"Cuando las niñas tienen 13 o 14 años es cuando algo pasa que hace que se alejen de las carreras de ciencias"

Discriminar a la Mujer cuesta dinero y vidas. También en la Ciencia y la Ingeniería. Porque como hemos aprendido en este año, cuando se trata de encontrar contrarreloj un tratamiento, una vacuna, o una solución a un desafío, cada investigación cuenta. Así que excluir a algo más de la mitad de la población del planeta -o ponérselo mucho más difícil-, no sólo es éticamente inaceptable, sino que es un desperdicio de ingenio. 

Antes que Eurodiputada, Susana Solís (C’s) fue ingeniera. Y vivió cómo en un campo tan importante las mujeres eran una clara minoría. “Las cifras no varían tanto respecto a cuando estudié -dice a La SER- y que las mujeres sean sólo el 28% de quienes estudian estas carreras me parece muy preocupante”.

Solís es autora de un informe del Parlamento Europeo en el que advierte de las consecuencias de no tomar en serio este problema en el mundo de la ciencia y la tecnología. “Nos queda mucho por ser partícipes de esta transformación tecnológica -acelerada por las inversiones de los fondos de recuperación por la covid- y si no lo somos, nos perderemos una parte muy importante, porque podremos tener algoritmos con sesgos y discriminaciones”, pero sobretodo, insiste en la conversación, se ampliará la brecha salarial.

En su informe, Solís constata cómo es en primaria, cuando tienen 13 o 14 años, cuando algo pasa que hace que las niñas empiecen a alejarse de estas carreras. “Es cuando las niñas tienen más falta de confianza y sienten que no pertenecen a esos ámbitos -reflexiona la eurodiputada- y por eso es muy importante el papel que profesores y profesoras juegan en ese momento”.

La campaña #NoMoreMatildas, hecha por la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, proporciona a las escuelas adendas para los libros de texto, para que sea en esa fase crucial de formación -personal, social e intelectual- cuando se les proporcionen roles con los que identificarse. Pero Solís va más allá, y cree que hay que mostrar el enorme impacto que la tecnología tiene sobre la sociedad, “porque las mujeres tienden a inclinarse a carreras que tienen un impacto social”.

En su informe, pide que se desbloquee la directiva ‘Women on boards’ (algo así como Mujeres en el consejo), paralizada por la falta de voluntad de varios gobiernos europeos. Solís no cree que el tema de las cuotas sea la única vía posible, y recuerda que hay mucho desarrollo legislativo por sacar adelante para garantizar que se reduzca esa brecha. Pero tampoco lo elude, y cree que es necesario debatir sobre cómo hacer para garantizar que las mujeres puedan llegar en igualdad a los consejos de administración de las empresas, como verdaderos centros de decisiones fundamentales.