hasta Japón hasta el 20 del mismo mes, inmersos ya en una seria problemática que plagó de interrogantes el futuro de la competición.
Visitantes fotografían la llama olímpica de Tokio / Getty Images
Visitantes fotografían la llama olímpica de Tokio / Getty Images
La antorcha canceló sus típicos relevos en su país de origen y tomó directamente el avión hasta el Lejano Oriente. Se encargó entonces de encender el pebetero especial que mantiene la ilusión de la celebración pospuesta desde aquellas fechas. Lejos de lo previsto en primera instancia, el recipiente inspirado en la flor del cerezo mantiene iluminando el camino de los deportistas incluso en época navideña. Además, las carreras con la antorcha en mano por las calles niponas tienen visos de tener continuidad cuando la amenaza de los contagios sea mitigada.
Una atípica preparación preolímpica
Muchos de los olímpicos han conseguido su clasificación para la gran cita con antelación. Demasiada, incluso, para prolongar un nivel competitivo óptimo después de meses de cuarentena y suspensiones de competiciones. Quienes tenían en mente, incluso, un broche final a su carrera en el marcado verano de 2020, han tenido que recapacitar sobre su postura. Los veteranos, en su mayoría, han recogido nuevas fuerzas para continuar su preparación como deportistas del más alto nivel alentados por el sueño de los Juegos: Raúl Entrerríos y Silvia Navarro en balonmano, Alejandro Valverde en ciclismo, Javier Gómez Noya en triatlón…
Un total de 76 representantes españoles conservan su plaza para el gran día. Sin embargo, la mayoría de Preolímpicos que hacen de filtro para llevar a Tokio a los mejores en cada disciplina tuvieron que anularse a comienzos de año. Es por ello que el desconfinamiento apenas ha venido con tiempo de readaptación y los atletas se han visto obligados a pasar de la noche a la mañana de los entrenamientos caseros a la ardua ejercitación. El número de clasificados se engrosará en unos próximos meses con fases previas marcadas por las restricciones de seguridad, aunque la calidad de la vuelta al trabajo determinará en gran parte los nuevos billetes a dispensar.
Novedades en el programa
Por primera vez serán dos los elegidos para portar la bandera de España como abanderados. Este movimiento se entiende por la medida impulsada por el COI de Thomas Bach para que dicho honor sea compartido en cada nación por un hombre y una mujer. Si bien los deportistas más laureados en anteriores precedentes son los llamados a encabezar los equipos, en el lado español no se ha hecho pública la elección.
Rafa Nadal, abanderado español en Río de Janeiro / Getty Images
Rafa Nadal, abanderado español en Río de Janeiro / Getty Images
Esta particularidad se presenta con una de las múltiples novedades que presenta el programa de Tokio 2021. Las más llamativas sean quizás las inclusiones de nuevas modalidades opositando a medalla: surf, skateboarding, escalada, béisbol y kárate. La gloria, no obstante, será efímera para los dos últimos deportes después de anunciarse que no estarán presentes en París 2024.
Por obligación sanitaria serán las variaciones a introducir en la organización de los eventos. Aún habrá que perfilar cómo será la acogida a los visitantes internacionales, sus posibilidades en el interior de los recintos o los propios controles a los deportistas. En este sentido, sobre la mesa, entre otras cuestiones, existe la llamativa propuesta de prohibir gritar, cantar y hablar alto en las gradas. La norma ya se ha puesto en marcha en varios estadios asiáticos, aunque cuesta asimilar en la cultura occidental. El espíritu olímpico se reinventa para avivar de nuevo las ilusiones que la pandemia a punto estuvo de tirar por la borda.
