Economia y negocios

Teletrabajo y digitalización: el futuro que 2020 ha convertido en presente

La Unión de Autónomos (UATAE) ha apostado este año por acompañar a emprendedores y pymes en la adaptación a los cambios que la pandemia ha acelerado

Con el confinamiento, el teletrabajo se incrementó hasta alcanzar el 34% de la población durante aquellas semanas / GETTY IMAGES

Madrid

Que la COVID-19 ha sacudido muchos de los hábitos y certezas con que mirábamos el mundo y gestionábamos el día a día es uno de los lugares comunes que nos deja 2020 en el imaginario colectivo. En lo que se refiere al ámbito laboral, la organización del trabajo y el desempeño profesional, hay datos que confirman esas transformaciones, que sin duda han venido para quedarse o han servido para acelerar lo que eran futuribles o simples intuiciones hace solo unos meses. Entre los cambios más palpables y reconocibles se encuentra el salto que ha experimentado la implementación de la modalidad de trabajo a distancia.

El teletrabajo como práctica regular, según el Instituto Nacional de Estadística, terminó 2019 con un alcance del 4,8% de la población activa ocupada, un 8,3% si se le suma quienes lo realizaron ocasionalmente. Esta cifra apenas había subido 2,4 puntos porcentuales desde 2009. Sin embargo, con el confinamiento y las restricciones de movilidad establecida tras la declaración del primer estado de alarma el pasado mes de marzo, el teletrabajo se incrementó hasta alcanzar el 34% de la población durante aquellas semanas. Este punto de inflexión consumó en la agenda política un debate hasta entonces latente, y la realidad impuso un cambio normativo regulando con el Real Decreto-ley 28/2020 de trabajo a distancia lo que hasta entonces parecía una quimera.

Otro elemento que ha pasado de ser un proceso con horizonte abstracto a un presente tangible ha sido la digitalización, aunque sigue suponiendo una asignatura pendiente para quienes sostienen el tejido productivo: los autónomos y pymes. Según un estudio publicado en septiembre por un conocido proveedor de servicios digitales, el 90% de trabajadores por cuenta propia y pequeñas empresas no oferta sus productos o servicios en canales de venta online. La COVID-19, que ha aumentado hasta un 69% los beneficios de grandes plataformas digitales multinacionales, ha obligado a que muchos autónomos y pymes dieran el paso forzados por las circunstancias, pero la brecha digital continúa existiendo y la adquisición de competencias digitales y su aplicación efectiva conforman un reto ineludible para un mañana que ya es hoy.

Consciente del impacto que las realidades del teletrabajo y la digitalización ya están teniendo, y de los desafíos que han puesto encima de la mesa, la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE) se ha esforzado durante los últimos meses por situar en el corazón de su actividad el apoyo y acompañamiento necesarios para que los emprendedores puedan abordar en las mejores condiciones estas transformaciones y, como afirma su secretaria general, María José Landaburu, "puedan vivirlas como una oportunidad". Para Landaburu, “si algo caracteriza a quien vive de su trabajo por cuenta propia es su capacidad de resistir y adaptarse a las dificultades, su resiliencia, y eso pasa por hacer de la necesidad, virtud”.

Entre los meses de marzo y septiembre, UATAE llegó a atender gratuitamente a través de una asesoría telefónica, por correo electrónico, redes sociales o un chat online interactivo, más de 102.000 consultas de muchos autónomos necesitados de orientación ante las restricciones aprobadas y el escenario normativo tan cambiante que se vivió. La mayoría de esas consultas eran sobre cómo acceder a las prestaciones y ayudas habilitadas por las administraciones, pero un buen número (en torno a un 12%, más de 12.000, estiman en la organización) demandaban específicamente consejo y asesoramiento para implementar el teletrabajo o recursos formativos e informativos sobre inmersión digital. "La COVID-19 nos ha obligado a apretar el paso, indudablemente", valora María José Landaburu, "y el esfuerzo para muchos ha sido sobrehumano".

Desde la Unión de Autónomos señalan que, respecto al teletrabajo, muchos trabajadores por cuenta propia —con o sin empleados a su cargo— han podido comprobar las ventajas en el ahorro de algunos costes, la reducción de desplazamientos —con la consecuente aminoración, también, de la huella ecológica— o cómo la organización más flexible de la jornada puede facilitar la conciliación con la vida familiar y aumentar la productividad.

En relación a la digitalización, Landaburu subraya que ante las dinámicas que imponen muchas grandes empresas y plataformas digitales multinacionales -que, recuerda, "se benefician de una arquitectura tributaria a su medida y de prácticas de ingeniería fiscal"- es muy importante "que autónomos y micropymes articulen alianzas y redes de colaboración entre iguales, de competencia colaborativa", como ilustra la reciente experiencia de una plataforma de pequeños libreros que en apenas dos meses ha alcanzado los 90.000 usuarios. Aunque, admite la representante de UATAE, "es necesario un apoyo público más decidido para que puedan desarrollarse las herramientas tecnológicas y las sinergias entre pequeñas empresas en plataformas de este tipo".

De la misma manera, María José Landaburu apunta a una formación adaptada a las diferentes casuísticas como otra de las claves para una digitalización exitosa: “No todo el mundo accede en las mismas condiciones a esa digitalización, ni su perfil profesional ni las necesidades de su actividad son las mismas”. En los últimos años las estadísticas reflejan que las mujeres de entre 50 y 59 años encarnan el aumento del autoempleo, con porcentajes de hasta el 57% las nuevas altas. “Sus necesidades en cuanto a digitalización no serán, ni de lejos, las mismas que otra persona de 30 años que están emprendiendo un proyecto de base tecnológica”, ahonda Landaburu, “y desde la capacitación formativa hay que atender bien a los diferentes perfiles y ofrecer una oferta muy concretada en resolver problemáticas concretas”.

La percepción de UATAE, a través de su contacto estrecho con el colectivo de trabajadores autónomos y de la campaña emprendida para abordar estos retos, es que “esa resiliencia que nos caracteriza es, en efecto, una fortaleza para la reconstrucción social y económica que tiene por delante este país”. Hay potencial para incorporar al tejido económico, de la mano de autónomos y pymes “tanto las modernizaciones tecnológicas y productivas como los nuevos yacimientos de empleo” surgidos a partir de la universalización de los dispositivos móviles y la vida ante las pantallas, remata Landaburu, para quien la pelota no está sobre el tejado de uno de los colectivos más golpeados por la crisis: “El futuro ya está aquí, y la pregunta es si como sociedad podemos permitirnos afrontar los desafíos de la recuperación económica, la transición ecológica o la igualdad de género sin poner en el centro a los autónomos”. La respuesta parece clara.

 
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