Portugal celebra elecciones presidenciales en plena tercera ola

Lisboa

Mientras en Cataluña sigue sin estar claro si se mantendrá la fecha de los comicios para el próximo 14 de febrero, en Portugal cerca de 11 millones de personas se preparan para votar este domingo en las elecciones presidenciales. La convocatoria se va a celebrar con los contagios al alza y con el beneplácito de todos los candidatos, que en las últimas semanas apenas han planteado la opción de aplazarlas. El actual presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, ha utilizado esta unanimidad para justificar el mantenimiento de la fecha electoral, además de insistir en que para realizar un aplazamiento sería necesaria una reforma constitucional.

A pesar de ello, en Portugal ha habido un interés en mantener la normalidad democrática: ya se celebraron unas elecciones en las Azores a finales de octubre -con la segunda ola de la pandemia en pleno auge- e incluso eventos de partidos políticos como el congreso del partido comunista. En esta ocasión, sin embargo, la situación es peor que nunca. El país se encuentra bajo un confinamiento muy estricto, prácticamente idéntico al de marzo y abril, y está registrando récords de contagios, de muertes y de ingresos en los hospitales prácticamente a diario.

Voto anticipado y abstención

Tanto los candidatos como el Gobierno han insistido mucho en la necesidad de ir a votar y de combatir la abstención. Para ello se ha incentivado mucho el voto anticipado -casi 200.000 personas ya fueron a votar el pasado domingo, cuatro veces más que en las legislativas de 2019- y también se ha facilitado el voto en las residencias sin la necesidad de que los mayores se desplacen a los centros de votación. Incluso las personas que hayan dado positivo por COVID antes del día 17 también han podido votar anticipadamente desde su casa.

Pero a pesar de los esfuerzos, puede que las medidas no sean suficientes. En Portugal la participación ha sido baja en las últimas convocatorias electorales -en casi ninguna de las elecciones legislativas o presidenciales de los últimos años se ha superado el 50%- y en esta ocasión es muy probable que tampoco se supere.

Auge de la extrema derecha

Esta será una prueba de fuego para la extrema derecha y especialmente para su cara más visible, André Ventura, el líder del partido Chega. Un hombre con un discurso muy aprendido, muy parecido al de otros partidos europeos de este tipo, y muy beligerante especialmente con la comunidad gitana, a la que acusa de vivir de subsidios a pesar de que los estudios demuestran lo contrario.

Ventura sabe que no tiene opciones de ganar estas elecciones, pero le sirven como escaparate electoral. El candidato ultra está teniendo mucha presencia en los medios y eso le puede servir para tener un buen resultado en las elecciones municipales de finales de este mismo año. Las encuestas muestran un crecimiento importante de la extrema derecha en Portugal: en las legislativas de 2019 consiguió algo más de un 1% de los votos y en estas presidenciales los sondeos le dan cerca de un 10%.

Segundo mandato

Todas las encuestas dan como vencedor a Rebelo de Sousa en primera vuelta, con cerca de un 60% de los votos. En caso de que se cumplan los pronósticos, el presidente compartirá mandato con el primer ministro socialista, António Costa, con quien ha mantenido muy buena relación a pesar de pertenecer a partidos rivales.

Rebelo de Sousa siempre ha mantenido un perfil institucional, se ha mostrado siempre a favor de la estabilidad política y eso puede beneficiar al primer ministro, especialmente ahora que ha perdido algunos apoyos parlamentarios. Pero la relación podría cambiar en este segundo mandato del presidente, ya que los jefes de Estado suelen ser más críticos con el Gobierno una vez han logrado la reelección.