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Coronavirus Covid-19

Las cláusulas secretas de los contratos de la vacuna: la farmacéutica se desentiende de futuros problemas

Según el único contrato publicado por la Comisión Europea, los gobiernos asumen cualquier riesgo y la farmacéutica pueden vetar el trasvase de vacunas a países pobres

Los eurodiputados denuncian la opacidad de los contratos y piden clarificar responsabilidades

Vacunación de personal sanitario en el CAP Manso de Barcelona / Marta Perez (EFE)

Bruselas

Tras un acalorado debate, la Comisión ha publicado el primer contrato con un laboratorio farmacéutico sobre la adquisición de vacunas contra la COVID-19. Es el mismo texto que previamente los eurodiputados habían tenido que estudiar firmando un contrato de confidencialidad. Una pequeña victoria celebrada por los miembros de la Comisión de Sanidad, que ahora exigen la publicación de todos los contratos suscritos con dinero del presupuesto europeo.

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Su batalla permite confirmar que las farmacéuticas serán las propietarias exclusivas de las vacunas, pero que si hubiera problemas sanitarios de futuro, los daños tendrían que asumirlos los gobiernos. Las farmacéuticas se reservan también el derecho a vetar cualquier trasvase solidario de las vacunas compradas por la UE a países terceros y más pobres. Un tema que denuncia el eurodiputado del grupo del Grupo de la Izquierda Europea Marc Botenga.

Nicolás Gonzalez Casares ha exigido a la Comisión que “publique ahora el resto de contratos”, reivindicación compartida por todos los eurodiputados de la Comisión de Sanidad cuyo Presidente, el liberal francés Pascal Canfin ha hecho del tema de la transparencia una bandera colectiva ante los intentos de la Comisión Europea de proteger los intereses de las farmacéuticas.

Más de 2.000 millones

El Europarlamento no quiere que sus críticas sean utilizadas contra las vacunas contra la COVID-19, pero cuando se invierten más de 2.000 millones del presupuesto público en la compra de algo, es necesaria la transparencia. Y el Parlamento Europeo la reclama desde septiembre del 2020.

La Comisión había conseguido que una farmacéutica, CureVac, uno de los laboratorios a los que ha financiado para garantizar la producción de dosis para los 27 si su vacuna obtiene la luz verde de la Agencia Europea del Medicamento, aceptara el control del Parlamento Europeo.

Pero ese ejercicio les ha parecido totalmente insuficiente a los eurodiputados que esperan tener acceso al total de los contratos firmados. “Francamente he hecho 6 horas de tren para llegar a esta sala de lectura porque quería saber qué hemos pagado a cada laboratorio, porque en total hemos votado más de 2.000 millones para ellos, pero el contrato no dice nada. El precio de las vacunas tampoco está. El sitio de producción tampoco está y, después, de lo de Pfizer en Bélgica, sabemos que es importante”, protesta la eurodiputada de los Verdes Michele Rivasi, que ha terminado su intervención asegurando que “esto no es posible, no pueden dar ustedes tanto dinero sin contrapartidas, escondiéndose en el secreto comercial cuando lo legítimo es que los ciudadanos puedan saber”.

Otro problema que plantean los eurodiputados es el de la responsabilidad civil de los laboratorios. Normalmente, el laboratorio que produce un medicamento es responsable de éste. Pero argumentando que los gobiernos han querido acelerar el proceso de producción, las farmacéuticas rechazan toda responsabilidad.

“Este es un tema del que ya se había hablado, pero es cierto que al final son los estados los responsables en función de la dificultad que entraña resolver esta situación tan especial”, ha explicado a la SER Nicolás Gonzalez Casas. Este eurodiputado socialista ha entrado ya en la sala de lectura, dejando fuera, requisado, su teléfono móvil. Como todos, Nicolás cogió bolígrafo y papel y tuvo 50 minutos para leer las 50 páginas del contrato.

“De seis párrafos sobre responsabilidades, dos están tachados”, ha denunciado Pascal Canfin, diputado del grupo liberal y presidente de la Comisión de Sanidad y Medio Ambiente. Por esto el Parlamento Europeo exige transparencia. “He visto este contrato. He sido incluso el primero en entrar en la sala para verlo. Es un contrato parcial. No incluye información clave”.

La preocupación del presidente de la Comisión de Sanidad es enorme. Pascal Canfin no quiere que la opacidad se convierta en argumento de los grupos populistas y neonacionalistas contra la vacuna. Un problema que amenaza el debate en su país, Francia y en otros países de la UE en los que las características novedosas de las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna generan dudas entre grupos reacios.

Pascal Canfin insiste en que la “transparencia parcial” no puede satisfacer a la Eurocámara. “Menudo circo”, ha dicho el eurodiputado del Grupo de la Izquierda Europea Marc Botenga al describir su paso por la sala de lectura, “teléfono confiscado, declaración de confidencialidad, todas las informaciones importantes tachadas porque han dejado ustedes que las empresas decidan lo que pueden leer los diputados. Han privatizado ustedes la transparencia”, ha dicho entre los aplausos del plenario.

“Es alucinante que los gobiernos puedan imponer el confinamiento a todos los ciudadanos y que ustedes se aplanen ante las empresas”, ha dicho recordando que el desarrollo de las vacunas que se contratan se ha hecho con dinero público,

Un problema, el de la transparencia, que comparte también la eurodiputada de Ciudadanos Soraya Rodríguez en un debate que también quiere clarificar las razones que han llevado a la Comisión a prepactar diferentes números de dosis con cada laboratorio.

Debate en el que los portavoces del PPE y del Grupo Socialista Europeo han insistido en la necesidad de agilizar el proceso de vacunación, un tema que como el uso del certificado europeo postvacunas debe ser estudiado por los jefes de gobierno en su reunión del jueves.

 
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