Los quioscos de prensa se reinventan y venden desde mascarillas hasta palas tras perder el 50% de ventas
Las ayudas siguen resultando escasas para un sector que ha registrado alrededor de 83 millones en pérdidas tomando como referencia el periodo marzo-septiembre
Madrid
Los quioscos de prensa se reinventan ante la caída de la facturación en un 50% y venden desde mascarillas hasta palas multiusos en una suerte de bazar en los que resulta a veces complicado dar con los periódicos del día.
La Asociación de Vendedores de Prensa de la Comunidad de Madrid (AVECOMA) aportó el dato del desplome del 50% de la facturación coincidiendo con el Día del Vendedor de Prensa, que se celebra cada 5 de octubre para recordar la fecha en la que se autorizó a los antiguos voceadores a que pudieran instalarse en quioscos.
Pero no fue el único dato inquietante para el sector: 32 quioscos y locales de prensa cerraron sólo en Madrid capital como consecuencia de la crisis económica del coronavirus desde que el Gobierno decretó el primer estado de alarma hasta octubre. De este modo, son 350 los quioscos de prensa que consiguen mantenerse abiertos en Madrid, según los últimos datos.
La tercera crisis de los periódicos
La Agrupación Nacional de Vendedores de Publicaciones (ANVP) ya llamaba la atención el pasado mes de enero de una tercera crisis que golpea a los quioscos de prensa. Si primero fue la crisis del papel en el sector, después llegó la financiera de 2008 y ahora la provocada por el coronavirus.
Si bien es cierto que los quioscos han podido abrir incluso durante el confinamiento 'duro' al vender productos considerados de primera necesidad, lo cierto es que la Asociación de Vendedores de Prensa de la Comunidad de Madrid trasladaba el pasado 5 de octubre a la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, que los jóvenes "no compran en los quioscos" porque se informan sobre todo a través de la tecnología mientras que las personas mayores han reducido sus salidas y contactos sociales por miedo al contagio.
Renovarse o morir
La solución pasa por renovarse o morir adaptando a las circunstancias lo que permite la ordenanza municipal reguladora de los quioscos de prensa. La primera normativa del Ayuntamiento sobre este tipo de negocios se aprobó en 1985.
El texto en vigor data de 2009, parcialmente modificado con posterioridad, y desde entonces ha llovido mucho, con cambios en las costumbres de consumo informativo, avances tecnológicos y crisis, tanto que en el mandato anterior, en 2018, el Gobierno sometió a consulta pública la modificación de la ordenanza para ir hacia unos requisitos de concesión de los quioscos menos restrictivos, además de homologar la estética para que fueran "más atractivos y uniformes".
Ordenanza en tramitación
Ya en la actual legislatura, el Gobierno de la capital anunciaba en octubre que la modificación de la ordenanza estaba en tramitación, además de poner el foco en la incentivación de subvenciones para formación y digitalización.
Fuentes del área de Economía, con Miguel Ángel Redondo a la cabeza, han recordado que la mira en los quioscos ya se puso en los Pactos de la Villa, unido a diversas modificaciones en la ordenanza durante el pasado ejercicio, pendientes de que se aprueben administrativamente. Previsiblemente será marzo la fecha en la que el texto esté listo.
La ordenanza vigente recoge que el "objeto esencial de los quioscos es la venta de prensa y publicaciones periódicas, así como aquellos otros artículos que los complementen". De este modo, "de manera accesoria a la finalidad principal", podrán ser objeto de comercio títulos de transporte; tarjetas de telefonía o productos de promoción turística de la ciudad (planos, guías, audioguías, postales y souvenirs).
También pequeños consumibles de material telefónico, fotográfico, informático y electrónico (pilas y baterías, soportes de grabación digital, tarjetas de memoria y juegos informáticos o electrónicos); tabaco a través de máquinas expendedoras en las condiciones que establece la ley; snacks, aperitivos, frutos secos, caramelos envasados; pañuelos de papel; venta de entradas de actividades culturales; libros, música y cine en soportes digitales, artículos de papelería y coleccionables, así como agua y refrescos embotellados.
La ordenanza recoge que la venta de estos productos "en ningún caso podrá modificar la función esencial del quiosco ni suponer un incremento de su superficie de ocupación". La comercialización de productos y servicios no autorizados supondría incurrir en una infracción grave, castigada con multas comprendidas entre los 750 y los 1.500 euros.
Exentos del canon
Para ayudar a estos negocios a no desaparecer, el Ayuntamiento de Madrid mantiene en 2021 la exoneración del pago del canon a los quioscos de prensa, como ya se hizo en el ejercicio anterior.
El alcalde, José Luis Martínez-Almeida, recordaba en el último Día del Vendedor de Prensa esa bonificación del 100% en la tasa de ocupación de la vía pública, sumado a que los negocios que se encuentren en un inmueble pueden optar a la bonificación del 25% del IBI.
El área de Economía cifraba en 400.000 euros el monto que el sector se ahorrará al no tener que abonar el canon de los quioscos, un respiro para negocios que, como indicó en comisión la directora general de Comercio del Ayuntamiento, Concha Díaz de Villegas, ya estaban viviendo una crisis antes de la pandemia por la extensión de la digitalización y las nuevas forma de consumo de prensa.
83 millones de pérdidas en todo el país
Pero las ayudas siguen resultando escasas para el sector, como han transmitido la Federación de Asociaciones Nacionales de Distribuidores de Ediciones (FANDE) y la Comisión Nacional de Vendedores de Publicaciones en una carta dirigida a la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, fechada el pasado noviembre.
Reclaman "medidas de urgencia para el mantenimiento y reactivación del sector de publicaciones periódicas, que en España supone en torno a 25.000 empleos, entre distribuidoras y puntos de venta. Estiman en 83 millones de euros las pérdidas en ventas tomando como referencia el periodo marzo-septiembre.
Proponen la reducción en el régimen de estimación objetiva por módulos en el IRPF para los puntos de venta de publicaciones, además de un plan de ayudas directas para los puntos de venta profesionales de cara a su modernización y adaptación.