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La Policía alerta de las estafas mediante la suplantación digital con las administraciones públicas

El aumento de estas estafas en las últimas semanas afectan a organismos públicos y a todo tipo de empresas, desde entidades, clubes de fútbol o autónomos.

Es conocido como 'fraude del CEO' y los correos van dirigidos a los empleados de departamentos de finanzas con autorización para realizar pagos a entidades externas.

Imagen de archivo difundida por la Policía / POLICÍA NACIONAL

Imagen de archivo difundida por la Policía

Madrid

La Policía ha alertado de un aumento detectado en las últimas semanas de estafas conocidas como 'fraudes BEC' que consiste en la suplantación de la identidad digital aprovechando las gestiones para realizar contrataciones con las administraciones públicas. El "cebo" empleado suele ser un cambio imprevisto en la cuenta bancaria de pago a proveedores.

Según el comunicado hecho público por la Policía, estas estafas se están produciendo de manera particular en la Administración General del Estado, además de otras entidades como clubes de fútbol o autónomos. Conocidos como fraudes del CEO tienen en común la suplantación de la identidad digital. "La organización criminal defraudadora normalmente registrará una dirección de correo con un aspecto visual muy similar al de la dirección auténtica utilizada por las partes legitimas para suplantar la identidad de una de ellas".

En los casos de fraudes al CEO, la persona suplantada es un alto directivo de la empresa. La víctima, además de la propia empresa, que será la que en última instancia sufra el perjuicio patrimonial, es un empleado del departamento de finanzas autorizado para realizar pagos a entidades externas. En este tipo de fraudes, el escenario ideado para propiciar la transferencia de dinero hacia la cuenta del defraudador es el de una “operación estratégica” de la máxima importancia para la viabilidad de la compañía.

Se crea un entorno cerrado en el que sólo tienen cabida el defraudador y su interlocutor dentro de la empresa, insistiendo desde los primeros mensajes en la importancia de no compartir la información fuera de ese círculo exclusivo que forman el supuesto directivo y su empleado. Se insiste en mantener las comunicaciones restringidas al ámbito del correo electrónico al objeto de evitar que el empleado identifique que la voz que se escucha al otro lado del teléfono no es la del directivo real con el que cree estar tratando.

 

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