Defensa de la esperanza y la cultura, crónica de un Concierto de Año Nuevo sin público
El tradicional concierto de año nuevo, celebrado en Viena, Austria, ha tenido el auditorio vacío este 1 de enero de 2021, debido a las restricciones sanitarias impuestas por el coronavirus con la tradicional Marcha Radetzky sin aplausos
Madrid
La Marcha Radetzky marca el inicio de un nuevo año. Es el colofón final del tradicional de cada Concierto de Año Nuevo que alegra la mañana resacosa del 1 de enero. En el año nuevo sin resaca, la composición de Johan Strauss ha sonado sin aplausos, tal y como la concibió el compositor. Y es que el público ausente, las butacas vacías de la Sala Dorada del Musikverein, en Viena, han sido el ejemplo de lo que hemos vivido en 2020 y de lo que 2021 todavía no se ha llevado.
Gracias a un programa informático, la orquesta ha escuchado en directo, a través de unos altavoces, las ovaciones y el agradecimiento de algunos miles de espectadores que han podido seguir el recital desde casa. 7000 personas registradas aplaudiendo solo en tres momentos del concierto, algo insólito.
Los 20 segundos de retraso entre el momento en el que alrededor de 7.000 personas graban sus aplausos desde su casa y su emisión en el auditorio han hecho imposible que la famosa pieza suene como tiene es habitual. Sin embargo, ha sido más emocionante que nunca.
Sobre todo porque venía después de otro obligado bis, El Danubio azul -tanto la Marcha Radtzky como el Vals, ambos de Johan Strauss, son los bises obligados de cada edición, y de las palabras de Ricardo Muti, el maestro italiano encargado de dirigir este concierto número 81, que ha hecho historia.
"Estamos interpretando este concierto en una situación especial. Es extraño para nosotros interpretar en una sala vacía. Después de este año horrible, estamos aquí dando el mensaje de la música. Los músicos tienen flores como armas en esta sala, no instrumentos mortales!, decía Muti en Inglés, quien se ha convertido hoy en la persona viva que más veces ha dirigido este recital.
"La música es importante no sólo como entretenimiento, sino que la música es una misión, y por eso hacemos este trabajo. Lo hacemos para hacer de la sociedad algo mejor. La salud es importante, pero también la salud de la mente; así que mi mensaje a los mandatarios y políticos que consideren la cultura como uno de los elementos primordiales para lograr una sociedad mejor", añadía. Tras sus palabras, la tradicional felicitación de los músicos de la Filarmónica de Viena en alemán.
Los organizadores y los intérpretes han cumplido con unas medidas de seguridad muy estrictas para poder participar en el evento: para entrar en el Musikverein se tuvieron que hacer una prueba de covid todos los días, y aún así han tenido que usar una mascarilla FFP2 fuera del escenario.
Como cada año, el concierto ha estado estructurado en dos partes. Una primera, que comenzaba con la opereta Fatinitza, de Franz von Suppé; el vals Ondas sonoras y Niko Polka de Johann Strauss hijo; la polca rápida Sin preocupaciones de Josef Strauss; el vals Lámparas de minero de Carl Zeller; y el galope Vive la vida de Carl Millöcker.
La segunda parte ha abierto, tras el descanso, con Poeta y campesino de Franz von Suppé; a continuación, el vals Muchahas de Baden de Karl Komzák; la polca Margherita de Josef Strauss con el Ballet Estatal de Viena; y el galope Veneciano de Johann Strauss padre.
Después, habrá cinco piezas de Johann Strauss hijo: el vals Voces de primavera; una polca francesa En los bosques de Krapfen la cuadrilla Nuevas melodías; el Vals del emperador y la polca rápida Fogoso en el amor y la danza.
La Orquesta Filarmónica de Viena, fundada en 1842, es el conjunto que desde 1939 pone cada año música al primer día del año. Los intérpretes se escogen entre los integrantes de la orquesta de la Ópera Estatal de Viena, después de que hayan tocado en ella durante al menos tres años. Hasta el año 1997 no se permitía que hubiera mujeres.
Un ballet con acento español
Por segundo año consecutivo, el español José Carlos Martínez ha sido el encargado de idear la coreografía para las representaciones de ballet que se emitirán durante algunas de las obras del concierto. Las piezas han sido grabadas previamente, y tienen como escenario el Palacio Liechtenstein y la Looshaus en Viena.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...